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¿Amar es renunciar?

¿Amar es renunciar?

Rafael Ramos Sánchez

docente de la ENMJN

 

 

Pero quiero que me digas, amor, que no todo fue naufragar,

por haber creído que amar era el verbo más bello.

Luis Eduardo Aute

 

 

Sofía decidió que, al concluir los estudios de secundaria, era tiempo de que la relación con David escalara al siguiente nivel, en esos días –recuerda– experimentaba una sensación incomparable: “nunca me había sentido enamorada”, esa sensación “no deseaba dejarla escapar”. David y Sofía compartían el sueño de casarse y vivir juntos, y escribir una historia de ensueño; y es que los deseos generalmente no pasan por el tamiz de la realidad, se asientan principalmente en la búsqueda desenfrenada de satisfacción, surgen de una necesidad de gratificación que no admite espera y que debe encontrar su cauce pronto.

La idea –me relata Sofía– era simple: “vivir juntos” y ella sentía que, por añadidura, el amor y su fuerza iban a seguir floreciendo y a mantener la ilusión de la vida más allá de los años. Sofía es la menor de dos hijos que procreó Flora, quien a causa de insuficiencia renal crónica, falleció en el 2013. El padre de Sofía –asegura– no ha tenido presencia en su vida e historia y es que ella recuerda que, desde pequeña, a los 4 años aproximadamente, sus padres luego de distintas dificultades, sin saber descifrar cuáles, decidió marcharse y separarse de su madre; así, su relación con él es distante y fría –señala.

David le prometió a Sofía que las dificultades no serían obstáculos infranqueables para ellos, que siempre, con decisión, los problemas podrían evitarse y superarse. Al morir Flora, madre de Sofía, fue la abuela materna quien quedó a cargo de ella, en un predio fraccionado, entre tíos y primos, su abuela accedió a recibir en su hogar a David quien, además de mostrar entusiasmo y dedicación en su relación, continuaba sus estudios de educación media superior y logró colocarse también en una empresa de distribución de botanas, al principio de eventual, y con el paso de los años, le dieron la planta.

La vida pronto les otorgaría el privilegio de la concepción, Sofía no pudo continuar con sus estudios, estableció un acuerdo con David: ella debía dedicarse a los cuidados de su hijo y, en el futuro, sin establecer plazos, podría reanudar su bachillerato, la idea sobre la cual tomaron la decisión fue la de que: “¡quién mejor que la madre, para cuidar a sus hijos!”

De este modo, el pequeño Leo llegó a sus vidas y los llenó de alegría y de sueños compartidos, creció sin contratiempos y, ya al encontrarse en segundo de preescolar, en una junta de padres de familia se les solicitó integrarse a la mesa directiva, Sofía fue invitada por un grupo de conocidas a formar parte del grupo en la función de tesorería, Ella consideraba que estar involucrada en actividades de la escuela era la forma de estar pendiente de las necesidades y progresos de Leo. Sofía recuerda que, al tomar la decisión sin el consentimiento de David, le trajo distintas tensiones; la primera inquietud que él le expresó, fue en el sentido de por qué había tomado una responsabilidad así sin antes consultarlo, asegurando que eso le restaría tiempo para cubrir sus responsabilidades; afirmó además que ello redundaría en el descuido de actividades prioritarias en la casa.

Entonces Sofía compartió con su abuela la situación, quien le sugirió que todas las decisiones que tomara, debía hablarlas con David y que ello le evitaría dolores de cabeza, también le recordó el estribillo de la canción de Rubén Blades “familia es familia y cariño es cariño“. Como resultado de esta función de la tesorería, Sofía estableció amistad con Nadia, la presidenta de la mesa directiva, ya eran conocidas debido a la cercanía de su domicilio y ahora la responsabilidad las acercaba más. Sofía encontró en Nadia amistad y confidente. Una noche –recuerda– Nadia estaba insistente con mensajes de Whatsapp, ya que algunos temas de un festival debían resolverse, el tiempo era restringido y la directora del Jardín les pedía un reporte urgente. Era una noche común, David regresaba del trabajo cerca de las nueve, mientras estaban en la cama compartiendo sus crónicas del día, el teléfono de Sofía sonaba y sonaba, de manera airada le pidió una explicación, le reprochó con insistencia y exigió, además, que le mostrará el teléfono para corroborar lo dicho; y sin más tomó el teléfono y le revisó, no sólo el chat reciente, sino sus contactos y todos sus archivos ahí almacenados… A Sofía curiosamente no le pareció extraña la actitud de David, y mucho menos lo consideró un exceso de él, después de todo, se tenían el uno al otro y esa era la base en la que anclaban su relación. La confianza –pensaba Sofía– era eso, la facultad de que su querido David mirara en su teléfono y accediera a su contenido como si fuera el suyo propio.

Transcurrieron los días y ella pudo disipar las dudas en cuanto a que sí sería capaz de cubrir las tareas de la crianza de Leo, las labores de casa e, incluso, ella consideraba que le sobraba tiempo. Al inicio del siguiente año escolar, y como resultado del relevo de algunos vocales de la mesa directiva, a ella y a Nadia les ratificaron la posición; la maestra había establecido una buena alianza con ellas y el equipo funcionaba eficientemente, eran reconocidas en la comunidad escolar, ya que los puentes que tendían fructificaban en beneficio de la matrícula de la escuela.

Alimentada por su deseo de mejorar las condiciones en que vivían, pensó que eventualmente debían vivir lejos de la abuela, en otra casa, y es que bajo el mismo techo había tensiones con respecto a la distribución de los pagos del gas, de la luz, además de las contribuciones generales de la casa, como el predio y el agua. Dejó de pensar en silencio y una noche, mientras relataba a David cómo había transcurrido su día, encontró espacio para proponer la necesidad de que ella consiguiera un empleo, y contribuyera con recursos que para alcanzar la justa independencia. David, enfático, le solicitó que le señalara exactamente “qué era lo que hacía falta”, pues, a su juicio, tenían lo que necesitaban para vivir, incluso, les había comprado tenis recientemente.

De esta forma, David expresó su molestia y le señaló que ella debía encargarse de su hijo, que no deseaba que lo descuidara. Sofía, en cambio, solicitó que se le señalara alguna falta suya; ella asegura que él no ofreció más detalles, simplemente la disuadió de su deseo de trabajar, todo a partir del simple imperativo: “debes encargarte de Leo”. Así las cosas, transcurrió medio año escolar y, repentinamente, David decidió cambiar su rutina: instaló en los días viernes, una sesión de juego con amigos; Sofía refiere que, en un principio, la llegada a casa de David era alrededor de las 11 de la noche y, paulatinamente, se extendió entre las 12 y las 2 de la madrugada, tales eran sus nuevos horarios de regreso a casa. Sofía empezó a incomodarse, y es que sentía que también ella merecía sus pausas; sin embargo, no era capaz de decirle a su pareja que la rutina ya le cansaba, pues suponía que esa idea la acercaría a la impresión de ser una “mala madre”, ciertamente, una idea en la que no pretendía habitar.

Meses después, David contó la buena nueva: compraría una moto para su traslado, ya que los tiempos de desplazamiento de un sitio a otro se traducen en gastos; la noticia agradó a Sofía, y es que con cada paso que se avanzaba, sentía que su relación de pareja se hacía más sólida. Por esos días, y en apoyo al sueño, ella tuvo que ajustarse, pues, desde que le anticipó que compraría la moto, hubo recortes en el gasto, es decir, presupuesto a la baja. De modo que ella nuevamente subrayó su deseo de trabajar y de ayudar con la economía; anhelaba que la respuesta de su esposo por fin fuera distinta; sin embargo, recibió un rotundo “no”, esta vez acompañado de reproches infundados con otros elementos añadidos: “¿por qué quieres trabajar?”, “luego vas a querer andar con alguien más…” Él tenía la idea preconcebida de que las mujeres que trabajan desvían su rumbo.

Un día, todo estaba en silencio, eran alrededor de las 11:30 de la noche de un jueves –recuerda Sofía– cuando empezó a replicar el teléfono de David, vibraba y sonaba… Ella pretendió probar suerte, así que le pidió a él que quitara el bloqueo al teléfono con e fin de saber “¡quién podría insistir tanto!”. A cambio de eso, David le aventó otro reproche repentino –recuerda Sofía con incomodidad la sentencia que entonces él le dijo–: “¡Qué te pasa!… ¿Que no confías en mí?”… Ella repuso: “¡Sólo quiero ver quién te está buscando a estas horas!”, a lo que él agregó simplemente: “¡Duérmete, duérmete ya!”

