La multiculturalidad desde el preescolar
Dulce María de Jesús García
En términos coloquiales, se puede entender la multiculturalidad como la coexistencia e interacción de diversas culturas en un mismo espacio geográfico, físico o social. No obstante, debemos tener claro el significado y las características de la diversidad cultural; pues entendemos que tal significado, y la participación de la identidad social como parte de la misma cultura, son el conjunto de rasgos que definen el comportamiento de una persona en sociedad y que, en gran parte, depende de su contexto geográfico.
Estas características son valores, saberes propios, tradiciones, etc. Por otro lado, hablar de diversidad cultural provoca repensar una proyección colectiva, la cual nos hace comprender, dar forma a la experiencia, incorporarla y apreciarla dentro de lo establecido, sumando la existencia de una pluralidad que da cuenta de manifestaciones igualmente válidas.
Por otro lado, para dar sentido a estas líneas, se destaca la importancia de la multiculturalidad, como tema en el que deberíamos estar todos inmersos, como sociedad, como académicos, como representantes, etc., pues esto nos permite una visión más amplia: repensar cada individuo de la sociedad y comprender los problemas y necesidades desde el origen. Cabe resaltar, que estas necesidades y/o problemas son sociales, ambientales, políticos, económicos, etc.
Para la multiculturalidad, no sólo se trata del reto de no ser reconocidos al seno de las sociedades actuales, es más complejo que esto; implica una deconstrucción del significado de pertenecer a alguna de estas culturas, la falta de difusión y reconocimiento por parte de la sociedad e, incluso, del estado, así como el aislamiento que se reproduce continuamente. Evoco a Manuel Tetzagüic, para quien esta cuestión es posible trabajarse desde los primeros años de vida.
El multiculturalismo se apoya en valores como la equidad y la justicia, la igualdad con derecho a la diferencia étnica y cultural, y se manifiesta a través del ejercicio de reconocimiento, respeto y promoción de la identidad y cultural y lingüística. Sus aportes positivos son: a) la promoción de un mayor respeto de las culturas y los pueblos; b) impulso a reformas del sistema educativo; c) lucha contra el racismo y la discriminación; d) regionalización cultural del currículum educacional, fortaleciendo a la vez un currículum básico nacional, de manera que propicie la unidad en la diversidad” (Tetzaguic, 2009, pág. 15)
Por ello, queda claro que es una tarea de todos. Sin embargo, desde una visión como docente en formación, surge la necesidad de participar, a partir de mis posibilidades, en la construcción de la multiculturalidad desde la educación preescolar. Es bien sabido que la educación preescolar se encarga de dar el primer acercamiento “formal” a la sociedad, ya que otorga cierto grado de autonomía personal, así como el estímulo en la interacción de niños y niñas con el medio; así como la construcción de experiencias con el entorno, forjando las relaciones interpersonales. Pero ¿por qué centrarse en la educación preescolar, si se puede trabajar en cualquiera que sea el grado educacional?
Para intentar dar respuesta a esta pregunta, haré mención de algunas características que el currículo en la práctica profesional demanda, y esto desde la perspectiva de docente en formación.
- Uno de los principales objetivos de la educación preescolar bajo el régimen de los aprendizajes clave, como parte del plan nacional de educación actual, es contribuir a la formación de ciudadanos libres, responsables y formados para vivir en plenitud en el siglo XXl[1], cuestión que, si nos centramos en la malla curricular y como parte de la formación académica, la exploración del medio natural y social es base para el desarrollo.
- La conformación de esta malla curricular está dividida por campos de formación académica, y ámbitos educativos, lo cual permitirá una transversalidad de conocimiento para la comprensión de los contenidos.
Asimismo, y en relación a ello, la educación básica nos permite potencializar estos temas, ya que, durante estos primeros años, también se adquiere la identidad propia de una cultura y se puede establecer un acercamiento y conocimiento hacia otras culturas diferentes, generando actitudes de aprecio y de respeto hacia cada una de ellas.
Si observamos la perspectiva de José del Val: “se trata de pensar en torno a la identidad, tendemos a construir un edificio analítico en el cual desaparece la complejidad identitaria y sus niveles (individual, familiar, de banda, de colonia, de ciudad, de región, de país, de clase, de ocupación, de adscripción religiosa, política, nacional, etcétera” (Val, 2004, pág. 13)
Por último, desarrollo enseguida algunas ideas sobre estrategias, para trabajar la multiculturalidad dentro de las aulas preescolares.
1). Significado en las aulas preescolares
Tiene como principio la igualdad y los valores, da cuenta de la existencia de diferencias tanto individuales como colectivas en las sociedades; así como debe fungir como el medio donde se promueva un sinfín de valores y se propicie la colectividad, la cooperación, la participación, habilidades, normas, conocimientos, actitudes haciendo referencia a la realidad inmediata y dar cuenta de realidades más alejadas.
2.) Desde el contexto educativo
Mostrar, exponer, ejemplificar diversas realidades ajenas a las que el menor experimenta, así como entender, interiorizar y propiciar solidaridad y aceptación a todo tipo de diferencias, tanto a nivel personal como social.
3). Como estrategia didáctica
Incluir en el plan de trabajo estrategias transversales que, en conjunto de los campos formativos, den cuenta, desarrollen y “normalicen” la interculturalidad, a través de estrategias pedagógicas, como el juego simbólico[2].
Más que definir, resulta importante revalorizar la multiculturalidad de México, pues como se ha expuesto, es un país en que, cualquiera que sea su zona geográfica, tenemos un sinfín de grupos étnicos con costumbres, lenguas y culturas propias. Asimismo, al redefinir y dar valor a ello, podemos empezar a reconstruir las relaciones sociales en el país, es decir, la manera en que estamos concibiendo el mundo y cómo es que lo estamos transformando. Entonces, si trabajamos todo esto desde los primeros años de vida en la formación académica, comenzaremos a romper los estigmas, los estereotipos y los prejuicios, recuperando, en cambio, el sentido, y fundamentando el accionar, con el fin de reivindicar la cultura a través de herramientas pedagógicas que permitan registrar la realidad de la diversidad cultural.♦
REFERENCIAS
- Landeira, S. (1998). El juego simbólico en el niño: explicación e interpretación en J. Piaget y en S. Freud. Buenos Aires
- Tetzaguic, M. d. (2009). Multiculturalidad e interculturalidad en el ámbito educativo: experiencia de países latinoamericanos. San José, Costa Rica: IIDH.
- Val, J. d. (2004). México, Identidad y Nación. México, DF: PROGRAMA UNIVERSITARIO MÉXICO NACIÓN MULTICULTURAL.
[1] Secretaría de Educación Pública. (2017). APRENDIZAJES CLAVE PARA LA EDUCACIÓN INTEGRAL. Educación preescolar. Plan y programas de estudio, orientaciones didácticas y sugerencias de evaluación. Educación básica. Preescolar México: SEP.
[2] Para Landeira (1998) La teoría de Piaget se encuadra dentro de lo que se ha dado en llamar psicología de la consciencia; por lo tanto, la actividad lúdica es considerada una conducta. Esa conducta, en tanto juego, debe cumplir las siguientes condiciones: que se realice simplemente por placer; que no tenga otro objetivo que la actividad lúdica en sí misma. El juego no busca eficacia, no persigue resultados (carácter autotélico); que sea algo que el niño realice por iniciativa propia; que exista un compromiso activo por parte del sujeto.
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