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Experiencias desde las aulas preescolares en tiempos de pandemia

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Experiencias desde las aulas preescolares en tiempos de pandemia

Visión de una docente y de sus alumnas

 

Guadalupe Edith Bello Cervantes

docente de la ENMJN

Luisa Fernanda Regazón Juárez

María Fernanda Soriano Lozano

Luz Elena Medina Guarneros

Vianey Martínez Sandoval

estudiantes del grupo 306

 

 

 

Parecería que fue ayer cuando nos encontrábamos en nuestra aula de clases en el tercer piso del edificio Ala ‘A’, de la ENMJN, emocionadas porque estábamos a punto de asistir a la jornada de práctica (marzo 2020), se empezaba a escuchar que un virus letal estaba llegando a nuestra nación luego de haber afectado varios países asiáticos y europeos.

De repente, como docente, me vi en la problemática de que, por salud y prevención, según nos informaron, las prácticas se cancelaban; y ahí empezó nuestra aventura, porque tuve que iniciar la búsqueda para encontrar las nuevas formas de intercambio académico.

Grupo 306 en la explanada de la ENMJN, principios de 2020

Venían las vacaciones de Semana santa del 2020 y muchos pensábamos que la situación de la pandemia sería momentánea y que regresaríamos a las condiciones normales muy pronto. Situación que después de un año (y ahora en mayo 2021) no ha sido posible todavía. Al contrario, las malas condiciones de salud han afectado tanto a docentes como a alumnas que sufrieron contagios de COVID-19, lo cual ha modificado mucho la docencia y el proceso de enseñanza-aprendizaje en general.

¿Qué hice entonces como docente?… Siempre mantuve con mis estudiantes mucha comunicación por WhatsApp, se creó la clase por Classroom para subir tareas, videos, hicimos sesiones sincrónicas y también realizamos sesiones por pequeños equipos, nos hemos dejado recados, etc.

Grupo 306, acompañado de su maestra, la Dra. Edith Bello

Como docente tuve que seleccionar los aprendizajes indispensables y enfocarme en ellos con tal de optimizar los tiempos, me percaté de que varias de mis alumnas tuvieron la necesidad de emplearse en un trabajo, de apoyar a sus abuelos y de cuidar familiares enfermos; además, en medio de ello, de vivir el duelo por la pérdida de sus seres queridos. Así que, ante esta situación tan compleja, un punto clave fue sin duda la empatía: el docente se vuelve un escucha fundamental y una vía de apoyo emocional; como docente, aun si no eres un experto, debes escuchar y reconfortar cuando se suscitan situaciones que afectan el aprendizaje y las emociones, además es preciso canalizar los casos que se fueron presentando a las áreas correspondientes.

Ser maestro en un aula presencial te da mucha variedad de intercambio académico y de vínculos necesarios; por ejemplo: hay pláticas informales en los pasillos, hay encuentros casuales en la biblioteca para buscar temas de interés, cosas así.

Cuando asistía a las jornadas de práctica, podía de manera vivencial y cercana hablar con cada alumna sobre sus áreas de oportunidad, sus debilidades y fortalezas; y ahora, en cambio, en un aula virtual, identifico que para cada jornada hemos fortalecido muchas otras estrategias que afortunadamente aprendimos juntas.

¿Qué fue entonces lo que hicimos?

  • Participamos en la jornada normalista con 4 equipos.

  • Participó un equipo en el Coloquio de la Normal superior.

  • Se hicieron aulas virtuales digitalizadas para los alumnos.

  • Se realizaron videos para los padres.

  • Se editaron cápsulas dirigidas a los niños.

  • Se generó diversidad de actividades del Día del niño.

  • Se manejaron exposiciones que rescataran el sentido de las lecturas.

    ¡Y más!

¡Ahora continuemos la lectura y veamos cómo fue que lo han vivido las estudiantes!

 

 

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Una conciencia de oportunidad

Luisa Fernanda Regazón Juárez

 

Esta crisis de salud por la que estamos atravesando a nivel mundial ha llegado a cambiar bastante nuestras vidas, y en ella se incluye por supuesto la formación profesional que estamos cursando. Al retomar las clases de manera virtual muchas veces se da por sentado que las y los jóvenes tenemos menos problemas para hacer frente a esta educación a distancia y que, por el simple hecho de tener un acercamiento previo a la tecnología, disponemos de un amplio repertorio de saberes en ello; cuando es bien conocido que hay una diversidad de contextos dentro de aula.

