escrito por Alberto Armando Ponce Cortés | mayo 14, 2021
La educadora en la Revolución Mexicana
Nacionalismo y esfuerzo político por el reconocimiento del Jardín de Niños (1917-1930)
Alberto Armando Ponce Cortés
docente de la ENMJN
El trabajo docente realizado con la infancia de 3 a 6 años es por completo femenino, al menos en la Ciudad de México, eso significa que, como lo comenta Galván Lafarga: “la historia del preescolar involucra tanto a niños pequeños como a mujeres, de aquí que sus historias formen parte de las historias de los marginados e invisibles, de aquellos que han sido ‘excluidos de la historia tradicional’”.
“La maestra rural”, mural de Diego Rivera
Hay que resaltar que las primeras luchas para establecer los jardines de niños comienzan a partir de 1917, en pleno período de gobierno carrancista, algunas pioneras, como Estefanía Castañeda, vivieron muy cercanas al poder y, obviamente, eso les permitió diseñar y proyectar los planes y programas de estudio. Al respecto, Alfonso Reyes nos comenta:
Cuando Don Venustiano Carranza hizo de Veracruz su cuartel General, irradiando allí notables disposiciones…; Estefanía formó parte del grupo de abnegadas maestras que le siguieron. Allí, como siempre lo hacía Estefanía al radicarse en cualquier sitio, se puso a trabajar en su especialidad. El primer Jefe entonces la comisionó junto con las señoritas profesoras Antonia Soler y María Pacheco en marzo de 1915 para que revisaran los programas de Kindergartens subprimarios, sobre los cuales Estefanía había presentado ya, sin tener éxito, un proyecto a la Secretaría del Ramo en julio de 1910. Gran parte de estos programas fueron utilizados por el propio Don Venustiano Carranza, en el plan de estudios para profesores de Educación Primaria Elemental, Superior y de Párvulos que decretó en Querétaro el 12 de enero de 1916. (Reyes: 2016)
Las primeras luchas de las pioneras como Estefanía Castañeda, Berta von Glümer, Rosaura Zapata, entre otras, fue la persistencia por lograr el reconocimiento y la obligatoriedad del Jardín de Niños. “El hecho de que en 1921 fuese planteada la petición formal de la obligatoriedad del nivel, es de gran significado dentro de la historia de la educación preescolar, ya que expresaba, desde entonces, el convencimiento por parte de las educadoras de la importancia de la educación preescolar para la formación integral de los niños” (SEP:2009). Asimismo, Patricia Galeana señala que “para 1921 Estefanía Castañeda encabezó a un grupo de educadoras que envío un memorial al Presidente del Ayuntamiento para solicitar que se realizaran las gestiones necesarias ante la Cámara Legislativa con el fin de que fuera modificado el Artículo 73 Constitucional, en el párrafo vigésimo quinto, en virtud de que no contemplaba a la Educación Preescolar y menos aún su obligatoriedad en toda la República”.
Escuela de párvulos en México
Otro planteamiento que presenta la profesora Castañeda es la debilidad en cuanto al número de planteles que se tienen, en relación con el número de escuelas primarias, además de los pocos que existían para 1921, “estaban ubicados en colonias céntricas, lo que no les permitía brindar servicio a los hijos de obreros; por ello se planteó la necesidad de designar un presupuesto para la construcción, instalación y sostenimiento de los kindergartens en otras zonas, además de complementarlos con un servicio asistencial de desayunos y comidas diarias” (SEP:2009).
Federico Froebel
Hay que resaltar que las pioneras de la educación preescolar tenían una amplia visión, y no sólo limitaron su lucha al reconocimiento y obligatoriedad del preescolar, sino que también estuvieron al tanto de los derechos de los niños, de alguna manera, se adelantaron a la promulgación que realizó la ONU en 1959. Al respecto, podemos señalar que “en 1923 se fundó la Unión Pestalozzi-Froebel de amigos del Kindergarten” que sostenía como objetivo primordial la defensa de los derechos de los niños. Estefanía Castañeda fue la principal fundadora de esta unión, participaron con ella: Elisa Núñez, Dolores Zepeda, Ernestina Latour, Lauro Aguirre, Alfredo E. Uruchurtu, entre otros” (SEP: 2009).
