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Crónica de una escultora

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Crónica de una escultora

Consuelo Chávez Durán

docente de la ENMJN

 

 

 

 

El arte me ha acompañado al paso de la vida. Nací de una madre pintora y desde niña tuve acercamiento al dibujo y la pintura. Al curso de los años, desde mi ingreso como estudiante a la Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños, bajo el Plan de estudios 1974 (reestructurado), el acercamiento al arte fue inminente, así que tuve la posibilidad de incursionar también en la música, la literatura y el teatro; periodo en el cual aprendí a tocar algunos instrumentos musicales de manera prácticamente empírica.

 

AMOR DE MAR (20cm X 22 cm)

 

Al acercarme a la literatura infantil, comencé con la elaboración de muñecos y, con ello, a hacer de cada personaje una escultura, lo que representó el inicio de una pasión que, posteriormente, se fue concretando en esculturas de hule espuma, con forma de personajes para teatro infantil. Cada personaje era único y modelado tan sólo con tijeras y un cúter. Años después, y al ver que estaban talando unos árboles en la ENMJN, solicité un pedazo de uno de ellos y con él elaboré mi primera obra formal titulada: En nombre de la fe, en la cual aproveché algunas de las formas innatas que el tronco de árbol sugería para mostrar y recrear una mano sujetando una cruz, donde del brazo emerge el rostro de un Cristo, pieza que vino a tener un acabado policromado años después y que representó en mi vida una nueva travesía paralela a mi profesión académica.

 

Unión (20 x 40 x 20 cm)

 

Tú y yo (37 x 30 x 30 cm)

 

Tiempo después, estuve en la búsqueda de algún tipo de material que me permitiera expresar más la creatividad, y fue así como ingresé a la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM, en su fabulosa sede de la Academia de San Carlos, al Taller de Talla en Madera. Este dedicado espacio me permitió tener el acercamiento al trabajo en varios tipos de madera, entre ellas el quiote, madera cuyo origen es la parte central del maguey o tallo de su flor. Esta madera es muy blanda y de un color blanco, muy usada en la época colonial para la elaboración de figuras de santos y otras imágenes religiosas. De igual forma, incursioné en el uso de la pasta de caña, se trata de una fibra o una celulosa que, al ensamblarse, forma un tipo de “madera” que se usa también para la talla de artículos religiosos ¡desde la época prehispánica!

 

Claude Vincent (30 x 25 x 25 cm)
En nombre de la fe (35 x 20 x 20 cm)

 

El tiempo pasa y yo continúo trabajando la figura humana como punto central de mis obras; donde las manos en particular ocupan un lugar predominante. Gran parte de esta obra está tallada en quiote que, como decía, es para mí una madera muy noble que me ha permitido crear diversas piezas gracias a su gran versatilidad, teniendo únicamente el inconveniente de lo limitado de su diámetro y la fragilidad de su densidad, razón por la que requieren un tratamiento final en su acabado. Dentro de estas obras en quiote están figuras de manos en presentación individual y doble, donde las diferencias entre las manos femeninas y masculinas puede percibirse por el espectador.  Entre las obras realizadas en este material se encuentran: Amor de mar, composición representada por una sirena envuelta en su propio cabello. También está Dualidad, escultura que representa un par de cabezas de gemelas unidas por su cabellera trenzada, lo cual hace una continuidad como en un símbolo de infinito. Además, está Esencia, que personifica una figura humana emergiendo del interior de un árbol, en el que se simboliza la unión del hombre y la naturaleza en un solo ser interdependiente.

 

Día y noche (25 x 30 x 25 cm)
Amantes (25 x 25 x 20 cm)

 

A partir de unos años y luego de esa etapa, he comenzado a elaborar obras en madera sólida. Nuevamente aparecen partes del cuerpo humano como eje temático, sólo que ahora los rostros comienzan también a destacar. En esta faceta, el haber tenido la oportunidad de ver de cerca el rostro y el tratamiento de grandes personajes esculpidos en mármol en el Museo Nacional del Prado, en Madrid, me ha servido de inspiración y como posibilidad de conmemorar personas, además de rendir un modesto homenaje a los árboles, de los cuales provienen los troncos de madera sobre los que trabajo. Cada rostro, cada expresión y cada mirada busca enaltecer al hombre y la naturaleza en su conjunto. En los últimos años, he trasladado mi interés a la escultura en pasteles comestibles; técnica que, aunque efímera, puede conservar gran parte de su esencia visual en los registros fotográficos, los cuales ahora pueden dar cuenta, en estos tres años, de más de 120 pasteles, cada uno diferente.

Esencia (25 x 30 x 25 cm)
Mi pie izquierdo (talla en madera. 25 cm x 15 cm)

 

Ser una escultora no es fácil, cada obra es un reto y también una posibilidad. Es un trabajo arduo que implica ir devastando la madera hasta descubrir la forma oculta dentro de cada capa de corteza, que con el fino pulido, tiempo y paciencia, vuelve a la vida y recrea la forma, la cual me permite compartir mis sueños y fantasías.

Hacedora de sueños (15 x 15 x15 cm)
Dualidad (50 x 35 x 30 cm)

 

 

CC BY-NC-ND 4.0 Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Acerca de Consuelo Chávez Durán

Profesora de Educación Preescolar (ENMJN). Licenciada en Trabajo Social (UNAM). Especialista en psicomotricidad infantil, maestra en Educación Preescolar -Intervención Educativa- y doctora en Ciencias Sociales y Humanidades (UAM, Medalla al Mérito Académico). Tiene formación de Escultora (FAD, UNAM). Cuenta con 32 años de experiencia docente. Es profesora - investigadora y se desarrolla entre las artes y la academia.

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