En otro momento, Sofía recuerda que, una madrugada de sábado, cuando ya pasaban de las dos de la mañana, ella decidió marcarle a su esposo, pues deseaba saber si ya estaba cerca de casa. Pero no obtuvo respuesta, lo cual la dejó inquieta y, dos horas más tarde, en punto de las 4 de la mañana, al fin llegó David. Sin dar explicaciones, le pidió a ella que descansara, que después hablarían. Desvelada a consecuencia de esto, Sofía refiere que a la mañana hizo sus actividades del fin de semana, quehaceres y preparativos para empezar bien cuanto siguiera. Naturalmente, sentía desánimo pues no había dormido lo suficiente. Después de la comida, le pregunto a David si podrían ir al cine y si llevarían a Leo al parque: No obstante, no encontró eco positivo… David le recordó que debían ajustarse, ya que el compromiso del pago de la moto estaba cerca, se trataba de una moto usada que uno de sus compañeros de trabajo decidió vender para mejorar su medio de transporte, logró su cometido y finalmente se hizo de ella con casi el pago total convenido, sólo quedaban pendientes cuatro pagos y liquidaría la deuda. Sofía supuso que una vez cubierto el adeudo, el fondo para lo demás aumentaría, ya que habían logrado cubrir el objetivo juntos. Ella sentía ese progreso como propio y aseguraba que había contribuido de sobremanera a alcanzar ese sueño.

Pese a todo, las cosas siguieron como antes de la compra del nuevo medio de transporte; no hubo reajuste del gasto. Entonces Sofía necesitaba más dinero para cubrir los gastos y cumplir requerimientos en casa, así que decidió vender productos por catálogo. Había restringido tanto sus gastos que pudo incluso guardar un capital que le permitiría invertir en mercancía en el centro de la ciudad y emprender con ventas, después de todo, se requerían recursos, y alguien debía generarlos. Compartió la expectativa de emprender con su pareja, pero recibió un nuevo reclamo acompañado ahora con una amenaza: “no debes descuidar tus deberes”, sentenció su marido.

* * * * *

Es preciso realizar algunas consideraciones en este momento. Veamos. A esta pareja los unió el deseo de crecer juntos; sin embargo, para David crecer implica mejorar sus condiciones de vida, y no es que esté bien o mal, simplemente es un deseo que él coloca en la dinámica de familia que construyen: mejorar su medio de transporte, sus formas de combatir el estrés y el cuidado de su imagen (a partir del cumplimiento de las cuatro parcialidades restantes de la moto, decidió ir al gimnasio), todo ello, de alguna manera –pensaba él– sumaba al proyecto familiar.

Para Sofía la idea de crecimiento era en familia, pasaba por vivir más allá del núcleo original, hacer un esfuerzo, para que en el futuro fueran capaces de comprar una casa: “sé que eso no es sencillo, pero es posible”, la idea que combatiría el estrés para ella era que pasaran tiempo juntos, salir al cine, ir juntos al parque con Leo, en suma, sumar esfuerzos para mejorar lo que tienen, incluso, que ella pudiera proseguir sus estudios.

Una segunda consideración es que David escribe las reglas y estas son modificadas a capricho, él, por ejemplo, debe tener acceso irrestricto al teléfono móvil de Sofía, y además debe saber el acceso a sus cuentas en redes sociales; hay un bien supremo que debe vigilarse, la confianza irrestricta, aunque, es una regla distinta la que se aplica a él, en su mente y corazón, él no es capaz de fallar y requiere de la confianza ciega de Sofía, pues ella no puede ver el celular de él, porque eso es de “locas, celosas que se imaginan cosas”; ella tampoco puede tener un empleo porque ello implicaría falta de dedicación a su hijo y a la familia, y eso no se lo podría perdonar; ella no puede aspirar a la mejoría personal, porque iría en detrimento del funcionamiento familiar, ni buscar mejorar sus condiciones a partir del emprendimiento o aprender algo de cuidados de la belleza, porque eso supondría intereses ocultos que ‘él es capaz de revelar con su ojo de intuición adquirido gracias a sus experiencias en el entendimiento del mundo y los vínculos amorosos.’

Ahora… ¿Puede una relación amorosa cifrarse en una medida de confianza que usa un rasero distinto para ella y para él?, ¿Puede el proyecto de pareja prescindir de los deseos naturales de progreso y crecimiento personal?

Sofía se resolvió a trabajar con la venta de mercancía que conseguía en el centro de la ciudad, a esto agregó la venta por catálogo y, finalmente, en el jardín de niños consiguió poner un puesto de dulces, le implicaba trabajo extra, pero podía participar en los gastos que le requerían en casa, debía poner su parte para el pago del predial, agua, gas y luz, que eran compartidos.

La tarde de un sábado, David avisó que tendría que salir a trabajar, que no tardaría en volver, así que se arregló y salió de casa, no precisó si regresaría para comer o tendrían tiempo de ver una película más tarde. A eso de las 5 de la tarde, Sofía decidió mandarle mensaje y llamarlo para saber la hora aproximada de su llegada, pero no obtuvo respuesta. Una hora después llamó a su vecina y le propuso salir a tomar un café, accedió y fue así que, encargó a Leo con su abuela por unas tres horas, a lo sumo. Pasó el tiempo y eran casi las 8 de la noche cuando al fin recibió una llamada de David. Ella contestó de inmediato notando su molestia, percibió su tono inquisitivo de reproche, pues le exigió pruebas de su dicho, o sea, constancia de la persona con la que se encontraba y señalar con detalles en qué sitio estaba. Ella sintió que su tono era innecesario, pero, para no aumentar la tensión, envió una selfie y señaló que se encontraban cerca de casa, en un café y que, si él quería, podía ir a encontrarlas.

Aunque se sentía cómoda con su amiga y algo en sus adentros le sugería que debía crearse este tipo de condiciones de esparcimiento, decidió suspender de manera abrupta su salida; se disculpó con su amiga y le compartió que David estaba molesto. Al llegar a casa, la historia no cambió en nada, él le hizo un listado largo de reproches, en los que incluía señalamientos injustos sobre probables descuidos hacia la casa y las tareas de crianza del hijo. Así que fue una noche larga y ella cuenta que, ya en otros momentos, le mostraba su malestar ignorando su presencia, que incluso le quitó el habla temporalmente y sólo se dirigía a ella en caso de ser estrictamente necesario.

Sofía esperaba, ahora que él había trabajado tiempo extra algunos sábados, podría haber más dinero, la deducción era simple: si trabaja tiempo extra, recibiría dinero extra; mas no fue así, él le dijo que estaba ahora en un proyecto para comprar un coche, pues ya era momento de mejorar y, por ello, le aseguraba que debía de ajustarse nuevamente, pues iría a recortar lo que entregaba quincenalmente, además de señalar que ella estaba percibiendo recursos y que, en buena medida, era de lo que él producía: “si no fuera por lo que te doy, ¿de dónde sale para invertir?”. Nunca reveló que su abuela ocasionalmente le ayudaba con cierto dinero de su pensión y de la ayuda de sus hijos.

David pensaba que los progresos y avances eran sólo el resultado de lo que él hacía; no compartía créditos ni reconocimiento al hecho de que les permitían vivir ahí, sin pagar renta, ni que era posible avanzar en sus objetivos gracias a los aportes de Sofía en casa y fuera de ella. Una mañana, Sofía se preparaba para lavar la ropa, y como de costumbre, revisó los bolsos de lo que preparaba para lavar, al tomar un pantalón de David, descubrió una carta donde le reconocían lo amoroso y galante que era… Sofía sintió un frío que le inundó corazón. La hoja de cuaderno tenía unos corazones rojos… y ya no pudo seguir leyendo.

Ese sábado David despertó, no se apreciaba que fuera a salir al trabajo esa vez. Más tarde el dolor se había acumulado en Sofía: quería una explicación, necesitaba calmar el malestar creciente e incomodidad que produce saber algo y callarse. Mostró la carta a David. Él mostró cierta frialdad, asegura Sofía, no notó impresionarlo con una evidencia que abiertamente lo implicaba más allá de toda duda razonable, todo apuntaba a que estaba en un amorío; pero él no cedió a sus reclamos y terminó dándole la vuelta culpándola de que una de sus camisas no tenía un botón y que los pantalones los había maltratado al lavarlos sin los cuidados debidos. Era obvio que utilizaba la estrategia de siempre, había un reclamo directo, un reproche con sustento; pero él desviaba la atención con supuestos agravios de los cuales él era objeto, “¡malcrías a Leo!”, “no pones límites con a las exigencias que nos hacen tus tíos sobre los pagos, no cuidas mi ropa y además te mensajeas con alguien en el Face, a mí se me hace que andas de loca y por eso buscas hacerme conflictos”.

