Quino, Mafalda y la infancia

Quino, Mafalda y la infancia

Ana Laura Arias Sierra

Blanca Estela Calzada

docentes de la ENMJN

 

 

 

 

Este pasado 30 de septiembre de 2020, a sólo un día de que Mafalda cumpliera 56 años de haber sido publicada por primera vez, murió a los 88 años su creador: Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido como Quino, en la Ciudad de Mendoza Argentina. Mafalda y sus amigos, esta mundialmente famosa historieta, inició en 1964 y su última publicación oficial fue en 1973.

Al darse a conocer la triste noticia, a muchos nos llegaron recuerdos de la adolescencia, etapa en la que era común acercarse a Mafalda. Ciertamente, en aquel entonces no pensábamos en el impacto que tendría el contenido, y ahora a la distancia y con muchos más conocimientos y experiencias, el análisis al respectos de sus mensajes podría hacerse en muchos sentidos, pero lo que más nos conmueve es, sin duda, la manera en que Quino reflejó las diferentes infancias de sus personajes. Aquí va nuestra breve explicación de lo que vemos en ellas.

La historia se sitúa en la década de los años 60 dentro de la clase media conservadora de la sociedad argentina, en una familia más bien típica: un padre trabajador, una madre que se queda en casa a cargo de la familia, una hija y un hijo pequeño. La característica principal de Mafalda es la de ser una niña irreverente que cuestiona claridosamente lo que sucede alrededor en una sociedad convulsionada, entre otras cosas, por la guerra de Vietnam, la cúspide de los Beatles, la búsqueda de justicia, el ansia de libertad y la manera singular en que todo esto impacta la vida de ella y sus amigos, cada uno con características particulares que surgen de sus entornos familiares personales y que, en sus propias voces, van buscando darle sentido a su día a día.

Aunque, en sus orígenes, la historieta de Mafalda surgió a pedido y para una campaña publicitaria, muy pronto se transformó en una serie de dibujos precedidos por niña simpática y crítica, intolerante y enemiga de las sopas; el resto de los personajes de Mafalda se fueron multiplicando y encarnando los estereotipos propios de los años 60 de la idiosincrasia latinoamericana, entre ellos estaba el consumidor, el sujeto apolítico, el comerciante, la niña que tiene como único objetivo la reproducción del papel asignado a su género y también su maravilloso personaje de una niña pequeña llamada Libertad. En Mafalda ninguno de todos estos personaje es gratuito; el significado simbólico de cada uno representa un ángulo de la realidad social que Quino quiso retratar para dar salida a la cotidianidad que el momento histórico exigía.

Mafalda no sólo representó las inquietudes y los sueños de una generación que actuaba cotidianamente contra los regímenes totalitarios del Cono sur. También asumió la inocencia, la claridad y la frescura de los niños que no miden el impacto de sus expresiones. Aunque Mafalda representa ante todo a una niña inquieta, sus ideas y pensamientos están siempre poniendo el dedo en la llaga de la injusticia, la falta de democracia y la desigualdad en la sociedad y los géneros, y todo esto se muestra de una manera sutil y a un tiempo contundente.

Uno de los más importantes escritores argentinos expresó de manera magistral lo que Mafalda representó para su generación, así fue Julio Cortázar se refirió a ella: “No tiene importancia lo que yo pienso de Mafalda. Lo importante es lo que Mafalda piensa de mí”. Esto y otras muchas cosas nos permiten apreciar todo lo que Quino depositó en la mente creativa de un infante, para él la niñez es el momento de la profundidad y la sutileza, la expresión sin contra pisas, la claridad mezclada con la profundidad.

Efigie pública de Mafalda al lado de su autor, Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido como Quino

 

Mafalda y sus amigos es una lectura obligada en algún momento de la vida, puede que genere sentimientos encontrados o disgustos, puede que a las nuevas generaciones difícilmente les refleje algo; sin embargo, pese a que las condiciones definitivamente han cambiado; las búsquedas humanas siguen siendo las mismas. Mafalda es un ejemplo de lo que el entorno provoca en una infancia que parece tener que esperar a crecer para tener voz, dicho de otra forma, demuestra que cada niño o niña comprende, razona y se expresa desde su propia experiencia, a pesar de las circunstancias que le rodean.