¿Por qué entonces fue tan tardío su reconocimiento? Una posible explicación estaría en que la atención y la responsabilidad fuera de parte de las mujeres (al menos en la Ciudad de México), y sólo para prolongar las funciones de cuidado de los niños del hogar a la institución educativa. Esto definitivamente restó reconocimiento educativo; por tal motivo, los primeros jardines de niños comenzaron como guarderías, la lógica de aquella época fue que los niños debían ser educados en el hogar, por sus madres y no por la escuela. No se consideró hacer el vínculo hogar-escuela, que al final más bien fueron entidades muy separadas y con tareas muy específicas. Se consideró que la docencia femenina respondía a su naturaleza maternal y algunas otras cualidades como ser tierna, cariñosa, paciente, abnegada y con un saber intuitivo, derivado del amor maternal, razón por la cual no necesitaba realizar arduos estudios para “educar niños”.
Asimismo, en el reglamento que emitió la SEP en 1922 señala que: “en sentido estricto, no era una escuela sino una transición entre la vida del hogar y la escolar donde las educadoras deben conducirse allí con los niños como una madre inteligente, sensata, cariñosa y enérgica” (SEP:2009).
José Vasconcelos
José Vasconcelos estuvo convencido de que la incorporación de las mujeres al magisterio resultaba beneficiosa en dos sentidos. Por una parte, el Estado se beneficiaba en tanto la mujer compartía los atributos propios de la acción educativa entendida como tarea moral, sensible, espiritual y debido al “instinto maternal” podría estar presente el aspecto afectivo, lo que podía traer consigo la calidad deseada. Asimismo, Vasconcelos pensaba que la mujer podría encontrar la “ocupación ideal”, ya que las mujeres dan mayor calidad a la sociedad. “Las almas más nobles, más refinadas, más puras”, podían encontrar en la profesión magisterial una alternativa más útil y propia a sus funciones siendo “el cuidado y educación de los niños”, resultando esta una actividad intrínseca a su condición de mujer.
A partir de 1920, y hasta 1970, la educadora fue la mejor portadora de la ideología de gobierno, casi una aliada, comulgó ampliamente con las ideas del nacionalismo mexicano, en ese sentido, mejor trabajo no pudo hacer la profesora Rosaura Zapata con sus propuestas de reforma a los jardines de niños, en un tono como el siguiente: “Que la institución Jardín de Niños sea netamente nacional y ofrezca al niño todas las oportunidades que tienden a despertar en su espíritu, el conocimiento de su patria y el amor hacia ella” (SEP:2009).
Desde 1928, la restructuración de la educación preescolar se hizo más urgente para dar respuesta a una educación que postulaba imprimir el sello del nacionalismo y patriotismo a todas sus acciones. Justo una de las acciones que se proponían fue la de desechar todo aquello de origen extranjero, como canciones, narraciones de la vida cotidiana, ideas ajenas a lo nuestro, etc. La principal finalidad era, pues, lograr y consolidar la unidad nacional.
Asimismo, Rosaura Zapata para finales de la década de los veintes, propuso un proyecto de reformas, estando a cargo de la Inspección General de Jardines de Niños. Estos consistían en doce puntos, la mayoría de los cuales resaltaban el sentido nacionalista, por ejemplo, en el punto uno y doce se señala:
1º “Que la Institución Jardín de Niños sea netamente nacional y ofrezca al niño todas las oportunidades que tienden a despertar en su espíritu, el conocimiento de su patria y el amor hacia ella.” (SEP:2009)
12º “Que se acepte la denominación Jardín de Niños para desterrar el uso de vocablos extranjeros, en nuestra obra de nacionalización de esa institución”.
Este tipo de ideas tuvo toda una carga emotiva, un romanticismo recalcitrante que movieron los hilos de la pasión, el coraje, la alegría en aras de crear modelos de ciudadanos sustentados en las hazañas de nuestros héroes, de las batallas ganadas, del triunfo de la nación o de la patria.
Orígenes de la educación preescolar en México
Una de las funciones principales al interior de la escuela fue la de trabajar el sentido de identidad a través de inculcar a los niños el concepto de ‘héroes que nos dieron patria’, como lo dice Luis González en su obra de la múltiple utilización de la Historia: “la escuela fue la fiel y segura acompañante del civismo”. Se usó como una especie de predicación moral, y para promover el espíritu patriótico de los mexicanos. Guillermo Prieto aseguraba que sus lecciones de historia patria fueron escritas para exaltar el sentimiento de amor a México. “Recordar heroicidades pasadas serviría para fortalecer las defensas del cuerpo nacional”.