Una tarde, su hijo tomó el teléfono de su padre para poner un videojuego que estaba ahí cargado, sabía que no tenía permitido hacer eso, pero el cansancio lo había vencido y la prohibición generalmente viene acompañada de montos muy altos de curiosidad. Así que bastaron dos intentos y encontró la clave para desbloquear el teléfono. Sofía le reprochó a Leo la licencia que se estaba tomando y aseguró que ello “le molestaría a papá”. Y, repentinamente, mientras intentaba abrir el juego, llegó una notificación, el dispositivo estaba en silencio y apareció un mensaje de Whatsapp en el que se leía “te extraño mucho, amorcito, ya quiero verte, la paso increíble contigo. T. Q. M”. Leo, sin dudarlo abrió el mensaje, no veía mal alguno en ello, se lo mostró a su mamá, ella tomó una foto y trato de buscar el número. Al despertarse, Sofía le pidió una explicación del contenido de su mensaje, como es de suponerse, las respuestas de David oscilaban entre lo burdo y lo displicente. Contó que su amigo el día anterior le pidió su teléfono porque se quedó sin batería y que ese mensaje no era para él. Pero ya la duda que ocupaba los días y noches en Sofía no se disipaba y se acentuaba con aspectos que le hacían suponer un amorío de su esposo.

Una vez, en confianza ella le comentó a la abuela lo que acontecido y además le dejó entrever el profundo malestar que la embargaba, la tristeza y desilusión que a veces mermaban su fuerza para continuar, estaba cansada de las restricciones que le hacía con los recursos y las mentiras innumerables, en ocasiones –relata– incluso las hacía pasar como parte de un libreto construido por “relatos delirantes de su mente que maquina cosas”. La abuela le dijo que estaba ahí para ayudarle en lo que necesitara, pero que pensara bien lo que quería hacer, ya que el futuro de una madre sola con un hijo no es algo que fácil de llevar, y que la idea de una madre soltera no es bien recibida socialmente.

Antes de optar por un camino, decidió buscar información para realizar un curso que le permitiría trabajar por su cuenta cortando el cabello. Buscó y encontró una escuela, resuelta a no ceder espacio. Sabía que tenía que generar condiciones para producir más ingresos y seguir estudiando, a estas alturas, ella era consciente de que, de la mano de David, nunca regresaría a la escuela y mucho menos la dejaría trabajar.

Tuvo que lidiar con una alteración de su estado de ánimo persistente que la mantenía cansada, con dificultades para reponerse, pero a la vez la impulsaba la idea de sobreponerse y superar la crisis. David seguía restringiendo los recursos y cada vez era más evidente su nulo interés por lo que pasaba entre ellos. Un día, movido él por el enojo, le aseguró que ella era la responsable de lo que sucedía, que eso de querer salir a trabajar y ganar dinero era en realidad una pantalla, era, a juzgar por él, que ya estaba harta y buscaba cómo reemplazarlo, porque ella siempre había estado más interesada por lo económico, que por otra cosa y que siempre le salía con que “debían de irse de ahí y construir algo propio”, sin entender que en casa de sus padres David tiene un espacio en el que “se puede construir, pero, no es momento, siempre he tenido el sueño de comprar un carro nuevo, en agencia,” tal era su objetivo en aquellos momentos.

Finalmente, David se hartó de la situación y decidió marcharse en el 2020, ya que –decía– “eso no es vida para ellos. La responsabiliza de lo que ocurría entre ellos y es que su exigencia de cambiarse de casa, su necedad de trabajar y de no cuidar a Leo lo tenían incómodo y ya desesperado. Al finalizar el 2019, él pudo acceder a financiamiento de auto y le aseguró que se tenía que aguantar con menos ya que había muchos compromisos, que logró reunir un enganche pero que no contempló el seguro y, por esa razón, tuvo que recurrir a sus padres para que le hicieran el préstamo que está pagando bajo plazo; así que, además, no le convenía hacer pleito legal ya que: “recuerda que mi tío es abogado, me asistirá en caso de ser necesario y peleará a fin de que te quiten a mi hijo, ya que al estar deprimida y tomar tratamiento farmacológico, la llevas de perder”.

* * * * *

Hasta ahora, Sofía ha buscado asesoría jurídica. Ya contrató alguien que le ayudará en su caso, solo que, al intentar iniciar el procedimiento para que le pase gasto de acuerdo con el salario que percibe, los juzgados, a causa de la pandemia, no han trabajado con la regularidad debida y es un tema que sigue pendiente. Sin embargo, sabe que las amenazas simplemente son otra forma de manipulación, chantaje y control. Y si bien desde antes es consciente del engaño, la diferencia ahora es que ya no se ilusiona con la posibilidad de que la situación mejore o cambie; hoy sabe que la idea de David es simple: en primer lugar, está él mismo y en segundo lugar también, y al final no hay duda de qué él será su prioridad.

Podemos sentirnos impulsados a identificarnos con las situaciones de este relato, desde la empatía, la simpatía, incluso la antipatía… Antes de ello, les propongo que pensemos en dos elementos necesarios en la construcción de una historia de amor en pareja y que pasan por la construcción de una familia y del desarrollo personal: si el deseo es tener una familia, debemos incorporar un enfoque pragmático, a la manera de este presupuesto: ¿qué es lo que deseo vivir en pareja?, ¿con él (o ella) es posible?, ¿qué es lo que deseo para mí en términos de una familia?, ¿la persona que camina conmigo apunta en la misma dirección?, estas respuestas obligan a sintonizar lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos.

La relación de pareja requiere confianza en ambos sentidos, no puede ser de una vía o con medidas distintas, el principio de reciprocidad debe permanecer inalterado, la libertad, la intimidad son elementos indispensables en la construcción de relaciones en las que prevalece el bienestar psicológico y el cuidado y responsabilidad de quien decide estar con alguien en pareja. La brújula que mostrará el camino es el bienestar personal en el terreno productivo y profesional, en la salud, en los intereses, apetencias y aficiones. No se puede prescindir ni renunciar a lo que se quiere, se desea o se necesita. Una relación no implica poner alguien delante o dejarlo atrás; es caminar juntos, combinando objetivos, estableciendo metas y actualizando acuerdos cuando sea oportuno y necesario.

¿Qué es amar? Es lo que decidas quieres que sea, pero su base no significa renuncia, sacrificio y sufrimiento. El amor es una decisión por la que se opta, es trabajo diario, es responsabilizarse de lo que se cree, lo que se dice y lo que se actúa, es participación y corresponsabilidad, es cuidado y acuerdos, es libertad y confianza, es decidir por cuál rumbo se desea viajar.

 




Abrir caminos no implica sembrar trampas

Abrir caminos no implica sembrar trampas

Rafael Ramos Sánchez

docente de la ENMJN

 

 

“Separarse de la especie / Por algo superior / No es soberbia, es amor”.

Gustavo Cerati

 

En días pasados atendí, en servicio de psicología, a la joven «T», de 17 años, quien cursa sus estudios de educación media superior en un Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica. Uno de los motivos por los cuales asiste conmigo es que en noviembre de 2019 su padre falleció como resultado de un padecimiento de larga evolución y que, al final, le produjo insuficiencia renal crónica; por otro lado, seis meses más tarde, un primo coetáneo y con quien tenía una cercanía importante, decidió quitarse la vida como consecuencia de una desilusión amorosa.

…Y es que la primacía del sistema límbico antes de los 22 años es una clave para entender que las circunstancias adversas, como una ruptura amorosa, son material y mentalmente insoportables ante los ojos de quien la padece y que, ante el desamor, el sentido ya no está en el impulso de continuidad, sino que esas ideas orbitan en la mente del doliente y atizan la creencia de que la muerte es la única opción para aliviar el profundo dolor y colmar el deseo de revancha.

Como dato interesante, la Organización Mundial de la Salud advierte que cada 40 segundos en el mundo alguien fallece a causa del suicidio, lo cual equivale a unas 800 mil personas al año (8 llenos totales del Estadio Azteca), y también se sabe que es la segunda causa de muerte en personas entre los 15 y 29 años en el mundo.

