La evaluación formativa en ambientes inclusivos
Entrevista a la Dra. María Antonia Casanova Rodríguez
Araceli Benítez Hernández
docente de la ENMJN
Durante su visita a la Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños, en mayo de 2025, la Dra. María Antonia Casanova Rodríguez compartió valiosas reflexiones sobre los retos y alcances de evaluar en contextos educativos donde la inclusión es un principio fundamental. En esta entrevista, dialogamos sobre el papel de la evaluación como herramienta para el aprendizaje, más allá del simple control o medición de resultados.
ABH: Doctora Casanova, gracias por acompañarnos. Para comenzar, ¿podría comentarnos cuál es su visión respecto a la educación?
Dra. Casanova: Una sociedad moderna, con el desarrollo tecnológico actual y los problemas sociales por todos conocidos, pienso, exige implementar un modelo educativo que favorezca la incorporación de los ciudadanos a la sociedad con igualdad de oportunidades, es decir, una educación con equidad y calidad.
Por ello, mi visión sobre la educación es que se debe trabajar para hacer una educación de excelencia y equidad para todos los niños y jóvenes sin que sus circunstancias personales sean un obstáculo. Esto implica innovar y adecuar continuamente el diseño curricular y sus componentes, entre otros, la evaluación. Hacer mejoras en todo el currículum facilita el cambio efectivo en los modelos de enseñanza y aprendizaje, asegurando que todos los niños tengan acceso a una educación de calidad. Los modelos deben ser vistos en su justa medida y avanzar hacia propuestas cada vez más democráticas e incluyentes que consideren las condiciones físicas, psicológicas y sociales de cada uno de los estudiantes.
Entonces, abordar críticamente el currículum desde sus objetivos hasta la evaluación es, para mí, una demanda de justicia social. Actualmente, en las sociedades democráticas, la educación es un espacio donde toda la población debe asumir cierta responsabilidad, por lo que, parte del compromiso de la escuela, es motivar a la participación colectiva.
ABH: Eso suena muy importante. ¿Qué papel juega la familia en los procesos escolares?
Dra. Casanova: La participación activa de los padres y cuidadores en el proceso educativo resulta imprescindible pues ayuda a fortalecer el aprendizaje y el desarrollo integral de los niños. Por ello, es fundamental implementar, desde la escuela, estrategias que faciliten y promuevan esa participación activa de la familia, creando un vínculo sólido entre la escuela y el hogar. El trabajo conjunto facilita que el niño, sobre todo los más pequeños tengan, por lo menos, dos espacios, la escuela y su casa, donde haya una preocupación por su formación y su aprendizaje. La comunicación entre los docentes y los padres de familia crea un lenguaje común que el niño identifica y le da continuidad a lo que aprende en la escuela al llevarlo a su casa. Al mismo tiempo, lo que ocurre en el hogar es fuente de información para la enseñanza en la escuela.

ABH: Interesante, Doctora. En cuanto a la inclusión, ¿cómo se aborda actualmente la evaluación formativa en la construcción de ambientes inclusivos?
Dra. Casanova: La educación inclusiva comienza desde los primeros años y es la base para promover la convivencia con respeto a la diversidad. Es esencial que desde la educación inicial se fomente un ambiente que valore y respete las diferencias, preparando a los niños para vivir en una sociedad plural y diversa. Esto requiere un enfoque que garantice igualdad de oportunidades para todos.
En ese sentido, un compromiso de la escuela es reconocer y promover la idea de que no existen grupos homogéneos y que todos los niños son diversos por su ritmo y estilo de aprendizaje, talento, motivación o interés, su sexo y género. Algunos por su alta capacidad intelectual, o dificultad de aprendizaje, la presencia de una discapacidad intelectual, sensorial o motora, un trastorno generalizado del desarrollo, etc. También son diversos por razones sociales como la itinerancia escolar debido a la migración, por provenir de contextos rurales o desfavorecidos, ser miembros de una etnia o cultura específica con un idioma diferente o, tal vez, por venir de entornos familiares desestructurados. Son diversos por su historia personal, si están o han estado hospitalizados, están en convalecencia, padecen alguna enfermedad crónica, etcétera.