Berta von Glümer
Para terminar, retomo la siguiente analogía que apunta perfectamente al trabajo del estado para fomentar la identidad en nuestro país: A través del cuento que todos escuchamos en nuestra infancia, la madrastra de Blancanieves se mira al espejo y pregunta, esperando la consabida respuesta negativa: “Espejito, espejito, ¿hay en el reino alguna otra más bella que yo?”. Todos hemos pensado –confesémoslo– que la madrastra no espera respuesta alguna y que sólo pregunta para escuchar su propia voz, un eco que confirme, de acuerdo con la cantidad de repeticiones, la veracidad de la respuesta. Hasta que un buen día el espejo dice: “Sí, hay otra más bella que tú en tu reino”, y la reina recibe el impacto como un rayo que despierta su ira y la obliga a entrar en acción. Sólo entonces el cuento puede comenzar. Sin embargo –nos preguntamos–, ¿a qué viene semejante sorpresa? ¿Acaso la madrastra no había previsto, prefigurado, presentido la llegada “amenazante” de esta forastera (doblemente forastera: por ser su hijastra, primero, y por hacerse mujer, segundo) a su reino (doble reino): el del que su hijastra es legítima heredera y el de la belleza, la juventud que su hijastra también le arrebatará? E, incluso, ¿no había ella misma anunciado y diseñado –entre la esperanza, la espera y la desesperación– el espacio en el cual se hacía indispensable la entrada de “la otra”? ¿O acaso era posible autoafirmarse y conformar una identidad sin referencia y sin competencia, manteniendo un diálogo sin interlocutor alguno? (Carretero: 2007)
A manera de conclusión, difícilmente podremos separar la Revolución Mexicana de la educación, es inevitable no calificarla también como el “triunfo de la revolución”. Al respecto, llama la atención, a pesar de la idiosincrasia y de la cultura de poco reconocimiento hacia las mujeres, el hecho de que muchas educadoras estuvieron más que presentes con algunos lideres de la revolución, como Carranza, Obregón, Calles, etc. Comparto la idea que establece Patricia Galeana, que ellas participaron en el diseño de los planes y los programas de estudio, formaron parte de la política que pregonó el estado, la defensa a ultranza de lo nuestro, el rechazo total a lo extranjero, idea fundamental del movimiento rebelde de 1917 y la formulación de una institución educativa al servicio del entonces nuevo estado revolucionario.
Así, el marco de la Revolución Mexicana fue el escenario ideal para que las educadoras manifestaran sus propuestas, las inconformidades y sus “luchas para ser escuchadas en el contexto de un sistema educativo en construcción en las primeras décadas del siglo XX; son ejemplo también de mujeres que rompen con los estereotipos de género de la época, pues ellas desempeñaron, no sólo la profesión docente, también impulsaron el arte y la cultura del país.” (Reyes:2016) ♦
BIBLIOGRAFÍA
SEP, (Subsecretaría de Educación Elemental, Dirección General de Educación Preescolar) Educación Preescolar en México 1880-1982. México, 2009
Reyes Jiménez, Ma. Eugenia. Estefanía Castañeda Núñez de Cáceres en Colección las Maestras de México, SEP-INEHRM, México. 2016
Carretero, Mario. La construcción de la memoria histórica en un mundo global, Paidós. Buenos Aires Argentina 2007
Galván Lafarga, Luz Elena. De las Escuelas de Párvulos al preescolar. Una Historia por contar retomado en www.imced.edu.mx
escrito por Berenice Balanzario Nájera | mayo 14, 2021
Los orígenes de nuestra profesión
Berenice Balanzario Nájera
Mónica Álvarez Lara
docentes de la ENMJN
La presente investigación, comprende un recorrido histórico por momentos significativos en la educación de nuestro país, dando paso a la conformación de la actual educación normal dentro del Sistema de educación superior.
Historia de la Educación en México
Este documento se construye a partir de identificar al proceso educativo formal como uno de los pilares que han dado camino hacia la constitución de una nación y la influencia de los diferentes acontecimientos socio económicos y políticos que intervienen y determinan el rumbo de la formación de ciudadanos. Es por ello que se decide realizar un acercamiento a los rasgos que adoptó el Sistema educativo mexicano, tras reformas y constantes cambios en cuanto a las exigencias del mundo actual.
De manera especial, se coloca el énfasis en el nivel de educación superior que, sin duda, están relacionados con las transformaciones del modelo económico implementado en México con sus subsecuentes reformas políticas en su más amplio sentido. De esta manera, se han presentado nuevos procesos y formas de entender nuestro eje nodular; la educación normal y, con ello, las relaciones en torno a la misma, los cambios que tienden hacia el cuestionamiento y señalamiento directo respecto a los docentes.
Escuela de Párvulos
Durante la época de la Colonia la educación puede subdividirse en:
SUCESO IMPORTANTE
BREVE DESCRIPCIÓN
1. Educación popular indígena
La evangelización de los aborígenes iniciada por los misioneros franciscanos. Las lenguas indígenas eran las principales dificultades, para ello una estrategia fue la comunicación mediante la pintura en lienzos sobre los principales asuntos de la Biblia.