Bajo mi experiencia como estudiante, pero también como docente en formación en las prácticas profesionales que llevamos a cabo estos semestres, pude percatarme de la gran área de oportunidad que tenía en el dominio y la aplicación de la tecnología; sin embargo, es invaluable el apoyo que he recibido de algunos docentes en la ENMJN, del gran equipo que he formado con mis compañeras con las cuales asisto al mismo jardín de niños de manera virtual, el apoyo que he recibido también de mi escuela de prácticas, sobre todo, por parte de mi docente titular, de algunos amigos y familiares que aportan y ayudan en mi destreza a la hora de utilizar cualquier herramienta digital, todo ello ha sido pieza clave para afrontar de la mejor manera mi quehacer en la práctica, sin olvidar la autonomía académica que tuve al buscar cursos, talleres y conferencias para mejorar mi educación y llevar a la práctica mejores planes en recursos y materiales, entre ellos, el aprovechamiento que tuve al ser aceptada en el programa: Movilidad Académica en Ambientes Virtuales de Aprendizaje para estudiantes de Escuelas Normales Públicas 2020, ya que estuve presente en el curso: Herramientas y procedimientos en el aula digital impartido por la Escuela Normal Rural Miguel Hidalgo, que reside en el estado de Jalisco.

Si bien, como mencioné, el inicio esta nueva modalidad de educación ha sido de cambios y vivencias nuevas, las experiencias ocurridas en gran medida para desarrollar aprendizajes han sido asimismo muy significativas en mi formación profesional.

 

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Reto y aprendizaje

María Fernanda Soriano Lozano

 

Fue en marzo del 2020, cuando nosotras las docentes en formación estábamos a punto de comenzar con nuestra primera jornada de prácticas del cuarto semestre, de pronto, la noticia de que el COVID-19 había llegado a nuestro país provocó que dichas prácticas profesionales se suspendieran. En un principio, creímos que este aislamiento duraría sólo unas semanas, sin embargo, no fue así y hasta el momento hemos logrado cursar hasta el sexto semestre de nuestra carrera.

Dicha situación fue lamentable en muchos aspectos, pero, a pesar de ello, retomo positivamente el hecho de llevar a cabo las clases a distancia y en línea pues, aun siendo difícil, ya que en esta modalidad se mezclan los deberes domésticos, tuve la oportunidad de identificar mis habilidades en los medios tecnológicos. A su vez he tenido la oportunidad de intervenir en los jardines de niños de manera virtual como parte de las prácticas profesionales y rescato de ello muchos aprendizajes con la fortuna de llevar a cabo las clases con el uso de aplicaciones y de otras tecnologías que permitieron atraer la atención de los niños: trabajar con vídeos educativos y otras estrategias las cuales muchas fueron creadas por las mismas docentes en formación, lo cual considero que, si se hubiera estado de manera presencial, poco se habría tenido la oportunidad de realizar y lograr.

Obviamente, es preciso destacar que también esta modalidad ha tenido desventajas, como el hecho de que algunos estudiantes de los jardines de niños no tengan acceso a los medios para integrarse a la sesión de sus clases, seguido de la poca posibilidad de interactuar con ellos y de observar sus actitudes.

Un evento en el que tuve la oportunidad y fortuna de participar durante estas clases virtuales, fue el participar en el Coloquio dirigido por la Escuela Normal Superior. La interacción y la experiencia fueron enriquecedoras y significativas para mi formación profesional, pues se contrastó cómo han vivido y cómo llevan a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje en otros niveles educativos, al mismo tiempo que nosotras tuvimos la oportunidad de compartir nuestras experiencias.

Finalmente, considero que esta crisis nos ha permitido aprender grandes cosas y, con ello, desarrollar y mejorar nuevas habilidades; sin duda, se han logrado experimentar situaciones que no habrían sido posibles sin el apoyo de nuestra casa de estudios, la Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños.

 

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Crecer en compañía

Luz Elena Medina Guarneros

 

Desde mi punto de vista, al igual que mis compañeras, esta situación me llevó a buscar alternativas para ejercer este trabajo a distancia. Fueron muchos los cambios en tan poco tiempo.

