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Construcción de Ciberterritorios

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Construcción de Ciberterritorios

Por una Cultura de la Sustentabilidad

Manuel E. López Sáenz

Docente de la ENMJN

 

 

Pensar el panorama sociopolítico y económico internacional junto con la creciente incapacidad de los Estados-nación para garantizar el bienestar social resulta imprescindible. El deterioro ambiental, la desigualdad, la pobreza, la violencia, la corrupción, el autoritarismo, tienen lugar cotidianamente ante la ausencia de democracia social, política y económica y de un modelo de desarrollo que ponga en el centro las necesidades de los sujetos y del equilibrio ecológico.

Con base en mi experiencia de investigación doctoral en la materia, en México y Argentina, en estas líneas daré cuenta de las alternativas que considero viables para enfrentar estos problemas desde territorios, actores y procesos sociales que, si bien no son inéditos, sí distintos en su emergencia, lógica, dinámica y temporalidad, pues convergen con el avance de ciencia y la tecnología de entre siglos. Así lo ilustran los reclamos frente al deterioro ambiental originados por la vorágine del capitalismo salvaje, su “desarrollo y progreso” devastador y alienante, enarbolados por los movimientos ambientalistas desde las décadas de 1960, 1970 y 1980; la proclamación de otros mundos posibles desde la selva Lacandona de Chiapas y la Contracumbre de Seattle en el decenio de 1990; las protestas y manifestaciones por una democracia real en las primeras dos décadas del siglo XXI del movimiento Ocupemos Wall Street, La Revolución Árabe, el M-15 y el #YoSoy132.

Tales iniciativas y movimientos sociales asumen la responsabilidad de reivindicar el altermundismo, la convivencia pacífica, el respeto y cuidado de la naturaleza, la equidad, la solidaridad, la libertad de expresión, el derecho a la información y una vida con justicia social y desarrollo sustentable para todos los habitantes del planeta. Esta reivindicación es promovida desde la lógica “piensa global, actúa local”; ya no desde la verticalidad, sino desde la horizontalidad mediante el uso y apropiación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y su transformación en Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento (TAC) y/o Tecnologías del Empoderamiento y la Participación (TEP) para la organización y magnificación de su impacto micro y macro social.

En cuanto a los aspectos comunes de las experiencias documentadas sobre el uso social de la tecnología encontramos la convergencia de diferentes sectores de la sociedad que, frente a una problemática particular o colectiva, se viven y piensan marginados, frente a lo cual buscan alternativas para hacer frente a condiciones adversas, superando así la pasividad, el temor y la indiferencia. Desde esta lógica, y ante al control político, económico, ideológico y policiaco-militar de los Estados Nación, emergen actores y colectivos cuya conciencia emancipadora, si bien aún incipiente, se encuentra mucho más allá de tales controles e imagina mundos posibles, alternativos, donde la base de la convivencia es la colaboración, el sentido de colectividad, el bien común; esto es, se comienza a pensar en red y para la Red.

Las experiencias a las que me referiré comienzan a ilustrar en la práctica tal situación mediante la apropiación social del recurso tecnológico y la superación de los regionalismos y nacionalismos, pensando globalmente, actuando localmente, pensándose en red y para la Red. Asimismo, son una clara evidencia de la emergencia de la llamada cibercultura en sociedades periféricas como México y Argentina, la cual contempla las nuevas formas en que los sujetos se piensan, se viven, la manera en que están familiarizados con los dispositivos tecnológicos y los niveles en que logran apropiarse de ellos utilizándolos en su beneficio individual y colectivo (componente ético moral), las prácticas que convergen en el medio, el impacto social que generan y la conciencia despertada en los usuarios y no-usuarios del recurso sobre su potencial de transformación social.

La variedad de prácticas y el resultante proceso de uso y apropiación social del recurso tecnológico ocurridos en tales experiencias parecen haber impulsado la transformación del medio, de mero instrumento de comunicación (TIC). Partiendo del hecho de que actualmente vivimos en sociedades fuertemente mediatizadas, y que en el caso mexicano los medios masivos de comunicación son el pilar fundamental que sostiene al régimen político económico imperante, la difusión de información, la formación de conciencia y la movilización social promovida a través de medios de comunicación alternativos observan, en ese sentido, un carácter contra-hegemónico, cuestionando el orden establecido y desestabilizándolo, con lo cual se abre la puerta a otros mundos y formas de convivencia más incluyentes.