2. Educación rural en la Nueva España
Nació a la par de la evangelización el aprendizaje del catecismo y la alfabetización, pronto se dio paso a la enseñanza rudimentaria relativa al cultivo del campo.
3. Las instituciones educativas destinadas a los mestizos y a los criollos
La imprenta repercutió en la educación, predominando la literatura religiosa: Las Cartillas, las Doctrinas y demás libros de lengua indígena que extendieron de esta manera la enseñanza. Esto generó el anhelo de cultivarse. La educación elemental privada se refería a maestros particulares no religiosos retribuidos por la clase media acomodada. La Ordanza de los Maestros del Nobilísimo Arte de Leer, Escribir y Contar, representa la primera ley sobre educación primaria en la Nueva España. La educación femenina estaba en manos de mujeres ancianas, quienes impartían conocimientos elementales en religión, lectura, escritura y labores manuales.
4. La enseñanza superior indígena
Respondía a la preocupación por impartir enseñanza superior a los aborígenes en la Nueva España, donde ya era una orden llevar a los niños indios a monasterios y colegios de España para que recibieran educación superior y, a su vez, transmitir el conocimiento de regreso a sus connaturales.
5. La Real y Pontificia Universidad de México
Las cátedras fueron conferidas a hombres destacados. Había de dos tipos: temporales (se daban por cuatro años) y las perpetuas (por la muerte o renuncia hacia el poseedor). El método era escolástico. Como punto de partida, contamos con la lectura de textos clásicos que tratan de demostrar y enseñar la concordancia de la razón con la fe por medio de un procedimiento silogístico, razón por la que los catedráticos fraccionaban la materia-objeto del aprendizaje en varias proposiciones.
6. Los colegios universitarios
En su origen, se trataba de hospedería dotada de bienes fundacionales para estudiantes pobres.
7. La educación femenina superior
Sor Juana Inés de la Cruz afirma, reafirma las virtudes cristianas de la educación de la mujer, pero reclama los derechos de una alta cultura académica.
8. Los primeros establecimientos laicos y la modernización de la enseñanza superior en la Nueva España
Se produjo un movimiento literario pedagógico como efecto del desarrollo interno de la vida educativa del país. Se operan algunas transformaciones notorias, como es el establecimiento de instituciones que ya no se ponen bajo la égida del clero.
Friedrich Fröbel
Tras las especificaciones propias de la época, se visualiza la importancia de las culturas en el territorio nacional, donde el sacerdote en los orígenes era el maestro por antonomasia, pues transmitía conocimientos pero también cultura. De ahí hacia la conquista militar de las naciones indígenas se concreta aún más la conquista cultural de matices españoles, recibiendo el nombre por ello de Nueva España. La reconocida labor de los misioneros, las lenguas aborígenes, los maestros particulares, la alfabetización y evangelización eran los intereses centrales.
Durante este trayecto histórico de nuestro país es cuando surge un primer esfuerzo de educación de masas, el cual tuvo lugar en el gobierno independiente, relacionado con el conocido movimiento lancasteriano; mismo que tenía como propósito enseñar a leer y escribir a miles de mexicanos con el menor gasto y esfuerzo posibles. Las Escuelas de enseñanza mutua en México plantearon un nuevo objetivo que consistía en proporcionar la educación elemental al propio tiempo que instruían a algunos jóvenes para las tareas del profesorado, el cual algunos llaman Escuela Normal Lancasteriana. Logrando desde este modelo que se pensara en la formación de maestros para las escuelas, considerando que fueran lo más completas posible.
Escuela de Párvulos hacia 1950
En 1870, y ante la decadencia de la Compañía Lancasteriana, fue que se acentuaron las innovaciones pedagógicas, bajo un panorama educativo diferente que tenía como respuesta la fundación y dispersión de las primeras Normales en Provincia.
AÑO DE FUNDACIÓN
ESCUELA NORMAL
1849
San Luis Potosí (mixta)
1881
Guadalajara
Puebla
Nuevo León
1884
Coahuila
1886
Michoacán
Querétaro
Veracruz (Enrique C. Rébsamen)
Alumnas en el autobús de la Escuela de Educadoras hacia 1970-1980
Posterior a la aparición de estas escuelas en provincia del país, es que se oficializa el decreto para crear la Escuela Normal para Profesores en la capital de la República, con fecha del 17 de diciembre de 1885, teniendo lugar la inauguración el 24 de febrero de 1887 en la calle Cerrada de Santa Teresa, siendo hasta cinco años después 1890 la inauguración de la Escuela Normal para Profesoras. Es a partir de la existencia de estas dos escuelas que se termina con la facultad (ejercida por el Ayuntamiento de México) de otorgar título de profesor a personas que carecían de la preparación necesaria para el ejercicio de la docencia, de ahí la unificación de la enseñanza en la República.