Me gustaría reflexionar sobre los sentimientos que surgieron, no sólo en nosotras, sino también en nuestras docentes titulares, ya que si nosotras como estudiantes, teniendo ya un conocimiento sobre tecnologías, mostramos miedo, dudas y ansiedad; a nuestras docentes titulares les surgió ese miedo quizás aún más, pues considero que a veces no nos detenemos a pensar en cómo también ellas lo están pasando.

Esta reflexión me surgió al evocar algunos hechos que me han contado mis docentes titulares, de los jardines de prácticas en los que he estado durante esta pandemia (pasé por un cambio de jardín).

En ambos casos se comentó sobre esta modalidad de trabajo que, de cierta forma, ha traído inestabilidad o las ha llevado a preguntarse sobre su deber como docentes al no tener las suficientes estrategias o herramientas para atrapar la atención de los niños.

En ellas también se logra ver una carga emocional, no nada más visible ante el manejo de tecnologías, sino en la carga de trabajo y asimismo en su situación como seres humanos ante eventos particulares que ocurren en casa y, encima de ello, con tener que dar la cara y mantener cierta apertura a las situaciones que enfrentan los niños.

Y entonces fue que llegamos nosotras a las prácticas virtuales, y eso ha sido un respiro para ellas, acaso porque traemos ideas más frescas o porque quizá contamos con otras herramientas que ayudarán a los pequeños a tener aprendizajes más significativos. Pero, aun ahí, detrás de todo, sigue habiendo una carga y persisten esa duda y esa preocupación por los niños, sobre todo por los que no logran conectarse y en cierta forma viven en una desigualdad.

 

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Sorteando obstáculos por una buena educación

Vianey Martínez Sandoval

 

Durante una conferencia, el psicopedagogo italiano Francesco Tonucci citó una frase de Albert Einstein: “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos.” Así, esta pandemia nos ha obligado radicalmente, no sólo a adaptar todos los contenidos planteados en los planes de estudio, sino que además nos ha forzado a actualizarnos en los temas tecnológicos.

 

Sin embargo, muchos se han quedado en desventaja; principalmente los alumnos. No sólo por la falta de conocimientos en el tema, sino por la ausencia de recursos económicos para poder acceder a esta educación a distancia.

Ante esta situación, cada jardín de niños ha adoptado diversas estrategias para que sus estudiantes lograran alcanzar los objetivos planteados. No obstante, es una realidad que no todos cuentan con las mismas oportunidades. Tomando como referente el jardín de niños en el cual me desenvolví durante mis prácticas, las docentes mantenían una constante interacción con sus alumnos. Hicieron llamadas telefónicas con aquellos educandos que no se conectaban a las sesiones, con la finalidad de estar al tanto de su situación más de cerca y para trabajar con ellos de otra manera. Mientras tanto, con aquellos que sí asistían a las sesiones, la docente adaptaba la sala virtual en la plataforma Zoom, trabajaba con pequeños equipos para apreciar de manera óptima el proceso que cada uno llevaba durante las sesiones, y proyectaba desde un televisor las diapositivas con las actividades. Ella no compartía la pantalla directamente de su computadora porque mencionaba que eso obstaculizaba la observación de todos los niños.

Pude percatarme de que algunos padres de familia no permiten del todo la autonomía de los alumnos, puesto que ellos les elaboran las tareas, o bien, les “soplan” las respuestas durante las sesiones. Ante esto, la docente enfatizaba constantemente permitir que los niños fueran quienes llevaran a cabo de manera personal las actividades, situación que pocas veces fue atendida por los padres de familia.

Pese a todo, las docentes dan siempre su mayor esfuerzo para cobijar a sus alumnos y, de manera personal, puedo decir que también lo hicieron con nosotras como docentes en formación, además de darnos la oportunidad de vivir a su lado su adaptación a este nuevo ambiente de aprendizaje.

 

 

 

 

CC BY-NC-ND 4.0 Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Acerca de Guadalupe Edith Bello Cervantes

Licenciada en Educación preescolar (ENMJN) y en Psicología Educativa (UAM), Maestra en Educación con especialidad en Gestión Educativa (UDLA-México), y doctora en Educación con especialidad en Evaluación Educativa (COLPOS). Es también especialista CAPEP, directora de Jardín de niños (SEP), Docente Licenciatura en educación preescolar ENMJN, ANÁHUAC Y BERTA VON GLÜMER. así como docente en UPN AJUSCO, UNIVDEP y COLPOS.

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