Creo que, en el tema de la creación de ambientes inclusivos, es importante la diferenciación que se ha hecho de los términos integración e inclusión. Hoy se sabe que la integración pretende adaptar al alumno con diferencias (por capacidad, cultura, lengua, contexto socioeconómico, etc.), al sistema escolar, con los apoyos necesarios. En su momento, fue el objetivo de la educación especial trabajar con niños a los que se les consideraba con necesidades educativas especiales. Sin embargo, esa visión ha evolucionado hasta que, en este momento, se considera como un objetivo de toda la educación la inclusión de todos los niños. La inclusión pretende que el sistema educativo (las escuelas) flexibilice su organización, recursos y diseño curricular para poder aceptar y educar a toda la población escolar, con sus diferencias específicas. Como te comenté, se parte de la idea de que todos somos diversos y que no existen los grupos homogéneos.

Entonces, para hablar de ambientes escolares inclusivos, se deben identificar los retos que representan y que implican una revisión crítica a todo el currículum. Es necesario impulsar metodologías diversificadas, el uso de recursos variados y pertinentes, impulsar la formación y actualización del profesorado, implementar los principios del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), que es una propuesta muy actual y que se está difundiendo rápidamente en el campo de la educación y, por supuesto, promover la incorporación de la evaluación formativa en todos los niveles educativos.
ABH: Un gran reto, Doctora. Usted es reconocida por su experiencia en la evaluación formativa, ¿podría explicarnos qué es y cuál es su papel en el proceso educativo?
Dra. Casanova: La evaluación es un proceso sistemático de obtención de datos que nos permite conocer cómo se desarrolla la enseñanza y el aprendizaje. Su objetivo principal es ofrecer información continua para valorar lo que se ha logrado y, en función de ello, tomar decisiones inmediatas para ajustar y mejorar la calidad del proceso educativo. Así, la evaluación permite guiar y mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Para que la evaluación abone a la formación de ambientes inclusivos, es necesario considerar que, desde este enfoque, se plantea educar en una misma escuela a todo el alumnado, independientemente de sus características. Para ello, se debe disponer de los medios humanos y materiales para ofrecer educación de calidad. Es decir, no se trata solo de que los niños accedan a “la escuela”, sino que accedan “al aprendizaje”. Por eso, el diseño curricular y todos sus elementos deben aplicarse con la intención de conseguir la educación inclusiva que se pretende.
Entre esos elementos curriculares se encuentra la evaluación, que debe dejar de ser competitiva para convertirse en cooperativa. Hasta hace pocos años, la evaluación invitaba a que los niños se compararan unos con otros por sacar la mejor nota o estar en el cuadro de honor. La evaluación formativa, considera que la competición debe ser con uno mismo. Es decir, uno debe ser, hoy, mejor que ayer.
Un modelo de educación inclusiva requiere que todos los elementos curriculares lo sean. También la evaluación, que en su carácter formativo apuesta por mejorar los procesos y la adecuación del sistema a la singularidad de cada alumno. Cuando se adopta la evaluación formativa, se acepta que dirige toda la actividad docente-discente, por lo que es una opción imprescindible para alcanzar las metas de una educación y una sociedad inclusivas.

ABH: Interesante, Doctora. Ahora, ¿en qué se diferencia la evaluación formativa de la evaluación tradicional o sumativa?
Dra. Casanova: Se dice que predomina una evaluación tradicional, academicista y final, cuando el profesor se centra en conocer los resultados finales, valorando con números o calificaciones. Es una evaluación que actualmente es considerada limitada pues pone énfasis en las carencias o deficiencias de los estudiantes, es decir, resalta lo que no se aprendió. Es una evaluación que usa estándares como referencia para evaluar el aprendizaje, por lo que homogeniza a la población, pretendiendo que toda salga “igual” de la escuela. Al perder de vista los procesos, es una evaluación que, finalmente, se expresa con un número que, siendo visible, promueve la competencia entre los estudiantes lo que influye en el surgimiento de actitudes insolidarias.
En contraste, la evaluación formativa evalúa los procesos en curso, identifica las fortalezas y dificultades de los estudiantes en cada momento valorando las diferencias. Con ello, se favorece la personalización y particularización de la enseñanza y del aprendizaje y la mejora continua y la cooperación entre los actores educativos. Es un tipo de evaluación que se adopta desde el principio del curso, es del conocimiento de alumnos y padres de familia y ayuda a ajustar las estrategias para que todos puedan aprender mejor.
ABH: Doctora, coméntenos ¿Por qué es tan importante implementar una evaluación formativa en el contexto de una educación inclusiva y en sociedades diversas?
Dra. Casanova: La evaluación formativa es fundamental en una educación inclusiva porque responde a la necesidad de atender a la diversidad del alumnado. Permite detectar las dificultades y talentos de cada estudiante en tiempo real, facilitando la adaptación de recursos, metodologías y contenidos. Además, favorece un ambiente cooperativo y evita la competencia desleal, promoviendo la igualdad de oportunidades.