Estudiantes de preescolar hacia 1960-1970
A pesar de que no es el tema central a tratar, pero dada la trascendencia del mismo en el Subsistema de Normales, es que recuperamos información sobre el funcionamiento de la educación preescolar en México, en cuya capital opera justamente la escuela de párvulos desde 1880, año en que el Ayuntamiento Constitucional aprueba la apertura de una escuela para niños de 3 a 6 años, para ambos sexos, que beneficiaba a los hijos de los obreros. La inauguración de la Escuela de Párvulos No. 1, se da el 4 de enero de 1881 bajo la dependencia del Municipio, nombrando como directora a Dolores Pasos y como encargado del sistema de enseñanza a Guillermo Prieto; época en la que ya se utilizaba el juego como sistema de enseñanza preparatoria o para el ingreso a la primaria.
Para esta época, se contaba con un proyecto de “educación positivista” de gran inspiración liberal. Bajo el nombramiento por parte de Benito Juárez, es Gabino Barreda quien inicia dicho proyecto como miembro de la Comisión para organizar la Instrucción Pública, el cual fue redactado en la Ley Orgánica de Instrucción Pública del 2 de diciembre de 1867, mediante el que se intentaba consolidar un sistema nacional de instrucción único, obligatorio, gratuito y laico.
Rosaura Zapata
Con apego al proyecto vigente para ese momento, es que Joaquín Baranda, bajo el mandato del entonces presidente Porfirio Díaz, es nombrado Secretario de Justicia e Instrucción Pública y define, en el año de 1882, una política educativa en la que se da comienzo al reconocimiento oficial de las escuelas de párvulos. Cabe mencionar que estas escuelas de párvulos se inician con buenas intenciones, sin embargo, con el paso del tiempo se fue perdiendo el espíritu liberal que las animaba, ya que no se contaba con las orientaciones pedagógicas necesarias y se desconocían los requerimientos del niño menor de seis años, cuya función desafortunadamente no era bien valorada.
El primer dato que da cuenta sobre la fundación del kindergarten mexicano, es la Escuela de Párvulos “Esperanza”, abierta por el notable educador alemán Enrique Laubscher en el puerto de Veracruz, en 1883, ante este tipo de institución hubo mucha resistencia por parte de las familias, debido a su formalidad y a que era dirigida por un masón. En ésta se utilizaba ya el material didáctico de los Dones de Construcción de Fröbel; y a pesar de su poca aceptación, éste es el momento bajo el cual se construye una ruta nueva sobre la educación de párvulos en nuestro país.
Rosaura Zapata en condecoración
El pedagogo mexicano más destacado en la magna labor por impulsar la educación fue Carlos A. Carrillo, quien atraído al igual que Justo Sierra y Rébsamen a observar la labor de Laubscher, coopera en la fundación de la Escuela Modelo de Orizaba en el Estado de Veracruz en 1883. Personajes que tiempo después establecerían una Academia Normal de profesores.
En 1886 mediante el Reglamento Constitutivo de la Escuela Nacional para Profesores se considera al Kindergarten bajo el carácter de “Escuela de Párvulos Anexa a la Normal”, hecho con el que se reconoce oficialmente como grado preparatorio de la enseñanza primaria. Así, el 24 de febrero de 1887, entra en función oficial la Escuela Normal para Profesores de Instrucción Primaria, inaugurada por Porfirio Díaz, en la que se incluyen enseñanzas sobre educación de párvulos en los últimos dos años de la carrera.
Emma Olguín Hermida
Mediante la influencia de Manuel Cervantes Imaz y Enrique Laubscher, es que la Escuela Normal inscribió en sus planes la cátedra de Pedagogía Fröebeliana de iniciación en educación de los pequeños, la cual es impartida de manera clara por el doctor Luis E. Ruiz, y por lo que se nombra directora a la Maestra Matiana Munguía de Aveleyra del anexo destinado a los párvulos, con una asistencia inicial de 120 educandos.
Es entre los años de 1889 y 1890 que se celebran el Primer y Segundo Congresos Nacionales de Instrucción Pública, en donde Rébsamen defiende un programa sustantivo para la educación de párvulos de inspiración fröebeliana. Entonces la Escuela Secundaria para Señoritas concretó su transformación como Escuela Nacional para Profesoras de Instrucción Primaria, la cual incluía en el tercer grado un curso de pedagogía para la especialización en los más pequeños. Su consolidación se llevó a efecto el 1° de febrero de 1890 por intermediación del Ministro de Justicia e Instrucción Pública, Joaquín Baranda, anexándose a ella en 1891 la Escuela de Párvulos, la cual existía desde tres años antes como parte de la Escuela Nacional de Profesores.
