Más que educadoras
Reflexiones acerca del Día de la educadora
Ximena Monserrat Osnaya Hernández
Estudiante de la ENMJN
Este texto forma parte de los ensayos de estudiantes de 4o semestre del Curso Producción de Textos Académicos, impartido por la Profra. María Esther M. Fuentes Martínez y que muestran su propia percepción sobre el papel actual de la Educadora, el Jardín de Niños y la Educación Preescolar. |
Un 21 de abril, pero de 1872, nació Friedrich Fröbel (conocido en nuestro país como Federico Froebel), pedagogo alemán quien empleó por primera vez el concepto de educación preescolar y creó la analogía que relaciona a los niños con las flores de un jardín, y a las educadoras con las jardineras del mismo. He aquí la razón por la cual el 21 de abril celebramos a las maestras de párvulos.
Sin embargo, me gustaría abordar el tema del Día de la educadora, dejando de lado la “celebración”, la “conmemoración”, los “aplausos” o los “homenajes” que se acostumbran hacer. Esta vez me gustaría cuestionar: ¿Verdaderamente se conoce o se sabe en qué consiste el trabajo de las educadoras? ¿En realidad se admira y se valora el papel que desempeñamos día con día? O peor aún ¿Se nos felicita por nuestra gran labor o simplemente se nos felicita por felicitar?
Lamentablemente, la educación preescolar es una profesión que en la actualidad se encuentra muy desvalorizada y poco reconocida. Aunque por cuestiones políticas y por las nuevas reformas educativas se estableció que el preescolar ya forma parte de los tres niveles de educación obligatoria, la sociedad sigue pensando que el jardín de niños únicamente es un espacio donde los alumnos van a jugar, a hacer amigos, a ser cuidados en lo que sus papás regresan de trabajar o, simplemente, que es una oportunidad para que se vayan adaptando a la vida escolar que les espera tres años después.
De esta manera, considerando las perspectivas que la sociedad tiene sobre la educación preescolar, me atrevo a decir que aún hay muchas dudas y muchas explicaciones que dar acerca de la gran labor que en realidad desempeña una educadora, ya que, como docente en formación que ahora soy, y como futura maestra de párvulos, me interesaría más que se conociera el importante papel que tenemos en la vida de los niños, y no tanto el recibimiento de homenajes y felicitaciones que al final de cuentas no hacen ningún sentido para muchos.
En primera instancia, la edad preescolar abarca de su nacimiento a los 6 años, y es fundamental tener en cuenta que esta etapa es la más importante en la formación de un individuo. Es justamente el momento en el que los niños pueden adquirir un sinfín de información, recursos, herramientas y experiencias que tendrán un gran impacto en su desarrollo integral y, consecuentemente, en su vida futura. Precisamente es en esta interacción que los niños comienzan a tener contacto con el medio que los rodea, aquí el rol de las educadoras se pone en juego, ya que somos acompañantes y figuras a seguir que brindan seguridad, confianza y autonomía en el andar de los pequeños.
Una educadora, más que una niñera o que una cuidadora, es una profesional. “Cursamos una carrera a nivel licenciatura mediante la cual adquirimos conocimientos en disciplinas psicológicas y pedagógicas que nos permiten comprender y aprender sobre el desarrollo y la madurez del niño preescolar, y así poder implementar actividades para acompañarle en su desarrollo intelectual, afectivo, físico y emocional…” (Educación, 2014 ).
Dentro de nuestras funciones, debemos tener conocimiento y una visión amplia acerca de la dramatización, las artes plásticas, la literatura, la música. También, debemos ser innovadoras, flexibles, creativas, tolerantes, pacientes, alegres, activas, dinámicas y, sobre todo, debemos saber colocarnos en el nivel de los niños para poder comprender sus inquietudes, sus miedos, sus visiones y sus intereses.
En realidad, la educación preescolar engloba una gran responsabilidad, un gran compromiso y una gran dedicación por parte de las maestras de párvulos. Nosotras somos quienes en verdad ayudamos y nos pronunciamos para que los niños tengan un desarrollo pleno en función de valores, creencias, hábitos y competencias afectivas, sociales, lingüísticas, motoras, cognitivas y artísticas.
Una educadora es evaluadora, planificadora y realizadora de situaciones significativas para los niños, adecua su trabajo en función de las necesidades e intereses de sus alumnos; esto implica atender y respetar los diferentes ritmos de aprendizaje que se viven en la realidad del quehacer docente, porque dentro de un aula siempre habrá mucha diversidad, diversidad que las educadoras deben saber atender, de esta manera, también preparan ambientes de aprendizaje que permiten consolidar y propiciar los objetivos que se proponga.
Ahora bien, esto sólo es en el sentido profesional, porque debemos saber que la educación preescolar es una carrera en la que no se trabaja con máquinas de escribir, o con hojas que pueden ser desechadas sin ningún problema. La educación preescolar es una profesión que implica poner en juego la sensibilidad, la empatía y la comprensión, por la simple y sencilla razón de que trabajamos con individuos que sienten y piensan, con personas vivas. No obstante, al mismo tiempo, debemos saber colocar una línea divisoria que nos ayude a aceptar que las cosas no siempre resultarán como nosotras esperamos, que habrá situaciones que ya no dependerán de nosotras y que todo lo que podamos brindarles a los niños, dentro de nuestra jornada laboral, lo daremos con el alma y el corazón, porque estamos conscientes de que la cosecha de nuestro trabajo siempre será gratificante, ya que más que una remuneración económica, bien o mal pagada, los logros, aprendizajes y avances de nuestros alumnos siempre serán las recompensas más significativas que tendremos de nuestra labor.
A esto me refiero con las cuestiones que probablemente la sociedad ignora acerca de la labor de una educadora. A esto me refería cuando decidí hablar por mis compañeras y colegas: no queremos abrazos ni felicitaciones ni regalos; queremos que la sociedad conozca nuestro trabajo, que se considere su importancia e, incluso, el impacto que tenemos en la vida de cada uno de los hijos de los padres de familia. Queremos, por otro lado, que comprendan que este trabajo no sólo depende de nosotras, sino de la sociedad en general, porque es un trabajo colaborativo realizado en equipo, donde intervienen los padres, las instituciones completas y la comunidad.
Más que educadoras, somos amigas, compañeras, guías, confidentes, orientadoras, psicólogas y también aprendices que crecen y aprenden al parejo de nuestros alumnos, pero, sobre todo, más que educadoras somos ángeles que, con amor y vocación, siempre procuraremos llevar a nuestros pequeños por el camino de la curiosidad y conocimiento.♦
Bibliografía
Rol de la Educadora de Párvulo . (2015 ). Obtenido de Rol de la Educadora de Párvulo : https://miola.wordpress.com/rol-de-la-educadora-de-parvulo/
Educación, S. N. (Abril de 2014 ). Día de la Educadora . Obtenido de Día de la Educadora : http://snte.org.mx/seccion23/vernoticias.php?artids=108&cat=28
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