Ernesto M. Moreno
Docente de la ENMJN
Ganador del premio Nobel 2006, este escritor nacido en Estambul, Turquía, ha causado polémica debido a que su narrativa explora, no la preconcebida visión occidental sobre el terrorismo y la realidad árabe, propia de películas hollywoodenses de acción, sino una mirada que, sin dejar de ser crítica, explora desde adentro la realidad y el contexto islámicos, contradictorio pero también lleno de justicia y honor, hogar de creyentes en la paz y la armonía, aquejado también por el fanatismo religioso y las consecuencias que este conlleva.
Aunque Me llamo Rojo es quizá su novela más popular, sin duda Nieve es uno de los trabajos más accesibles de Pamuk. El libro narra las desventuras del poeta Ka, quien regresa a Turquía para investigar una ola de suicidios femeninos. Durante su estancia, Ka revive también las experiencias de su juventud, en especial su relación con la recién divorciada Ipek, a quien considera su gran amor. Rodeado de fuerzas extremas como la polarización política de los habitantes, la presión ejercida por los representantes del Islam, y las propias dudas existenciales de una región colapsada, Ka hará todo por recuperar su vida… y en el intento, quizá esté a punto de perderlo todo.
Nieve (Fragmento)
«—Soy periodista —musitó Ka… Eso no era cierto—. Voy por las elecciones municipales y por las mujeres que se suicidan —eso sí que lo era.
—Todos los periódicos de Estambul han publicado que el alcalde de Kars ha sido asesinado y que las mujeres se suicidan —dijo su compañero de asiento con un fuerte sentimiento que Ka no pudo descubrir si era orgullo o vergüenza.
Ka habló de vez en cuando a lo largo del viaje con aquel delgado y apuesto campesino con el que volvería a encontrarse tres días más tarde en Kars mientras los ojos le lloraban bajo la nieve en la calle Halitpaja. Se enteró de que había llevado a su madre a Erzurum porque el hospital de Kars no era lo bastante bueno, que se dedicaba a la ganadería en una aldea cercana a Kars, que se ganaba a duras penas la vida pero que no era ningún rebelde, que —por misteriosas razones que no podía explicar a Ka— se sentía triste no por él sino por el país y que estaba contento de que alguien tan culto como Ka viniera desde el mismísimo Estambul a interesarse por los problemas de Kars».
***
«—Sabía que ibas a venir —le dijo İpek apartando un poco más su cuerpo y con una franqueza que sorprendió a Ka—. Taner me llamó por teléfono y me lo dijo —sus ojos miraban directamente al corazón de Ka.
—He venido por las elecciones municipales y por lo de las jóvenes suicidas.
—¿Cuánto vas a quedarte? —le preguntó İpek.
—Justo al lado del hotel Asia está la pastelería Vida Nueva. Ahora tengo cosas que hacer con mi padre. Podemos vernos allí a la una y media y charlaremos.
Ka notó algo extraño en toda aquella escena precisamente porque se había desarrollado en Kars y no en Estambul, por ejemplo en Beyoglu. Fue incapaz de deducir hasta qué punto su nerviosismo se debía a la belleza de İpek.
Mientras se dirigía al periódico sus sentimientos le confesaron dos cosas que su mente nunca se habría atrevido a aceptar: primero, que Ka había regresado a Estambul tras doce años de estancia en Frankfurt tanto para llegar a tiempo al entierro de su madre como para encontrar una muchacha turca con la que casarse. Segundo: que Ka había venido de Estambul a Kars porque en secreto creía que aquella muchacha con la que había de casarse era İpek».
Nieve
Orhan Pamuk
Alfaguara (2005)
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