La Ley de Enseñanza Primaria Obligatoria, promulgada en 1888, transformó ocho años más tarde a las cuatro Escuelas de Párvulos dependientes del Municipio en Escuelas primarias, con lo cual se marca una etapa de retroceso en el reconocimiento de la educación de párvulos. Sin embargo, es preciso decir que dichas escuelas trabajaban con graves fallas técnicas, debido a que en sus inicios se fundamentaban en la propuesta fröebeliana que concede al juego primacía en la enseñanza del pequeño.
Los Congresos Nacionales de 1889 a 1890 intentaron fundar la Escuela Nacional Mexicana con el propósito de combatir la anarquía intelectual y moral que asolaba al país, mediante principios pedagógicos que normaran a los futuros ciudadanos en un sistema nacional de educación popular unificador de las instituciones, inspirada en los grandes ideales perseguidos por la Patria, que pretendían formar no sólo al hombre, sino también al ciudadano.
El presidente Adolfo López Mateo y Rosaura Zapata en las instalaciones de la ENMJN
De manera simultánea, las pioneras de la educación elemental en México iniciaron su labor tanto en algunos estados como en la capital. Para el año de 1894, la Escuela Normal de Profesores de Toluca contaba con una Escuela de Párvulos anexa, dirigida por Mercedes Calderón de la Barca. En 1901, al ser designado como Subsecretario de Justicia e Instrucción Pública, el Lic. Justo Sierra se esforzó para que la educación de párvulos formara parte del Sistema Educativo Nacional, planteando su autonomía y la necesidad de mejorar la formación de los docentes.
En 1902, el Ministro de Instrucción Pública, licenciado Justino Fernández, envió en comisión a los Estados Unidos a las maestras Rosaura y Elena Zapata, Laura Méndez de Cuenca y a Estefanía Castañeda, para que observaran el método fröebeliano, adoptado en Norteamérica, con la idea de perfeccionarse en la organización y funcionamiento del Kindergarten, renovando así el sistema ortodoxo. A su regreso, Rosaura Zapata trajo material seleccionado y se fue a Europa.
Es en 1903 que se designa a las maestras Estefanía Castañeda Núñez de Cáceres y a Rosaura Zapata Cano para organizar las primeras salas de párvulos de la capital con fundamentos fröbelianos y entre 1903 y 1904 se establecieron sus dos primeras grandes escuelas que llevaron por nombre “Federico Fröbel” y “Enrique Pestalozzi”. El 1° de julio de 1903 se funda la Escuela de Párvulos No. 1 “Federico Fröbel”, en la calle de Paseo Nuevo, hoy Bucareli, la cual fue articulada al programa de Estefanía Castañeda el 10 de marzo del mismo año.
Escolta de maestras hacia 1950
El Proyecto de Programa y Organización para la Escuela de Párvulos No. 1, presentado a la subsecretaría de Instrucción Pública por Estefanía Castañeda en mayo de 1903, proponía basarse en las ideas de Fröbel y Pestalozzi, que señalaban que el objetivo del kindergarten era dar la protección y el cuidado necesarios al niño, favoreciendo paulatinamente su desarrollo y progreso. También se hacía hincapié en que la primera educación era la que preparaba el espíritu del niño para la vida de la acción, la honradez y el progreso, debido a que esta etapa temprana del niño es la que fungirá como sello y servirá de punto de partida para su desarrollo ulterior.
El Programa incluía siete grandes disciplinas perfectamente desglosadas y de inspiración fröbeliana, las cuales se emplearían desde la primera existencia con el beneplácito del amor al trabajo y excluyendo de su práctica todo resabio místico enseñanza que, por supuesto, no ajustaba ya al espíritu nacional, tanto de entonces como de ahora. Dicho programa estaba constituido por el estudio de la naturaleza, la cultura física, los trabajos manuales, los números, la música, el lenguaje y la cultura moral.
