Martha Heredia Rubio
Docente de la ENMJN
Hablar de un músico sin conocer su obra es quedarnos sólo con su nombre. Curiosamente, nuestra institución se halla en medio de una colonia inspirada en músicos. En sus orígenes, las calles de la Guadalupe Inn, cobijaron a músicos europeos como Mozart, Bach y Wagner; y fue en aras del nacionalismo que los nombres de las calles se sustituyeron por músicos mexicanos, buscando identidad y reconocimiento. A través de estos artículos, Martha Heredia, nos guiará en un recorrido en el que conoceremos sus obras y su trascendencia en nuestro país. |
5) Felipe Villanueva
…Y continuemos con nuestro recorrido por las calles de la Colonia Guadalupe Inn. A espaldas de nuestra querida escuela encontramos la calle Felipe Villanueva, en honor al músico cuyo nombre completo es Felipe de Jesús Villanueva Gutiérrez. Esta calle inicia en la Av. Revolución con flujo vehicular hacia Av. de los Insurgentes.
En realidad son sólo dos cuadras las que llevan su nombre, pues a la tercera cuadra (que está entre Manuel M. Ponce e Insurgentes) le modificaron la denominación en septiembre de 1990, transgrediendo los lineamientos para el cambio de nomenclatura en la capital de la República, sin más le pusieron Juan Pablo II, alterando la temática de la nomenclatura de la colonia.
Pero regresemos al personaje de Felipe Villanueva, antes que nada, escuchando una de sus obras mientras seguimos la lectura.
Mazurka 2a en la mayor
Villanueva nació en Otumba, Estado de México. Cuando era niño recibió clases de órgano con su primo, quien era el organista de la parroquia de Tecámac. Además, su hermano mayor le enseñó a tocar el violín y el director de la banda de música de su pueblo lo adiestró en algunos principios de composición y armonía. Dotado de esta instrucción, realizó su primera composición a los 10 años: Retrato al cura Hidalgo, para piano y voces, subtitulada Cantata Patriótica. Un año más tarde, dedica a sus padres una Mazurka (Danza Polaca) llamada La despedida, ya que su padre lo envía a estudiar al Conservatorio Nacional, donde lamentablemente sólo logra quedarse un año. Se dice que lo dieron de baja por no ser de “buena cuna”, y poseer raíz indígena y rural.
Con tal suerte regresa a su pueblo y continúa su formación a través de clases particulares, de manera autodidacta y trabajando con su antiguo maestro de la banda de su pueblo. Tiempo después, y por recomendaciones, regresa a la Ciudad de México para trabajar en la Orquesta del Teatro Hidalgo como violinista. Si bien este instrumento le permite ganarse la vida, fue como maestro de piano que logra destacar, pues introdujo en su enseñanza música de Bach y de Chopin, cuenta Gustavo E. Campa, una gran novedad para la circunstancia mexicana: “Era el maestro de moda, había adquirido una gran popularidad y era disputado como profesor por las familias de la mejor sociedad de México”.
Vals Amor
A sus 20 años logra convertirse en un músico de prestigio. Fue al lado de otros compositores que inaugura la Sociedad Anónima de Conciertos y también participó en la fundación de un instituto musical en contrapeso del Conservatorio Nacional. Se lo llamó Grupo de los Seis, y justo se integró por Ricardo Castro, Gustavo E. Campa, Juan Hernández Acevedo, Carlos Meneses, Ignacio Quezada y el propio Villanueva.
La producción de nuestro músico consta alrededor de medio centenar de obras. De entre ellas, merecen especial atención sus tres mazurkas, las Danzas humorísticas, la Romanza de la ópera Keofar, un Minueto y los valses Amor, Causerie y el Vals poético, la obra que le diera la mayor popularidad. Ahora, ya conoces un poco más de los alrededores musicales en que se erige nuestra institución. ¡Nos encontramos en la próxima visita!♦
Vals Poético
Granillo Bojorges N. (2004). Felipe Villanueva: Ilustre Músico Mexiquense. Instituto Mexiquense de Cultura. Toluca.
Referente bibliográfica:
Álvarez Coral, J. (1993). Compositores Mexicanos. EDAMEX. México.
El cantar del ajolote
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