La escuela: fuente de pertenencia y satisfacción personal
Rafael Ramos Sánchez
docente de la ENMJN
Desde hace ya algunos meses, se anunció el retorno a las escuelas, atendiendo a algunos principios, se ha planteado que esta acción sea ordenada, paulatina y escalonada. Premisas como “un regreso seguro” o “la escuela es un lugar seguro” anticipan muchas preguntas e inquietudes: ¿por cuánto tiempo?, ¿cómo se configura la vida cotidiana en estas condiciones?, ¿es realmente seguro?, ¿será equiparable, como en marzo del 2020, a la Jornada de sana distancia, establecida como medida para mitigar los contagios de covid 19?
Ahora, a más de año y medio de ello, este septiembre del 2021 abre un ciclo nuevo en las instituciones encargadas de la profesión docente: las escuelas normales para maestros. Un capítulo que no está concluido y, por tanto, se va escribiendo a tientas, a la manera del narrador que anuda palabras en su cuaderno de notas, construyendo líneas y párrafos, paso a paso, día a día.
En este marco de lo incierto, que es la tinta que escribe la historia de nuestro tiempo, resulta natural que las sensaciones que rondan la mente y el corazón se tiñan de temor, de desasosiego y de tensión constante, pues el terreno que se aprecia por delante a simple vista es nítido sólo unos metros nada más; un instante después, la imagen está desenfocada y nebulosa; la lente instalada en el ‘¿qué pasará?’ no deja oportunidad de hacer ajustes momentáneos.
En medio de este escenario, resulta conveniente considerar que el paso por el temor, la inquietud y el sobresalto, teje los cimientos de la adaptación y edifica los pilares del cuidado propio; así, pensar el regreso a la escuela cobra relevancia más allá de las incomodidades y las turbulencias que ello desata, pues, de no ser de ese modo, la visión de las cosas se vuelve fragmentaria y se detiene en la idea de que un solo aspecto lo es todo. Cuando nos ponemos, por ejemplo, frente a una manzana, ello garantiza que percibimos su presencia incontrovertible, la vemos; aunque una cara de la realidad se infiere a través de la experiencia, por lo que la limitación natural, condición que compartimos los sujetos, no impide ver el todo, de ahí que, la común idea del regreso a la presencialidad equivalga a un máximo riesgo. No obstante, esa idea admite por lo menos algunas consideraciones.
¿El retorno a las aulas tiene algo de positivo?, ¿las y los estudiantes se benefician?, ¿qué ventaja implica para las y los docentes? La escuela como resultado de la actividad organizada socialmente, merece la pena de aspirar a ser una fuente que nutre, que procura, que facilita experiencias al promover el crecimiento individual y colectivo. La escuela es fuente generadora de significados, vista desde un enfoque sociocultural es un espacio que contiene y que posibilita a los individuos aspectos del desarrollo integral. La escuela es y representa un marco de apoyo, genera condiciones en las que la capacidad para resolver problemas se acrecienta, es incentivo para la confianza y la creatividad, provee la idea de que, con lo recibido en la formación inicial, se podrán enfrentar las complejidades de la educación preescolar.
La escuela además es un espacio donde se gestan expectativas positivas para los individuos, como la promesa del reconocimiento justo y el escalamiento social dentro de un país desigual. Claramente no es un beneficio de una sola vía. Imaginemos por un instante una escuela sin sus colaboradores: todas y todos, piezas de un engranaje que se mantiene gracias a la tarea que cada uno hace… No, en efecto, no resulta posible imaginarla; y todo caso estaríamos hablando de algo muy distinto a una escuela.
Todas, todos, encontramos nuestro cauce cuando coincidimos en el escenario de la escuela, cada cual, en su papel particular, cimienta la oportunidad en las y los estudiantes y consolida la propia realización profesional, cada cual participa hombro a hombro, desarrolla el sentido de responsabilidad en otros y, entre todos, lo practicamos, cultivamos el compromiso por hacer y estar, modelando su significado. Facilitamos la pertenencia, trasmitimos el entusiasmo de ostentar un lugar en el tablero social. Juntos, todas, todos, hacemos posible la escuela; no como abstracción, sino como autodeterminación en pos de una identidad que ya nos concedieron.
No se trata de negar o descalificar el riesgo que implica la presencialidad, no se escatima que todas esas ventajas también se construyen desde la virtualidad, en la que se enfatiza un aspecto necesario para practicar y adaptarse sin reparo. Por supuesto que el regreso a la escuela supone un riesgo sanitario que se atenúa con medidas de introyección luego de más de 17 meses de alerta bio-sanitaria. El regreso a la escuela y a la presencialidad suponen, para las y los estudiantes, para las y los colaboradores de la institución educativa, una fuente de vitalidad y una visión de sentido tangible y factible.
El que teme relaja su fantasía de aniquilación al quedarse en casa, pero esta situación se condena a repetirse en un ciclo sin fin. En cambio, quien afronta la realidad con decisión y cuidado, no limita su desarrollo y profundiza las habilidades de hacer frente a situaciones de alta complejidad, incluso al retorno bajo sus nuevas circunstancias. He aquí algunos tips o ideas para gestionar dichas tensiones:
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Estar con otros en medio de una amenaza sanitaria es riesgoso, así que usa tu miedo en tu favor y en el de los otros. Sigue los protocolos preventivos.
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Ten especial cuidado en mantener un buen descanso, ello conservará los niveles de cortisol (hormona vinculada al estrés) en los parámetros que te permiten que la inquietud sea una sensación tolerable y adaptativa.
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Mantén un horario de inicio del descanso y conclusión del mismo. Practícalo como un hábito.
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No pretendas alejar las sensaciones adversas con actos compulsivos como comer, pues la gratificación inmediata te da una falsa sensación de bienestar que remite muy pronto. Está en nuestra naturaleza experimentar emociones y sensaciones, trata de no evitarlas, en cambio, contacta con ellas consciente de que su presencia es limitada en el tiempo y no te derrotará.
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Recuerda que en la institución se cuenta con espacios de escucha, en ellos encontrarás estrategias que te posibiliten aminorar cualquier malestar.
Posdata: el 10 de octubre se celebra el día mundial de la salud mental, en ese marco, es deseable que cultivemos la cultura del cuidado y el auto-cuidado, y que entendamos la dimensión mental como un continuo que ha de contribuir al bienestar físico, biológico y social. Utilizar los servicios que ofrece la escuela, es un camino hacia el fortalecimiento de recursos internos que nos permiten la adaptación a situaciones variadas en la vida diaria.♦
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