Al implementar la evaluación formativa, el profesor cuenta con elementos más claros para emitir un juicio de valor respecto a los avances de los niños, lo que redunda en una mejor comunicación con los alumnos y sus padres.
ABH: Doctora, ¿cómo empezar a incluir entonces la evaluación formativa en nuestros cursos?
Dra. Casanova: Bueno, primero es importante hacer algunas preguntas: ¿Tomo en cuenta las posibilidades de cada uno de mis alumnos?, ¿Considero el contexto de la escuela?, la evaluación que hago, ¿Sirve para mejorar el aprendizaje de cada alumno?, ¿Resulta útil para mejorar mi propuesta de enseñanza?, ¿Apoya el desarrollo y el ajuste de los proyectos escolares que propongo? Si la respuesta a estas preguntas es sí, ¡felicidades!, ya estamos haciendo evaluación formativa. Si, por el contrario, la respuesta es no, es el momento de repensar la evaluación.
Si hemos decidido transformar la evaluación, debemos considerar algunos aspectos. Primero, optar por la evaluación formativa, como ya dije, implica repensar todos los aspectos del currículum y, sobre todo, transformar los diferentes momentos del proceso. En ese sentido, debemos considerar que la evaluación formativa requiere del diseño de instrumentos diferentes a los exámenes de conocimientos. Es decir, debemos estar dispuestos a invertir tiempo en el conocimiento de nuevas técnicas de recopilación de datos como son la observación, la encuesta, la entrevista, grabación de audios y videos y levantamiento de evidencias, por mencionar algunas.
Al mismo tiempo, debemos integrar técnicas de análisis de datos como son el análisis de contenido y la triangulación de información, entre otros.
Finalmente, debemos estar dispuestos a trabajar arduamente en la realización y mantenimiento de instrumentos de recopilación de datos como lo son: el diario de campo, el anecdotario, la lista de cotejo, la rúbrica, el cuestionario de aprendizaje, la fotografía y la grabación de audios y videos. Todo eso servirá como fuente de información para, posteriormente, hacer un informe descriptivo de evaluación donde se ofrezca información clara, concreta y amplia que dé cuenta de los avances y dificultades de los alumnos. En ese informe es importante que se aborden los aprendizajes adquiridos y los desempeños de los alumnos. Finalmente, es necesario que se valoren también, los aprendizajes conceptuales, procedimentales y las actitudes.
Uno de los beneficios más relevantes de la evaluación formativa es que el alumnado aprende a valorar su propio trabajo y el de sus compañeros, ofrece opiniones sobre lo que le gusta más o menos y va adquiriendo competencias de aprender a aprender y autonomía personal
Parece complicado, pero con un poco de práctica, pronto, el profesor desarrolla las habilidades necesarias.

ABH: Doctora, observo que, en la evaluación formativa, la retroalimentación tiene mucha importancia. Incluso hay estudios desde las neurociencias sobre ello. ¿cómo influye la retroalimentación en el proceso de aprendizaje?
Dra. Casanova: La retroalimentación positiva, que es la que propone la evaluación formativa, se centra en identificar lo que un estudiante está haciendo bien. Se sabe que, al conocer lo que el alumno hace bien y lo que aprende, se activan las áreas del cerebro relacionadas con el placer y la recompensa. Esto provoca la liberación de neurotransmisores como la dopamina, lo que refuerza las conexiones neuronales relacionadas con el comportamiento exitoso. Como resultado, el cerebro está más receptivo y abierto a aprender, lo que hace que se sienta motivado y confiado para seguir avanzando. Entonces, cuando el profesor retroalimenta al estudiante, debe ser cuidadoso en poner énfasis en los logros, lo que no quiere decir que no se aborden los espacios de mejora y los aprendizajes que le representan mayores retos. Un acercamiento valorativo desde este enfoque, implica que el estudiante, en la medida de sus posibilidades, exponga también su propia valoración sobre sus logros, con ello, se motiva a la reflexión y al compromiso con su propio aprendizaje.
ABH: Doctora Casanova, muchas gracias por compartir sus ideas con nosotros. Para finalizar, ¿qué mensaje le gustaría dejar a quienes trabajan en la educación de los niños pequeños?
Dra. Casanova: Les diría que su labor es fundamental para construir una sociedad más justa, inclusiva y equitativa. Innovar en los métodos, fortalecer la colaboración con las familias y promover una educación que celebre la diversidad, son pasos clave para lograr un impacto positivo en la vida de los niños y en el futuro de nuestra sociedad.♦
Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.