Frente a esto es indudable que en el camino recorrido por los sujetos participantes en tales experiencias se han explorado ámbitos poco convencionales en torno a los espacios y mecanismos de intervención social tradicionales, lo que pone en tela de juicio los esquemas de la llamada democracia representativa, reclamando y ejerciendo un lugar más activo y protagónico en la gestión social, en la toma de decisiones con (sin y a pesar) de las instituciones del Estado y los llamados “Representantes populares”. Esto constituye sin duda un ejercicio autogestivo y emancipador. En tal lógica es que se configura dinámica y cíclicamente un ámbito de interacción sin barreras físicas en donde día a día fluyen grandes cantidades de información, ocurren procesos intersubjetivos, tienen lugar la convergencia de voces y sujetos marginados que acuden a la Red como el lugar que no existe pero que debería existir para sí, y del cual regresan con nuevas posibilidades de acción y transformación social: el ciberterritorio.

La lucha por este espacio está dándose desde hace tiempo, las élites financieras lo disputan como su sitio mercadológico, las élites políticas como medio de hegemonía, control y vigilancia, la delincuencia organizada como medio de operaciones e impunidad y, paulatinamente, la sociedad civil ha entrado a este inter-juego y a la necesaria disputa del espacio como alternativa convergente de transformación social. Se observan aún grandes retos por enfrentar para lograr la cobertura y el acceso a Internet para toda la población. La agenda digital mexicana se caracteriza por su fuerte énfasis en la utilización de las TIC como un factor para incentivar el consumo y agilizar el flujo de capital; sin embargo, olvida la importancia de éstas como factor para alcanzar la inclusión social, pues aún se observa fuertes rezagos en materia de inversión en infraestructura para garantizar el acceso universal, de la estimulación de los procesos alfabetización informacional y digital para toda la población, del respeto a la privacidad, de la transparencia y rendición de cuentas, de la gratuidad del servicio de Internet y de la participación social.

En la actualidad, de acuerdo con datos, de Wikipedia para el año 2015, se contabilizan 3 585 749 340 usuarios de Internet en el mundo (51.2% de la población mundial), y Suecia observa el nivel más alto de penetración de Internet en el mundo: 98.9% con 9 623 776 usuarios, mientras que el nivel mundial más bajo de penetración lo tiene Etiopía: 1.9% con 1 836 035 de usuarios. En el caso de los países donde se han observado movimientos sociales de gran escala vinculados al uso de Internet y las redes digitales se observan las siguientes cifras: Estados Unidos (Ocuppy Wall Street) cuenta con un nivel de penetración del 91.4 % con 312 322 257 usuarios, Egipto (La primavera árabe) cuenta con una penetración del 59.3% con 48 211 493 de usuarios, la Unión Europea (Movimiento M-15) con una penetración del 93.5% con 431 958 805 usuarios. En el caso latinoamericano Argentina (Movimiento 8N en y el Partido de la Red en 2012) cuenta con un nivel de penetración del 92.7% y 40 112 381 usuarios, Chile (Movimiento estudiantil en 2011) con un nivel de penetración del 84.3% y 13 686 746 usuarios, Brasil (movimiento estudiantil en 2013 y 2014) con un nivel de penetración del 60.1% y 120 773 650 usuarios y México (Movimiento #YoSoy132 en 2012) con un nivel de penetración del 49.8% y 62 452 199 usuarios.

Lo anterior parece indicar que los altos índices de inconformidad social, la disponibilidad y acceso al recurso tecnológico, los niveles de alfabetización informacional y digital (formales e informales), la capacidad creativa y la colaboración, así como las características de alta viralidad de las redes sociales y las redes digitales con las que cuentan los sujetos, son factores sumamente importantes en la ocurrencia del proceso de apropiación social del recurso tecnológico y la consecuente autonomía y emancipación social emergente. Me parece pertinente reflexionar sobre las grandes posibilidades que medios, como Internet, el software libre, las redes digitales y las prácticas emanadas de la ética hacker, proporcionan frente al problema de la crisis de representatividad por parte de las instituciones y la clase política que parece generalizarse a nivel mundial.