En febrero de 1904, en la colonia San Rafael de la Ciudad de México se funda la Escuela de Párvulos “Enrique Pestalozzi”, a cargo de Rosaura Zapata, en donde se introduce como norma la técnica de los llamados Centros de Interés. En el año de 1904, la entonces Dirección General de Enseñanza Normal, a cargo del profesor Alberto Correa, quien sustituyó a Enrique C. Rébsamen, apostaba por reconocer la enseñanza normal como un centro de atracción pedagógica, concibiéndola como la institución por excelencia, en la cual debían regir los mejores métodos y procedimientos para ser considerada como “generadora de maestros y llevar su influjo vivificador a los demás organismos escolares. Todos los actos de su profesorado debían revelar aptitudes pedagógicas y en la redacción de los programas, en la disciplina, en la cátedra y hasta en su conducta personal mostraría que conoce el alma de la juventud, que sabe dirigirla y que sabe amarla. Su ciencia, su habilidad para transmitirla y su vocación estarían siempre hermanadas” (SEP: 1954).
Justo Sierra
Justo Sierra, al ser nombrado en 1905 como Secretario de Instrucción Pública, pone en marcha el Programa para la escuela de párvulos, cambiando su denominación en 1907 por la de Kindergarten y dejando los programas de los planteles establecidos sujetos a la propuesta y desarrollo de las directoras, hecho con el que se empezó a madurar el proceso de autonomía que el mismo Sierra otorgaría. Y es a partir de ese año que se empiezan a expandir los kindergartens en el interior del país, fundándose siete en Zacatecas y, un año después, dos más en Sinaloa y Tamaulipas.
Hacia 1907, gracias a una beca gestionada por Estefanía Castañeda, ante Justo Sierra y el filósofo Ezequiel A. Chávez, quien era el Subsecretario de Instrucción Pública, la señorita Bertha Von Glümer Leyva viaja a la Escuela Normal Fröbel de Nueva York para estudiar la carrera de Educadora y las formas de organización de una escuela normal. Von Glümer termina sus estudios en 1909, año en que tiene la facultad de instituir el primer Curso para Educadoras de Párvulos en la Escuela Nacional de Señoritas, con una duración de dos años y después de la instrucción primaria.
El primer año Bertha Von Glümer instruía a 26 alumnas como única maestra del curso para educadoras; para el segundo año, en 1910, se incorporan como docentes Rosaura Zapata, Estefanía Castañeda y Refugio Orozco y, más tarde, Josefina Ramos del Río. Para 1911, bajo el mandato del Presidente Francisco I. Madero, se abren dos kindergartens más: el “José María Morelos”, bajo la dirección de Inés Villareal, y el “Ignacio Zaragoza”, a cargo de la profesora Refugio C. Orozco. En 1913 se crea el “Melchor Ocampo” con la directora Bertha Domínguez.
En esta época, Madero y Pino Suárez son apresados y asesinados por Victoriano Huerta quien se instala en el gobierno en febrero de 1913. Una vez levantada la revuelta armada y posterior a las múltiples incidencias políticas, Venustiano Carranza entra definitivamente a la Ciudad de México, en agosto de 1915. Justo en enero de ese mismo año los kindergartens, las escuelas primarias, elementales y superiores, las escuelas normales para profesores y la Escuela Nacional Preparatoria pasan, por decreto, a formar parte de la Dirección General de Educación Pública.
Jaime Torres Bodet (Secretario de Educación) y Rosaura Zapata en el Centro de Alfabetización, en el Jardín de Niños Morelos
Para junio de 1917, ya siendo presidente Venustiano Carranza, los 17 kindergartens existentes fueron suprimidos del presupuesto, cuando por Decreto, el 13 de abril desaparece la Secretaría de Instrucción Pública, dejándolos bajo la responsabilidad de los Ayuntamientos, por lo que en este periodo dichos planteles fueron sostenidos por los padres de familia y las educadoras. Es a partir de 1925 que se integra a las tres escuelas normales y se transforma la enseñanza normal confiada a Lauro Aguirre quien, mediante la presentación de un proyecto para modificar a las mismas, propone llevarlas de una enseñanza rutinaria y libresca, a una escuela activa y funcional que fue aceptada, y bajo la cual se logró la reforma de aumentar a 6 años de estudio la carrera del magisterio (incluidos los tres años de secundaria).
Es así como se logra la fundación de una sola escuela normal en el Distrito Federal bajo el nombre de Escuela Nacional de Maestros, misma que albergó a los profesores rurales, misionarios, educadoras de párvulos, profesores y profesoras de primaria y técnicos con escuelas anexas. En cuestiones físicas, abarcó una extensión de terreno que incluía dos edificios, ubicados ahora en la calle Ribera de San Cosme, donde el grupo especial de Educadoras ocupó una de las alas.