Con visibles repercusiones en su estado de ánimo, «T» enfrenta además los embates de la actual pandemia por Sars COV2 y que, a nivel familiar, han impactado en el ingreso. «T» cuenta que su deseo es seguir estudiando y convertirse en una aliada de su madre de 46 años quien, en estos momentos, es la responsable de cubrir las necesidades que hay casa. «T» comparte además que su mamá mantiene su empleo, pero que, en lugar de trabajar 5 días, le redujeron a sólo tres, con el recorte económico respectivo.

«T» Cuenta que la casa que habitan es un predio familiar en el que comparten gastos con otros integrantes, ello ha requerido ajustes en los gastos fijos y han tenido que prescindir de algunas cosas, más por incapacidad que por deseo; un ejemplo de ello fue el servicio de telefonía fija con internet. En cuanto a su estatus académico, ella es una alumna regular, sin reprobación y con un historial académico con aprovechamiento entre 9 y 10. En esta nueva modalidad, y con las clases online, ella reconoce que ha tenido algunos tropiezos como resultado de deber conectarse usando el pago de datos móviles ya que, en casa, aunque cuentan con un equipo de cómputo, no tiene acceso a un servicio de red. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes refiere que, al cierre del 2019, 80.6 millones de personas en nuestro país tienen acceso a internet y que, en 20.1 millones de hogares, se dispone de conexión fija, es decir que 95.3% de usuarios de internet lo hacen con un smartphone.

«T» es uno de esos millones de casos cuyo acceso a internet es por celular. Ella, como muchos, es una muestra de la estadística que aparece en los reportes que algunas veces revisamos, hecho que contribuiría a que podamos dimensionar las características de la población que uno atiende en los centros educativos en los que colaboramos.

De esta manera, a las circunstancias familiares, ahora se agrega una inquietud, y es que, derivado de las condiciones por la alerta sanitaria, la necesidad de acudir a las aulas que emigraron a los ecosistemas digitales, hay ocasiones en que la conexión resulta intermitente y en otros momentos resulta imposible. «T» me cuenta que, en días pasados, no pudo cumplir en una fecha precisa de entrega para uno de sus cursos y, encima de ello, no se pudo conectar a tiempo. Desde ese momento, su profesor decidió no considerarla más, ya sólo le permite testimoniar la clase sin participación y sin la posibilidad de registrar su asistencia. «T» ahora también teme que su promedio sufra los estragos que produce la imposibilidad de acceso a las condiciones mínimas necesarias que le permitan dar continuidad a su educación media superior.

Ocurre con frecuencia: explicamos el mundo, las situaciones, las circunstancias, los hechos basados sólo en nuestra historicidad individual, de modo que el horizonte que aparece en nuestra ventana es el mismo que el de al lado o el de enfrente; pero, para que ello ocurra así, el otro, tendría que estar justamente en el lugar que ocupo y eso sencillamente es imposible. Mi realidad no es la del otro. Es cierto que, compartimos escenarios temporales, espacios físicos y geográficos, y quizás algunas condiciones con cierto nivel de simetría, la alcaldía, el código postal, y otras asimétricas, cómo el ingreso familiar, las condiciones de infraestructura con las que se cuenta en casa y los servicios básicos y adicionales para hacerle frente a la vida cotidiana. De acuerdo con la Organización Mundial del Trabajo, sólo el 59% de las personas con empleo logran cubrir sus necesidades básicas.

A «T» le entusiasma el futuro como una posibilidad en la que contribuya a liberar la carga familiar y mejorar las condiciones económicas y sociales; cree que un camino para ello puede ser la escuela y el desarrollo de algunas habilidades que eventualmente se traduzcan en una formación robusta en el área de la informática, y que le permita insertarse en el campo productivo en mejores condiciones.

Por el momento, la duda y la incertidumbre le embargan, y es que le ha sido negado el privilegio de registrar su asistencia en la lista y se le impide la entrega de su trabajo al que le dedicó esfuerzo, tiempo y corazón… Pero fueron los datos, los insensibles datos que no estuvieron a la altura de las circunstancias, no saben resistir los plazos escolares y sus fechas perentorias, los horarios de clase y las entregas, no siempre armonizan con la accesibilidad.

«T» ahora precisa de un acompañante que camine con ella en la dura empresa de afrontar las desigualdades sociales, convertidas ahora en un factor más que compromete su capacidad para manejar el estrés natural de la vida diaria y ser eficiente en las tareas que le toca vivir en estos momentos.

¿Podemos ser las y los docentes aliados estratégicos en la reducción de la desigualdad social en nuestro país?

A manera de apunte creo que una posible ruta se encuentra a través del fortalecimiento del sentido de eficacia, y la promoción de la confianza en las y los estudiantes que atendemos en nuestras aulas. Abrir caminos no implica sembrar trampas.

 

 




Educación y familia en tiempos de cuarentena

Educación y familia en tiempos de cuarentena

Consuelo Chávez Durán

docente de la ENMJN

 

 

 

¿Quién me ha robado el mes de abril?

Lo guardaba en un cajón

donde guardo el corazón.

¿Cómo pudo, sucederme a mí?

Joaquín Sabina

 

En estos días en que la humanidad ha tenido que dar un vuelco total en su forma de vivir y entrar todos en cuarentena, es necesario detenernos a reflexionar la manera en que estamos enfrentando esta situación. Es así que pasamos de una vida un tanto rutinaria, pero bien establecida con patrones de conducta más o menos regulares, a enfrentarnos a un alto total forzoso en pro del cuidado de nuestra salud, de nuestra propia vida e, incluso, por el bien general de la humanidad.

En este momento en el que no importa si eres niño, joven, adulto, o si estudias en preescolar o eres un alto funcionario de gobierno, compartes una misma fragilidad ante la pandemia que todos tenemos enfrente. Tal vez hace apenas algunos meses veíamos este problema como algo ajeno a nosotros y ocurrida en un país muy, muy lejano. Ahora tenemos la amenaza en nuestro país, nuestra ciudad, en nuestra calle o en nuestra casa. Es por ello que vale la pena hacer algunas reflexiones en torno a lo que, metafóricamente, se mira o se oye a través de la ventana… ya veces de manera literal, más allá de toda metáfora.

Ante la llegada de la pandemia de COVID-19, la familia y la escuela como instituciones sociales tuvieron un fuerte impacto en su función educativa. De un momento a otro, la decisión de parar las actividades en México implicó incertidumbre y búsqueda de alternativas para tratar de continuar con la vida como la conocíamos.

En la escuela se consideró la posibilidad de clases en línea como solución mediática para no perder el Ciclo escolar, el semestre, el trimestre, etc. No obstante, pronto nos enfrentamos a la dura realidad mexicana en la que no todos los alumnos tienen internet en casa: familias donde los niños sólo acceden a internet por medio del teléfono celular de sus padres o lo tienen que compartir entre varios hermanos. Además, ante una falta de comprensión lectora y de disciplina para seguir instrucciones, se dificulta más la comunicación y, por ello, las presuntas lecciones en línea. Por otra parte, muchos docentes asimismo no tienen un muy buen manejo de las TIC y se ven en aprietos ante la exigencia de evidencias y de seguimiento de trabajo en casa. En algunas escuelas se enviaron videos, en otras, listas interminables de situaciones a trabajar, sin pensar que los niños también están viviendo una ruptura de su estabilidad emocional y familiar ante la pandemia. Entonces se trató de llevar los mismos contenidos educativos de los planes de estudio a los padres de familia, para que ellos realizaran actividades con los niños y enviaran evidencia de cada uno de los aprendizajes esperados que se pretendían…

¿Qué perdemos y qué ganamos? Si bien para las escuelas todo esto fue realmente un momento improvisado de caos; se trataba de una situación que ya se veía venir, en el sentido de que la pandemia avanzaba rápidamente; pero, por otro lado, en el sentido de que los modelos educativos están empezando a resultar obsoletos para el acelerado cambio de las sociedades. Se había querido poner un modelo educativo tradicional y escolarizado encima de un modelo de educación a distancia que, aunque no es nuevo, está muy lejos de ser funcional en la actualidad y no siempre adecuado a todos los niveles educativos. Ante esto, las diferencias entre los estratos sociales no tardaron en hacerse evidentes y la escuela pública pronto dejó ver sus carencias. En este momento de crisis está faltando reconocer los procesos de los alumnos, tanto emocionales como intelectuales; existe la necesidad de reconocer que el aprendizaje no se da de esa manera, que no aflora en solitario, ni obligado ante la exigencia de cumplir y entregar evidencias. Como educadores tenemos pues que replantearnos los objetivos educativos y reconocer que no se trata de perder o de recuperar el Ciclo escolar, sino de ser mejores como humanidad, de promover aprendizajes para la vida, de recuperar los valores universales que, a fin de cuentas, siguen siendo lo más valioso para nuestros estudiantes y para la sociedad.