Es innegable el impacto social que estas y otras iniciativas relacionadas con el uso de las redes digitales en nuestro país y a nivel internacional están teniendo en materia de exponer, en su verdadera dimensión, la persecución y censura gubernamental, así como la narrativa de los medios tradicionales de comunicación al servicio del sistema, desacreditando las expresiones de inconformidad social en los medios digitales y las iniciativas sociales que convergen en éstos. Todo esto es una clara muestra de la importancia que tiene el uso social de los recursos digitales para hacer frente a problemas torales de la agenda nacional. Los procesos de utilización y apropiación social de los recursos digitales que ilustran las experiencias citadas observan un carácter emergente, frente a la ausencia de espacios de expresión social y la narrativa del gobierno y los medios afines que constantemente minimizan la grave situación por la que atraviesa México.

Estos procesos han empezado a superar la fase inicial de sobresaturación de expresiones sin sentido a través del medio digital, a ser medios de expresión y denuncia social, incluso de coordinación de acciones, brindando información en tiempo real y abonando con ello a una cultura de la información y a la coordinación de esfuerzos para hacer frente a los distintos flagelos y desafíos que enfrentan las sociedades. Las experiencias de uso social de los recursos digitales observan un alto potencial de reproducción y autogestión a través de nuevos procesos de interacción social y territorial que implican un empoderamiento individual y colectivo mediante el acceso a información fidedigna y la modificación de prácticas sociales, las cuales apuntan ahora a la autonomía y emancipación social emergentes.

Las áreas de oportunidad que han hecho vulnerables a las iniciativas y a las personas que encabezan las actividades aquí documentadas nos hacen pensar en la lógica global–local, más allá de lo territorial en el sentido estrictamente geográfico, y sí en cambio en el sentido socio-territorial y en la importancia de fortalecerlas mediante la ampliación de los nodos que componen las redes. Lo anterior implica un cambio de mentalidad, ya en curso (colectividad versus individualismo), un mayor nivel de conciencia sobre la Red (pensarse en red y para la Red), conciencia y responsabilidad social, al tiempo de repensar el potencial transformador y de empoderamiento social derivado de la apropiación de los recursos tecnológicos por los sujetos. La responsabilidad y honestidad en el uso de los dispositivos digitales y la información que se proporciona son componentes éticos fundamentales, fuertemente vinculados a los procesos de alfabetización digital e informacional ya en curso de manera formal e informal. En ese sentido, el movimiento y la ética hácker, wiki, etcétera, son desde luego un modelo a seguir. Considero que estamos ante la emergencia de un nuevo espacio de interacción social con alto potencial de transformación que abona a la correlación de fuerzas, las que denomino ciberterritorio, mismo que se caracteriza por erigirse en el espacio digital alternativo, basado en la articulación de relaciones sociales y la interacción de distintos capitales culturales que hacen posible el despliegue de estrategias de colaboración mediadas por los recursos digitales con alto potencial de expansión e impacto en la dinámica social.

En sociedades como la mexicana y la argentina, en la época reciente están ocurriendo las primeras experiencias de uso alternativo y contra-hegemónico de tales recursos por la sociedad, contribuyendo a su empoderamiento, autonomía y emancipación. Para darnos una idea general del panorama, a manera de fotografía sociohistórica del proceso de apropiación del espacio digital, siempre a partir de las experiencias documentadas bajo la propuesta metodológica de Igor Sádaba (2012), se presenta el cuadro siguiente:

 

AÑO FASE DE INTERNET MOVIMIENTOS SOCIALES CONVERGENTES CON LAS RD MOVIMIENTOS SOCIALES QUE ACUDEN A LAS RD POSTURA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
2009 Acceso masivo, cibercolectivos. Occupy Wall Street (Referente internacional) Iniciativa por la anulación del Voto y Movimiento 5 de Junio-ABC (México)   Punto de quiebre, valoración del medio digital, cambio actitudinal, primeras iniciativas, organización y colaboración en red.
2010 Desmitificación (posibilidades sobredimensionadas vs esperanza), experiencias de utilización, intentos de regulación y vigilancia masiva.

Primavera Árabe (Referente Internacional)

 

Las Abuelas de la Plaza de Mayo (Argentina)

Activismo digital, cambio actitudinal, organización y colaboración en red.