En 1925, Estefanía Castañeda logra la impartición de cursos de posgrado en la Facultad de Altos Estudios de la Universidad Nacional (Filosofía y Letras). En 1926 el titular de Educación, el Dr. Puig Casauranc, encomienda a la Escuela Nacional de Maestros que resuelva el problema de la vinculación de la educación de párvulos con la escuela primaria y en ese mismo año ya se contaba con 25 planteles en la ciudad y 88 en la República. En 1927 se crea la Inspección General de Jardines de Niños, bajo la dirección de la maestra Rosaura Zapata. Dos años más tarde se continuó con la fundación de Jardines de Niños y anexos a las escuelas primarias. Es así, que para 1930, el Jardín de Niños “Lauro Aguirre” tuvo como objetivo inmediato y específico experimentar las relaciones entre los niveles de preescolar y primaria, preparando a las estudiantes de educadoras para la enseñanza en el primer ciclo de primaria.
Aprendiendo en el aula
En 1941, se estipula en la Constitución Política de México que: “La educación normal, cualquiera que sea su clase o tipo, tiene por objeto la formación de maestros para satisfacer las necesidades educativas del país”. Es hasta 1945 que fue elaborado un reglamento bajo el que deberían regularse las escuelas normales, momento en el que el profesor Francisco Larroyo, entonces Director General de Enseñanza Normal, introdujo una innovación interesante consistente en exigir a los alumnos la presentación de una tesis con experiencias obtenidas. Por otra parte, la Escuela Normal Rural nace en el país como resultado de necesidades educativas nacionales.
Es el tiempo que el Departamento de Educadoras se traslada a la calle de San Jacinto y se da inicio a la construcción de un edificio para la Escuela Nacional de Maestros en Av. México Tacuba y Av. de los Maestros, San Cosme. En 1946 los fines del programa educativo se concretaban en:
Vigorizar la nacionalidad mexicana.
Elevar la cultura, sobre todo las clases populares.
Orientar la educación para servir el desarrollo económico.
Dictar medidas para proteger a la niñez y juventud.
Dar el más amplio apoyo a la mujer en los aspectos educativos, laboral y asistencial.
Es en 1947 cuando se inaugura el edificio de la Escuela Nacional de Maestros y en octubre del mismo año, por Decreto Presidencial y mandato de la Nación, el Lic. Miguel Alemán Valdés crea la Escuela Nacional para Maestras de Jardines De Niños, en sustitución del Departamento de Educadoras. Su primera directora fue la Profra. Guadalupe Gómez Márquez, institución que permanecía adjunta a la Escuela Nacional de Maestros. Una década más tarde se logra su traslado a la Colonia Roma compartiendo aulas con la Escuela Secundaria No. 18, pero por falta de espacio y de mobiliario no se podía dar la atención adecuada a la población escolar. Ante este requerimiento, las maestras Emma Olguín Hermida y Beatriz Ordóñez Acuña, directora y subdirectora respectivamente, solicitaron a la Profra. Guadalupe Ceniceros de Zavaleta, Directora de Educación Normal, un local propio, que fue proporcionado por toda la comunidad escolar involucrada. Fue entonces cuando la educadora Margarita Cejudo localizó, en la Colonia Guadalupe Inn, un terreno amplio que formaba parte de la escuela Primaria “Guadalupe Victoria”.
Ejercicios en el aula dirigidos por la maestra
Fue entonces que el propio Presidente de México, Lic. Adolfo López Mateos, apoyó la idea y, tras las gestiones pertinentes, se dio comienzo a la edificación del plantel bajo la supervisión del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE), bajo la responsabilidad de los arquitectos Ramiro González del Sordo y Pedro Ramírez Vázquez. Finalmente, el 15 de mayo de 1960 se inaugura el edificio construido exprofeso, y es hasta el 19 de agosto del mismo año que se ocupa de manera oficial. Se distingue por ser un inmueble amplio, con aulas, oficinas, talleres, biblioteca, canchas deportivas y áreas verdes, así como un jardín de niños anexo. El 30 de noviembre de 1964, se construye la alberca y en 1973, se edifican nuevas aulas, cocina y laboratorios.
Finalmente, se reconoce el nacimiento de las escuelas normales y que se han interpretado bajo el signo de la diversidad, aclarando que su propio sentido no fue responder a un sólo proyecto ni se fundaron en un mismo momento histórico. Además, éstas se ubicaron geográficamente en puntos muy diversos del territorio nacional. A esta heterogeneidad de origen se añadieron denominaciones y condiciones diversas, que constituyen el punto de partida de los desarrollos diferenciados y complejos que hoy en día presentan las instituciones normalistas, responsables de la formación docente en el país.♦
Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños en la actualidad
BIBLIOGRAFÍA
SEP, Junta Nacional de Educación Normal. México (1954). Tomo 1.
SEP, Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños. XXV años de vida en su actual edificio (1960-1985). México (1989).