De igual forma, la familia también tuvo que detener su vertiginosa rutina y verse compartiendo un espacio único. Algunas familias vieron esta pausa como una oportunidad para la convivencia y otras, desde el primer día, tomaron esto como un encierro o un cautiverio, como algo intolerable, o bien, como un sacrificio. Además, de que los padres “tuvieron” que asumir el rol de educadores de sus hijos. Pero entonces… ¿cuál había sido la función original de la familia?

La queja constante de algunas madres y padres de familia ante los deberes escolares, más que una oportunidad de reencuentro con sus hijos, ha consistido en un conflicto constante por no tener los recursos pedagógicos para promover aprendizajes en ellos. Es una batalla diaria ante las interminables listas de requisitos que la escuela solicita. Y, no conformes con todo el estrés que negaran las noticias y las redes sociales ante la crisis de salud, además, ¡hay que enviar evidencias a la maestra!… Hay que tomar la mejor fotografía de sus hijos haciendo la poco significativa tarea, fotografiar sus apuntes o enviar síntesis o resúmenes por correo o WhatsApp.

De un momento a otro estamos todos juntos en casa, “obligados” a convivir largas horas, tal vez como nunca lo habíamos hecho en nuestras vidas; concepto de ‘encierro’ que a veces los medios de comunicación nos han hecho ver como negativo y sinónimo de sufrimiento, para lo cual su entretenimiento es la respuesta. Si bien en este periodo los momentos parecen transcurrir más lentos, al fin se terminaron las prisas y el anhelado tiempo sale sobrando. Bajo este contexto es cuando los que estudiamos las ciencias sociales reflexionamos hacia la pregunta esencial: ¿cuál es la función social de la familia? Muchas de las familias se han olvidado de divertirse entre ellos, de reír, de jugar entre todos. No viven el aprendizaje en colectivo, sino cada uno en lo individual, olvidan que juntos siempre aprendemos y el arte de conversar es ya poco practicado. Pero, ¿no es aquí donde se deberían vivir los valores, donde se tejen los recuerdos y las tradiciones?

Hoy tenemos la oportunidad de recuperar el amor y comunicación en familia, de recuperar nuestra identidad. No quiero decir que todas las familias puedan ser sólo un modelo; sabemos que, en muchas de ellas, en estos momentos es cuando más se gesta la violencia, el abuso y el maltrato; pero no podemos dejar de aspirar a recuperar y reconstruir la esencia social y lo positivo de cada familia.

Este periodo de cuarentena puede ser toda una oportunidad, hay que planear cosas divertidas, poner horarios, hacer todo para recuperar nuestra estructura mental que habíamos tenido antes de esta crisis. Claro que no hay que ser rígidos si las costumbres se modifican; sólo hay que ser creativos, tanto los adultos como los niños podemos jugar, disfrazarnos, cantar, pintar, bailar, inventar, hacer ejercicio. Escribir en la memoria infantil un grato recuerdo. De igual forma podemos elaborar listados de necesidades individuales, conocer más acerca de la niñez de los padres y los abuelos, ver con atención fotografías familiares, llamarnos por teléfono con los que no están cerca y escucharnos los unos a los otros. Y, si no hay muchos miembros en la familia, podemos disfrutar a nuestras mascotas, escribir cartas a los vecinos, incluso estando a solas, etc.

¿Qué perdemos y qué ganamos? La necesidad no está en lo meramente educativo, sino en la mejor manera de enfrentar tiempos difíciles, de reconocer nuestras fortalezas y de trabajar ante nuestras oportunidades para seguir creciendo como personas en un tiempo difícil. No podemos hacer lo mismo que antes, ahora son tiempos diferentes, hay que acompañarnos en nuestros temores, sin importar nuestra edad y cada uno reencontrar poco a poco su rol. No preocuparnos, pero sí ocuparnos; apoyar al miembro que más lo necesita y sentar las bases para la mutua comunicación. Lo meramente educativo no es la prioridad en la vida de los niños, pero sí lo es su familia sin importar la composición de esta; eso es importante además del sustento diario y de su salud mental.

En conclusión, si bien al parecer no habrá un regreso a la completa normalidad mientras no haya un tratamiento o una vacuna, sí tendremos una nueva perspectiva de ver la vida. Habrá una renovada mirada hacia lo que es realmente importante, como la familia y los avances científicos, en los que hoy los héroes se visten de blanco y no de ficción, donde las fronteras no son nada, si no nos volvemos una misma persona con el entorno. La escuela tiene que renovarse y ser futurista, porque no todo lo que se aprende está en las aulas y no todo lo realmente importante es el aprendizaje, ni sus evidencias. Tenemos que recordar que muchos niños después de esta cuarentena podrían no volver a reír.

Estamos frente a una nueva generación que nace este mes de abril; y una ‘nueva’ generación de personas quienes tenemos mucho que aprender de esta situación y de otras que pueden venir y que, así como ocurre con los acontecimientos desatados a raíz de los sismos, hay que replantear nuestra vida hacia el futuro, hacia nuestra solidaridad, sabiendo que nadie puede subsistir si no es en sociedad.

 

 

 




Cómo prevenir la violencia en preescolar

Cómo prevenir la violencia en preescolar

Gloria Cabrera

docente de la ENMJN

 

 

Durante la presente década, la Ciudad de México ha presenciado un índice preocupante de actos violentos, como robos, asaltos, homicidios, y otros en los que la participación de jóvenes cada vez es mayor. Esta situación genera ante todo una contingencia: la necesidad de prevenir la agresividad en la sociedad mexicana ensanchando, para ello, la intervención en las instituciones familiares y escolares que lleven al decremento de incidencias y al control de comportamientos antisociales cuya tendencia es, hasta ahora, aumentar en un futuro próximo.

La familia y el ámbito preescolar son los contextos primarios que generan las condiciones idóneas para la prevención de conductas agresivas. Por lo que conocer el tratamiento de conductas agresivas en dichos espacios sociales es una medida prioritaria que permite bajar ostensiblemente el índice de los comportamientos agresivos en el resto de los contextos sociales.

 

La teoría

La agresividad es un problema latente dentro de la sociedad actual, con frecuencia escuchamos, vivimos y sufrimos situaciones que reflejan actos violentos; no es extraño enterarse de agresión hacia los individuos en los noticiarios, con los amigos, en el trabajo, con la familia, en la escuela, al grado de que ello se convierta en algo cotidiano que a todos nos afecta y que, desgraciadamente, crece poco a poco, dentro de prácticamente todos los ámbitos.

De acuerdo con Kelley, Loeber , Keenan y DeLamatre (1997) los comportamientos delincuentes generalmente se adquieren en orden progresivo y proceden de problemas de comportamiento menos severos. Loeber & Hay (1994) presentan tres patrones de desarrollo hacia la conducta agresiva y antisocial:

 

  • El primero, el de los senderos, el sendero abierto presenta al agresor menor, que desarrolla consecuentemente la pelea física y llega a la violencia,

  • un segundo patrón es el sendero cubierto, que presenta al inicio una conducta menor, que se desarrolla en daño a propiedad y termina en una delincuencia severa a moderada, con fraude o robo,

  • el tercer patrón es el sendero autoritario, aquel con conductas testarudas al inicio, del que después devienen actos desafiantes, desobediencia y, finalmente, evasión a la autoridad.

De acuerdo a Kelley, Loeber , Keenan y DeLamatre (1997) “la identificación de estos tres senderos ayudará a la identificación de los problemas de conducta, lo que facilitará la intervención temprana y más efectiva en la vida de los niños con problemas antes de que se desarrollen escenarios más serios de delincuencia y conductas agresivas”.

 

De acuerdo con Ayala (2001) “Patterson desarrolló la teoría de la coerción en la cual se específica que la agresión favorece al contraataque, provocando un escalamiento y posteriormente provoca más agresión, además de que el individuo que sufre la agresión en algún momento puede desarrollar la sumisión para consecuentemente buscar la solución momentánea al conflicto que puede ser dada a través de futuros ataques que favorecen el desarrollo de más agresión, es decir que se vuelve un círculo vicioso del cual no se puede salir sin una intervención adecuada”.