 

2011 Apropiación procesual de las tecnología, autonomía y emancipación social emergente. (En Curso).

Movimiento M-15 (Referente internacional)

Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (México)

  Activismo digital, contra hegemonía mediática.
2012 Apropiación procesual de las tecnología, autonomía y emancipación social emergente. (En curso).

#ValorPorTamaulipas y #YoSoy132 (México)

Movimiento 8N y Partido de la Red (Argentina).

Movimiento contra la trata/Caso Marita Verón y La Rioja no se toca. (Argentina)

 

Apropiación emergente, ejercicios autónomos y emancipadores.

Estrategias de comunicación en red, ejercicios colaborativos, comunidades digitales. Construcción del ciberterritorio.

Los procesos de autonomía y emancipación social emergentes, mediados por el uso de los recursos tecnológico digitales referidos, tuvieron lugar en una dinámica de construcción del poder y el ejercicio del mismo por los actores involucrados, quienes desde el reconocimiento de su alteridad promueven nuevas formas de interacción, comunicación y gestión social en un nuevo escenario socioterritorial: el ciberterritorio, mismo que se ha inscrito en una dimensión más de nuestra cotidianeidad. Al momento, tanto a nivel nacional como internacional, las redes digitales han sido el espacio alternativo de intercambio informativo, comunicación y organización social en contextos de alto control social a través de los medios tradicionales de comunicación, tendientes a invisibilizar toda dimensión de la realidad considerada contraria a los intereses de las élites político financieras. Si bien aún hay mucho camino por recorrer en materia del proceso de apropiación social de los recursos tecnológicos digitales, la tendencia en esa dirección parece hoy irreversible: partiendo del carácter de neutralidad de toda tecnología y, por lo tanto, de la direccionalidad que los usos de las mismas pueden darles, las alternativas de transformación social parecen diversificarse al punto de no retorno, pues los medios de control social históricamente utilizados han sido hackeados.

Las demandas de otros mundos posibles, los cuestionamientos al orden político-económico imperante, las iniciativas autónomas de organización y emancipación social emergentes y convergentes con las redes digitales, observan una pedagogía liberadora de carácter espontáneo con alto nivel de conexión y contagio en nuestras sociedades a nivel mundial. En el caso de nuestro país el escenario político, social y económico actual abre la puerta a la participación de un actor colectivo: la generación de los llamados “Millennials”, usuarios asiduos de las redes sociales, cuyos consumos culturales están fuertemente asociados a estas por encima de otros medios masivos de comunicación y que, actualmente, representan poco más de 40 millones según los registros en la lista nominal del Instituto Nacional Electoral actualizada a junio de 2017 (http://portalanterior.ine.mx/archivos3/portal/historico/contenido/Estadisticas_Lista_Nominal_y_Padron_Electoral/).

Estamos ante circunstancias inéditas. La moneda aún se encuentra en el aire: los poderes políticos, económicos y delincuenciales están haciendo su parte, la sociedad civil se ha sumado a este concierto de voces, acciones y fuerzas con una bandera compartida, a saber, hay otros mundos, otras formas de organización y convivencia que son posibles y necesarias. En tal sentido, considero imprescindible elaborar un mapeo a nivel nacional e internacional para la detección de movimientos convergentes con la tecnología vinculados a la preservación del medio ambiente, desde la perspectiva de la sustentabilidad; lo anterior, con la intención de establecer redes de comunicación y colaboración que permitan la magnificación del impacto de sus acciones y la coordinación de las mismas hacia una agenda global-local, que esté en posibilidad de iniciar la construcción de ciberterritorios de amplio impacto y potencial de transformación de nuestras prácticas como sociedades en torno a la cultura de la sustentabilidad.

 

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Acerca de Manuel López Sáenz

Licenciado en Psicología por la UAM Xochimilco, Maestro en Ciencias de la Educación por el IEU, Poza Rica, Veracruz; y Doctor en Ciencias Sociales por la UAGRO. Es también docente Investigador de Tiempo Completo en la ENMJN e Integrante del Grupo de Investigación: Innovación Educativa y TIC (TAC, TEP). "Con el corazón siempre a la izquierda y hacia el sur".

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