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El mundo como marco para comprender la educación básica

Valerie Adglae Hernández Gómez

Alumna de la ENMJN

En la actualidad, hablar de globalización y mundialización es un tema común, ambos términos tienen impacto en diversos ámbitos de la vida social, uno de ellos el ámbito educativo. El hecho de reconocer un mundo globalizado y mundializado, debería valer para que la educación sea “una puesta en práctica de los medios propios para asegurar la formación y el desarrollo de un ser humano…” (Morin, 2000).

El término “global” lo utilizaron inicialmente las escuelas de negocios de algunas universidades de prestigio como Harvard, Stanford y Columbia; el sentido que originalmente le asignaron estaba dado en el sentido de que las nuevas tecnologías habían creado condiciones para que se pudieran hacer negocios en cualquier parte del mundo. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la globalización está en los debates actuales porque suele referirse a la integración económica. Las posiciones respecto al tema son diversas. Mientras que algunos critican la globalización, argumentando que explota a los países que se encuentran en desarrollo y no permite su crecimiento, otros consideran que este fenómeno ha logrado abrir la economía mundial y reducir notablemente la pobreza.

Por lo que se refiere a las comunidades humanas, Edgar Morin y Anne Brigitte Kern hacen una reflexión encaminada a que los individuos deben conocer sus raíces y, de esta manera, crear una conciencia general en la cual se den cuenta que pertenecen a ella. Esta conciencia parte de la idea de que ser hombre-humano, conlleva conservar y cuidar la vida individual y la vida social. “Se trata de hacer la especie una humanidad del planeta una casa común para la diversidad humana”, (Morin y Kern, 1993), es así que se debe reconocer que la tierra es el hogar donde habitamos los seres humanos.

En este sentido, se vuelve necesario construir una cultura planetaria, resguardar la diversidad cultural que ha creado la humanidad, estableciendo de este modo, por ejemplo, la conciencia ecológica. Frente a la amenaza latente del fin de la tierra, el ser humano debe responsabilizarse de la conservación y preservación de esta nuestra casa. Por ello, Edgar Morin refiere que “lo global es más que el contexto, es el conjunto que contiene partes diversas ligadas (…). De esta manera, una sociedad es más que un contexto, es un todo organizador del cual hacemos parte nosotros”.

Así, la necesidad de una transformación educativa debe atravesar los caminos de la democracia, la equidad, la paz, la justicia y, sobre todo, promover la sustentabilidad de nuestro medio ambiente. Una educación pensada de manera diferente, entonces, propone desarrollar en los sujetos, las aptitudes para contextualizar y globalizar los saberes. En esta lógica, la educación, se construye un nuevo espíritu científico guiado por la planetariedad de ciencias como: la Ecología, las Ciencias de la Tierra y la Cosmología. Para repensar la educación, es necesario volver los ojos a la primera infancia; por ello, desde la declaración mundial de Educación para todos (EPT) (1990, 2000, 2015), las organizaciones internacionales han puesto énfasis en la atención a los niños en el primer trayecto educativo.

Los esfuerzos a nivel mundial expresan enfáticamente que la educación es un derecho fundamental de todos, hombres y mujeres, de todas las edades y en el mundo entero. Es la educación, coinciden, la que contribuye a construir un mundo más sano, seguro, próspero y ambientalmente más puro, que favorece, al mismo tiempo, el progreso social. Por lo tanto, es una condición indispensable para el progreso personal y social. Las diferentes organizaciones a nivel mundial convocan al logro de los siguientes objetivos:

• Expansión y mejora de la atención de la primera infancia, en especial, de los niños pobres, desasistidos e impedidos.
• Acceso universal a la educación primaria.
• Mejoramiento de los resultados de aprendizaje necesarios, es decir, mejora de las competencias de jóvenes y adultos.
• Reducir la tasa de analfabetismo de los adultos.
• Igualdad de género en la enseñanza primaria y secundaria con acceso equitativo, pleno y de buena calidad.
• Incrementar la mejora de la calidad educativa, a través de la adquisición de conocimientos, capacidades y valores, haciendo uso de las tecnologías innovadoras y tradicionales, con la finalidad de conseguir resultados elevados en lectura, escritura, aritmética y competencias prácticas

Para el siglo XXI, son objetivos fundamentales: la educación integral a los niños en la etapa de primera infancia (considerando principalmente a los más vulnerables y desfavorecidos), la educación primaria gratuita, obligatoria y de calidad; dar acceso a jóvenes y adultos a un aprendizaje para lograr una vida activa; lograr igualdad de género en la educación primaria y secundaria, y mejorar los aspectos cualitativos de la educación, garantizando parámetros que permitan conseguir aprendizajes sólidos en lectura, escritura, aritmética y competencias prácticas.♦

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