A través de las aseveraciones de Ayala, en su modelo conceptual del desarrollo progresivo y los tres senderos propuestos por Loeber, además de la teoría de la coerción de Patterson, es posible constatar que la agresividad y la presencia de menores infractores se puede prevenir con una intervención temprana, como es la educación preescolar, según se podrá observar a continuación.

El tema

Gran parte de las propuestas preventivas, relacionadas con el comportamiento agresivo en los primeros años de vida, plantea que la educación familiar y la educación preescolar son ideales para el desarrollo de programas de prevención. Por ejemplo, Trianes y Muñoz (1997) consideran que la manera de prevenir y remediar la violencia en la sociedad es la potenciación de los contextos educativos formales, creando entornos que permitan experimentar relaciones interpersonales seguras y potentes, en donde los profesores y profesionales sean compañeros esenciales en la intervención.

Mooji (1997) considera que conseguir que los centros escolares sean más seguros y que así también lo sean las comunidades ha de ser una prioridad fundamental para la prevención de la agresividad. Castillejos (1992), por su parte, asevera que “la educación infantil es la educación primera y temprana que requiere de un tratamiento específico, por que son los primeros años decisivos, considerando al niño como un ser en proceso de maduración, de desarrollo y no de un hombre pequeño”.

Leal (2001) declara que “la mayoría de los alumnos regulares no están implicados en procesos de desviación de conducta o inadaptación; sin embargo, es ahí donde el educador puede detectar a los menores o a grupos de alto riesgo, con base en el fracaso escolar y sus irregularidades de conducta en el salón de clase. Ni el maestro ni la escuela pueden desentenderse de estos casos y cuando se presenten se debe intervenir en forma adecuada”.

Parte de este problema se encuentra ubicado en el desconocimiento de lo que implica la violencia y cómo prevenirla, porque un buen sector de la población se encuentra inmersa en situaciones en las que la violencia está circunscrita en su vida cotidiana, por lo que es importante difundir información que transforme actitudes y genere espacios de armonía. Por tal motivo, es necesario desarrollar programas de capacitación con los cuales principalmente las comunidades, los integrantes de las familias, aprendan a conocer e identificar las conductas agresivas y, lo más importante, que se sepa cómo dar solución a esta problemática en su contexto inmediato.

Con el fin de tener una aportación para solucionar esta problemática, se propone una serie de acciones centradas en la prevención y control de la agresividad. Sprague y Horner (1991) demuestran que cuando un miembro del salón de clase tiene problemas de conducta, los problemas aumentan, y cuando un equivalente funcional de comportamiento se enseña los problemas disminuyen. Estos académicos desarrollan una intervención decrementando conductas de agresividad y aumentando su interés por las actividades, mediante la interacción de altas probabilidades, a través del juego.

Por otro lado, Bakeman y Brownlee (1980) plantean la relevancia de definir la unidad de análisis, así como el tipo de registro de la misma y el lugar que el juego tiene dentro del desarrollo social del niño. De lo anterior se desprende el continuo conductual en donde la función del juego es eminentemente de carácter lúdico. “El juego es la base existencial de la infancia, de indiscutible realidad y trascendencia en la vida preescolar, es la forma de exteriorización infantil por excelencia que obliga a que sea el único modo de conducta que puede acoger con toda plenitud la inmadurez del niño (Medina, 1992)”.

Además de la fundamentación teórica sobre la fuerte influencia del juego en la educación infantil, diversas investigaciones científicas se han dado a la tarea de realizar la unión de juego con agresividad demostrando que hace falta mucho por hacer en este camino, lo cual se ha observado a través de diversos artículos, basados en el análisis conductual aplicado (y sustentados teóricamente en autores como Bandura y Patterson), en los que se propone el juego como el medio para modificar el comportamiento de niños.

En la tesis de Bandura y Walters (1963), dentro de los modelos cognitivos conductuales, se centra el interés fundamentalmente en las contingencias sociales de reforzamiento que siguen a la conducta agresiva. Bandura considera la frustración como una condición facilitadora, no necesaria en la agresión. Los factores biológicos influyen en la conducta agresiva, los niños no nacen con la habilidad para llevar a cabo comportamientos como “atacar físicamente a otra persona”, y si no nacen con esta habilidad, deben de aprenderla, ya sea directa o vicariamente.

En la teoría del aprendizaje social, de acuerdo con Serrano (1996), sustentada en Bandura, las variables para la adquisición y mantenimiento de la agresividad son:

 

  • Modelado: La exposición a modelos agresivos debe conducir a comportamientos agresivos por parte de los niños.

  • Reforzamiento: El incremento de la probabilidad de ocurrencia de una respuesta a causa de las consecuencias que siguen a la misma.

  • Factores situacionales: El ambiente social, los objetivos y el papel desempeñado por el agresor en potencia.

  • Factores cognoscitivos: Estos pueden ayudar al niño a autorregularse, por ejemplo el niño puede aprender a observar, recordar y ensayar mentalmente el modo en que otras personas se enfrentan a situaciones difíciles.

 

Con base en el aprendizaje social, Patterson (1982) desarrolló una teoría específica, denominada Teoría de la coerción, para tratar el comportamiento agresivo desde el enfoque de la interacción social, en la cual explica que las conductas agresivas pueden ser reforzadas o modificadas a través de la relación con los demás individuos, Patterson (1968) declara que “es posible modificar la conducta del niño sin generar el conflicto, el enojo y la frustración que en ocasiones se produce entre padres e hijos.”

Los conceptos de un análisis de conducta se refieren solamente a eventos conductuales observables y a condiciones ambientales; así como la relación entre estos, tales conceptos, derivados totalmente de investigaciones experimentales, son de carácter funcional.

Los eventos conductuales están definidos por sus efectos en el medio, tal como producir o retirar un estímulo; se dividen con base en su sensibilidad a eventos-estímulo antecedentes (conducta respondiente), o consecuentes (conducta operante); los eventos ambientales están definidos por sus efectos sobre la conducta y caen en dos categorías, estímulos con propiedades funcionales y factores disposicionales.

Como se puede apreciar, el análisis conductual aplicado propone una metodología que favorece la modificación de conductas, a partir de lo cual se proponen las siguientes estrategias.

Las estrategias

La familia es importante, es menester reconocer que todos sus integrantes son trascendentales y tienen sentimientos. Es importante escuchar al otro y reconocer su forma de sentir. Es necesario aprender a analizar cuanto sentimos, lo que nos gusta y lo que no nos gusta; establecer por día las actitudes que nos hacen hallarnos mejor. Hay que favorecer en las interacciones familiares las conductas de los adultos de la familia que favorezcan la disminución de conductas agresivas:

 

Dar instrucción específica. Orden directa que señala claramente cuál es el comportamiento que se espera del niño.

Premiar. Es una consecuencia agradable que sigue a una conducta adecuada del niño, las consecuencias pueden ser elogios, realizar actividades agradables o premios materiales.

Contacto físico positivo. Es un tipo de contacto establecido por el maestro que es neutral o agradable. Este tipo de contacto puede ir acompañado de elogios, u otro tipo de conductas verbales positivas del maestro.

Ignorar conducta inadecuada. Una conducta inadecuada es ignorada cuando el maestro permanece callado, mantiene una expresión facial neutra, evita o rompe el contacto visual con el niño, y no hace movimientos en respuesta al niño, excepto voltearse.

 

Es importante, por otra parte, reconocer y disminuir las siguientes conductas agresivas en los niños:

Agresión Verbal. La provocación verbal es una frase insolente o irrespetuosa dirigida hacia el padre o una frase neutral o positiva, dicha en un tono de voz elevado.

Conducta destructiva. Una conducta destructiva ocurre cuando el niño destruye, daña o intenta dañar con cualquier objeto. Las actividades que se consideran potencialmente destructivas son: marcar las paredes, descascarar la pintura, rayar los muebles, romper las ventanas, jalar las cortinas de las ventanas, etc.

Contacto físico negativo. Un contacto físico negativo del niño es un ataque físico o una intención de atacar o un contacto físico establecido por el niño que no es positivo neutral y que puede causar malestar o daño; emitir conductas físicas inadecuadas dirigidas hacia otra persona.

No seguir instrucción. Realizar una actividad diferente ala solicitada por el maestro.

Verbales negativas. Emitir lenguaje verbal con una connotación negativa.

Permanecer solo. Caminar o estar sentado, sin establecer contacto físico y/o verbal con otra persona.

El desarrollo de habilidades sociales se basa, de acuerdo a Serrano (1996), en que la razón del comportamiento agresivo es un déficit de las habilidades sociales (HHSS). La estrategia adecuada entonces consiste en ayudar a superar este déficit. Para ello, se dispone al niño a un entrenamiento en determinadas HHSS, en este caso, de conductas cooperativas, como son compartir, asistir, realizar una tarea con un integrante de la familia, trabajar juntos por una meta en común, compartir material o ayudar a la familia, ayudar a un integrante de la familia verbalmente, entre otras acciones de este tipo.

A lo largo del día, los integrantes de la familia darán mayor atención a las actitudes de buena conducta de manera individual, y será cada vez más fácil incorporar las acciones provechosas.

 

 

 

Fuentes de Consulta

Ayala, H., (2000) Resultados preliminares del proyecto de estudio longitudinal del desarrollo de la conducta agresiva en niños y su relación con el establecimiento de conducta antisocial en la adolescencia; Revista Mexicana de Análisis de la conducta, 26, 65-89.

Bandura A. y Walters R.H., (1963) Patrones de reforzamiento y conducta social, , En Megargee y

Bay-Hinitz, A.K. Peterson ad Quillitch H.R (1994). Cooperative games. A way to modify aggressive ad cooperative behaviors in young children Journal of apllied behavior analysis, 27, 453.446

Bandura, A. Ad Walters R.H. (1963) Social learning ad personality development. New York:Holt.

Patterson, G.R. (979). A performance Theory of Coercive Family Interaction. En R.B. Cairns (De.) the Analysis of social interactions: Methods, Issues ad Illustrations. Hillsdale, N.J. Lawrence Erlbaum Associates Publishers, 119-162

Bijou S, Rayek E., , (1978), Análisis conductual aplicado a la instrucción, Edit. Trillas , México, 766 pag

Bakemanr. And Brownlee,J.R., (1980). The strategic use of paralell play: A sequencial analysis. Child Development, 51,873-878

Castillejo, B. (1992)”La Educación Infantil” Pedagogía de la Educación Preescolar. México Edit. Santillana. Aula XXI, pp.15-32

Loeber, R.,(1997) A prospective replication of developmental pathways in disruptive ad deliquent behavior. En The individual as focus in Developmental Research.

Medina R. J. L. (1992) “Principios pedagógicos de la educación infantil” Pedagogía de la Educación México Preescolar. De. Santillana, Aula XXI, pp.65-82

Mooji, T., (1997) Por la seguridad en la escuela, Revista de educación, 313, pp. 29-52

Patterson G. R. (1982) Coercive family process. Eugene, OR: Castalia;

Serrano, I., (1996) Agresividad Infantil, Ediciones Pirámide, Madrid.

Sprague J.R. Horner, R. H. Day H.M. O’Brien M. Y Heathfield L.T. (1991) Interpersed requests: a nonaversives procedure for reducing aggression ad self injury during instrucción, Journal of Applied Behavior Analysis,24(2), 265-278

Trianes T. Y Muñoz (1997), Prevención de Violencia en la escuela una línea de intervención, Revista de Educación, Núm, 313, pp. 121-124

 

EN INTERNET

Kelley, Loeber , Keenan y DeLamatre (1997) en http://www.eric.ed.gov/contentdelivery/servlet/ERICServlet?accno=ED419998

 

 

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Y tú, maestro, ¿cómo vives el divorcio en el aula?

Y tú, maestro, ¿cómo vives el divorcio en el aula?

Lo importante de una familia no es vivir junta sino, estar unida

 José Antonio de la Cruz Arias

 

Seguramente a ti como docente, hoy más que nunca, este tema te hace sentido, puesto que el concepto de familia se ha ido transformando y sus implicaciones son notorias en el salón de clases. Hoy la familia tradicional, en la que padres e hijos solían estar juntos, se ha ido modificando; y, en su lugar, se ha incrementado el número de familias monoparentales, es decir, aquellas “familias formadas por un sólo padre o cabeza de familia. Con más frecuencia se trata de madres que han quedado solas al cuidado de sus hijos tras un divorcio. Sin embargo, también hay padres en tal situación” (Fundación Isadora Duncan).

Esta situación en su mayoría provocada por el aumento progresivo de divorcios, tiene amplios efectos negativos no sólo en las parejas que viven el proceso de separación, sino en la estabilidad psico-emocional y/o económica que viven los niños, lo cual sin lugar a dudas impacta en el aprendizaje de los infantes.

Pero… ¿qué efecto produce el divorcio en las parejas que afecta tanto a los hijos?

Cuando ocurre la separación de una pareja, no sólo sufren ellos como personas o como padres, también sufren los hijos. Sin embargo, los efectos de un divorcio impactan principalmente a tres dimensiones (Seijo,2002) las cuales son:

Socioeconómicas: Disminución del nivel de ingresos pudiendo ocasionar pobreza, exclusión social y alimentación

Psico-emocionales: Ansiedad, tensión, estrés, pérdida de la autoestima, llanto, violencia verbal o física, retraimiento físico y emocional o evitar la conversación con la pareja.

Paterno-filiales: Cambio de relación con los hijos, disciplina más rígida e inconsistente sobre los hijos, especialmente durante el primer año de divorcio.

Son diversas las consecuencias de la ruptura de una relación y varios sus efectos pero, sin duda, en las de nivel psico-emocional son notarias las implicaciones que tienen entre los cónyuges y el cambio que éstas mismas provocan en la relación establecida con los hijos. Se recomienda que cuando estos no logran sobrellevar el proceso de separación recurran a un especialista que les oriente para contrarrestar los efectos negativos del divorcio.

Consecuencias del divorcio paterno en los niños de 3 a 5 años:  ¿cómo lo vives tú como docente en el aula?

Según diversos estudios, se detecta que la mayoría de los efectos negativos que produce el divorcio de los padres en los niños, ocurre a nivel psico-emocional y produce una desestructuración psicológica que deriva, a su vez, en comportamientos inadecuados causados por los sentimientos de vivir este proceso.

Sentimiento de culpa: consideran que ellos son culpables de la separación.

Sentimiento de abandono: temen que la persona que se queda con ellos también los abandone.

Sentimiento de Impotencia: limitación por cambios de hábitos y rutinas.

Sentimiento de rechazo: pesar por el poco tiempo que los padres pueden convivir con ellos.

Comportamientos que derivan de los sentimientos

Carácter regresivo, es decir, que retome hábitos como chuparse el dedo.

Conductas repetitivas como tics o tartamudeo.

Pueden estar agresivos, tristes o temerosos; algunos llegan a aislarse.

Son comunes las pesadillas, que les duela la cabeza o el estómago.

Tienen problemas de concentración y atención, lo cual impacta en su aprendizaje y rendimiento escolar.

¡Ayuda a tus alumnos!

Tú puedes ayudarlos a transformar sus vidas en este proceso, como docente eres una persona que los conoce y pasa mucho de su tiempo con ellos. Aún son pequeños, sienten miedo y no entienden qué es lo que está sucediendo con sus padres, no saben qué es el divorcio, pero de muchos modos lo experimentan.

¿Cómo lo podrías ayudar si se tratase de tu alumno?: El caso de Leo, un niño más en preescolar

Un niño de 3 años y 9 meses, actualmente cursa 1° de Preescolar, sus padres se encuentran en proceso de divorcio y su abuela materna se hace cargo de él después de su jornada escolar. Dentro del aula el pequeño muestra diversos comportamientos: rabietas, convive poco con sus compañeros y maestros, vulnerabilidad al momento de realizar trabajos y se niega a aceptar una indicación.

Al iniciar la jornada escolar y en todas las actividades que hay en el día, suele actuar con negatividad cuando se le da una indicación que no es la que él desea en ese momento, por ejemplo: “Fórmate y espera tu turno”. Al momento que la docente lo llama, él muestra enojo hacia ella y se tira al piso sin querer levantarse.

Ya se llevó a cabo una cita inicial con su mamá, quien comentó que tenían muchos problemas en casa debido al proceso de divorcio con su pareja. Reconoce que lo agrede físicamente antes de llegar al Instituto, al igual que en casa, puesto que llega muy cansada y estresada. Seguramente hoy en el aula, tienes al menos un niño así, pero ¿qué puedes hacer como docente para ayudarlo?

Tú, como maestro tienes en las manos la posibilidad de ayudar a los niños en tan difícil momento de su vida. Porque, como se ha mencionado, los efectos del divorcio de sus padres tienen altas implicaciones negativas psico-emocionales que afectan también en su aprendizaje.

Entonces, desde el aula qué puedes hacer por tus alumnos

Ante esta situación de conflicto, puedes ayudarlos a reconocer y expresar sus emociones de forma que los orientes en su control y dominio; logrando así reducir el impacto negativo en el aprendizaje y rendimiento escolar. Para ello, incluye la teoría de las Inteligencias múltiples en el diseño de tus estrategias de enseñanza-aprendizaje. Así, desarrollarás en tus alumnos la inteligencia emocional, entre otras, que le servirán a su desarrollo integral, a su “capacidad de resolver problemas o crear productos que sean valiosos en uno o más ambientes culturales […] Hay muchos tipos de problemas que resolver, y también hay muchos tipos de inteligencias” Gardner 1994.

¿Cuáles son las inteligencias múltiples y qué actividades puedes emplear para desarrollarlas en niños de 3 a 5 años?

Las inteligencias se dividen en 8:

  1. Inteligencia lógico-matemática:

    la utilizamos para resolver problemas de lógica y matemáticas.

Actividades de enseñanza para desarrollarla: Cálculos mentales y juegos con números.

  1. Inteligencia lingüístico-verbal:

    Capacidad para comprender el orden y el significado de las palabras en la lectura, la escritura, al hablar y escucharla. Utiliza ambos hemisferios.

Actividades de enseñanza para desarrollarla: Escuchar música y presentaciones orales.

  1. Inteligencia Espacial:

    consiste en formar un modelo mental del mundo en tres dimensiones.

Actividades de enseñanza para desarrollarla: Actividades artísticas, metáforas, vídeos, gráficos, mapas, juegos de construcción, etc.

  1. Inteligencia musical:

    Capacidad para escuchar, cantar, tocar instrumentos así como analizar sonido en general.

Actividades de enseñanza para desarrollarla: Cantar, tocar instrumentos y escuchar música.

  1. Inteligencia corporal-quinestésica:

    es la capacidad de utilizar el propio cuerpo para realizar actividades o resolver problemas.

Actividades de enseñanza para desarrollarla: Teatro, danza, relajación, materiales táctiles, deportes.

  1. Inteligencia intrapersonal:

    es la capacidad que nos permite entendernos a nosotros mismos.

Actividades de enseñanza para desarrollarla: Instrucción individualizada, actividades de autoestima, redacción de diarios, meditación.

  1. Inteligencia interpersonal:

    es la capacidad que nos permite entender a los demás, y la solemos encontrar en los buenos vendedores, políticos, profesores o terapeutas.

Actividades de enseñanza para desarrollarla: Aprendizaje cooperativo, tutorías, juegos de mesa, materiales para teatro.

  1. Inteligencia Naturalista:

    la que utilizamos cuando observamos y estudiamos la naturaleza.

Actividades de enseñanza para desarrollarla: Apreciación y cuidado de la flora y la fauna.

Reconociendo dichas inteligencias como docente, se puede determinar bajo observaciones y evaluaciones cuáles de éstas tienen adquiridas los niños con la finalidad de potenciarlas, o bien, desarrollarlas. Incluir actividades que permitan el desarrollo de las inteligencias múltiples brindará a tus alumnos la posibilidad de auto-regularse y alcanzar las metas propias de la(s) inteligencia(s) que predomina(n) en éste. Es importante destacar que las estrategias de enseñanza-aprendizaje que diseñes para tus clases consideren el desarrollo de todas las inteligencias múltiples.

Cabe reiterar que la inteligencia intrapersonal y la interpersonal conforman la Inteligencia emocional y juntas determinan nuestra capacidad de dirigir la vida satisfactoriamente. Por ello la importancia de incluir esta teoría en el trabajo con niños que viven el proceso de divorcio de sus padres. Esto les permitirá reconocer sus sentimientos y emociones minimizando la culpa e impotencia que sientan por el apartamiento de sus padres, así como eliminar sentimientos de abandono y rechazo; o bien, su tristeza, enojo, miedo y agresividad. “Tenemos dos mentes, una que piensa y otra que siente” Daniel Goleman.

Así mismo, ante niños que identifiques que están pasando por esta difícil situación, se recomienda:

  • Intervenir cuando adviertas un comportamiento fuera de lo común en tus alumnos. Recuerda que como maestro tienes la facilidad de conocer no sólo a tu alumno sino a su familia.

  • Abrir y fomentar canales de comunicación con el alumno para orientarle y brindarle apoyo respecto de sus sentimientos.

  • Demuestra disponibilidad para escuchar a tus alumnos cuando estos te contacten para expresar sus emociones.

  • Ser tolerante con la evolución que refleje el alumno en su rendimiento académico. Antes de requerir elevadas exigencias académicas que desemboquen en fracaso escolar o frustración, solicita la ayuda de un profesional que intervenga con el menor.

  • Por último, es importante mantener implicados a ambos padres en lo relacionado con los aspectos escolares del alumno. Informa a ambos de los acontecimientos e incidencias relevantes en el contexto escolar, incluso puedes hacerlo de forma separada, si es necesario Consejo Nacional para la Enseñanza en Investigación en Psicología (2011).

Debido al aumento progresivo de divorcios en México, existen muchos casos como el de Leo, lo cual no sólo tiene impacto en el hogar y la familia, sino que afecta el desarrollo integral del niño y en el aula se refleja en el aprendizaje y en su rendimiento escolar.

¿Por qué es importante como docentes identificar que un niño está viviendo esta situación?

Porque, aunque son muy pequeños, afecta a los niños; ellos lamentablemente viven una historia que podría marcarlos para el resto de sus vidas, por ello hay que tomar conciencia, pues como docente te conviertes en una persona importante en su vida y, en algunos casos, somos los únicos que desde el aula podemos generar cambios en ellos. Es posible que su entorno familiar esté siendo una pesadilla. Como profesionales de la educación y considerando que ésta tiene como fin humanizar y transformar en lo mejor posible a las personas, conocer las diferentes teorías de aprendizaje es de suma importancia, ya que de esto dependerá el diseño de estrategias pertinentes que consigan que los niños aprendan.

 

Bibliografía:

Casilla, Ana (2007) Juegos inteligentes. Inteligencias múltiples y estimulación temprana. Recuperado de: http://anayoctavio.typepad.com/blog/2007/08/juegos-inteligentes-inteligencias-multiples-y-estimulacion-temprana.html

De Jesús, Joel (2010) Inteligencias múltiples, los juegos y los preescolares. Recuperado de: http://www.preedu.blogspot.com/2010/09/inteligenciasmultiples-los-juegos-y.html

El método de proyectos y el desarrollo de las inteligencias múltiples. Recuperado de: https://web.oas.org/childhood/ES/Lists/Temas%20%20Proyectos%20%20Actividad%20%20Documento/Attachments/452/12%20Prog.%20Malag%C3%B3n.pdf

Fundación de familias monoparentales: Isadora Ducan. Entidad Consultiva Especial del Consejo Económico y Social de la ONU. Recuperado de:

http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/23946/1/451_32.pdf

http://isadoraduncan.es/node/66

Luca, Silvia (S/A). El docente y las inteligencias múltiples. Bibliografía:

Ríos, Amabile. Los niños en edad preescolar y el divorcio. Junio, 2012. Recuperado de:

http://amabilerios.blogspot.mx/

Russek, Silvia. Los niños y el divorcio. Recuperado de:

http://www.crecimiento-y-bienestar-emocional.com/divorcio-ninios.html

Valdés Cuervo Ángel Alberto. Efectos del divorcio de los padres en el desempeño académico y la conducta de los hijos. Enseñanza e Investigación en Psicología, Vo.16, Núm.2, julio-diciembre, 2011, pp 295-308. Consejo Nacional para la Enseñanza en Investigación en Psicología A.C. Xalapa, México. Recuperado de:

http://www.redalyc.org/pdf/292/29222521006.pdf

Zamora Muñoz, Karina. El divorcio, ¿cómo afecta el desarrollo del niño? Recuperado de:

http://accespecialistas.blogspot.mx/2011/08/el-divorcio-como-afecta-el-desarrollo.html

Argentina. Recuperado de: http://www.rieoei.org/deloslectores/616Luca.PDF