Dar clases en plataformas
Un reconocimiento al heroísmo docente
Mónica Álvarez Lara
docente de la ENMJN
Esta vez hablaré de un reto desconocido teóricamente, se trata de un trabajo del docente y, ciertamente, también del alumno y del padre de familia; pero a menudo un esfuerzo poco reconocido hacia la enseñanza profesional. Durante esta pandemia y para mejorar el nivel económico de mi familia, empecé a dar cursos en la plataforma Parcheé[1]. Primero, como teacher del curso de inglés, me había dedicado a dar clases extracurriculares de esa asignatura con la única finalidad de experimentar los retos que tienen mis alumnas en sus jornadas de práctica, así como los desafíos de mis ex alumnas, porque no sé si alguien conozca algo de la malla curricular, pero yo no he leído casi nada de las TIC en cuanto a los preescolares, quiero decir, sin la presencia de ellos en el aula.
Cuando me dispuse a planear mis clases, antes que nada, traté de investigar “los procesos cognitivos o los procesos de adecuaciones curriculares hacia la virtualidad” y, desafortunadamente, me di cuenta de que no los hay, de que no existen; por lo que decidí hacer una analogía del proceso que en la pandemia vivieron los docentes en el país y de lo poco que he encontrado, no sólo a ese nivel, sino con el uso de las TIC asimismo fuera del aula.
Siempre leía sobre la importancia del acceso a éstas sin tener un análisis profundo de los contenidos o de las aplicaciones que son propios para esa edad, leía también acerca del contacto que dentro del aula debía tener el niño, ya sea preescolar o de otros niveles, para que este empezara a revisar contenidos de la red o, principalmente, conocer al menos una computadora, pero nunca nada de “el alumno como usuario de la computadora desde su casa”.
Sin embargo, mis estudios e investigaciones acerca de usar una plataforma para dar clases en Meet, Zoom o alguna otra plataforma para que la clase preescolar fuera 100% virtual, arrojaron algo que simplemente no existía. Por lo que el reto en la pandemia era inminente desde la postura de que “nadie había visto ni la posibilidad académica de que esto pasara”. Sin embargo, es preciso destacar que prácticamente todas las docentes de este país se dieron a la tarea de investigar y de dar educación a los niños, sin poseer entrenamiento previo, siempre haciendo las adecuaciones curriculares personales y pertinentes para cada uno de los niños y niñas, y hasta para los padres de familia, con el fin de que también apoyaran a sus hijos desde las sesiones virtuales y su posibilidad de conocer el Classroom y subir las tareas. De modo que comunicarse con los padres de familia y dar sesiones por internet, era algo que nadie había hecho; nadie estaba preparado para ello. Y realmente fue de admirarse que, en vez de ver un problema, los docentes mexicanos vieron una oportunidad para enseñar desde la virtualidad.
Sin embargo, las docentes de México, con toda la vocación del mundo, y siempre respondiendo a las necesidades del país, indagaron la forma de aprender a usar aquellas plataformas de las que, a lo mejor, nunca habían escuchado; asimismo, tuvieron que comprar computadoras, pues, al ser su trabajo de índole manual y esquemática, se volvía algo indispensable. Y, si no tenían un equipo de cómputo, se esforzaron para conseguirlo; así también contrataron el servicio de internet que, según las necesidades y conocimiento de cada una, era el más adecuado, y es que tenían que pensar incluso en la potencia de la señal de internet pues, si eran casadas o con hijos, variaría la facultad de la respuesta, como suele ocurrir cuando hay más personas conectadas.
Tal vez muchos pensarán algo respecto a los maestros que socialmente hemos escuchado tantas veces: que todo eso “es su obligación”, que “es su trabajo”. Así, cuando tú escuches esta frase, compañero normalista o compañera docente, comenta que justamente la obligación del médico es curar y no buscar las condiciones elementales para hacerlo; y claro, sin embargo, en la pandemia, en medio de la escasez, ellos también tuvieron que comprar sus guantes, sus equipos y sus uniformes para poder hacer frente a la pandemia; o comenta que la obligación del barrendero es “barrer”; mas no comprarse su propia escoba ni su recogedor o su bote para pasar a las casas por la basura; y por ese camino, que la obligación del docente es “enseñar” y que, aun así, nadie, sino su vocación, nos preparó para la virtualidad, y que si el hijo de alguien tuvo una sola sesión de Meet, de Zoom o de cualquier plataforma, fue porque nosotros los docentes investigamos, planeamos, compramos e hicimos todo lo posible para llegar hasta su casa o a su celular.
No obstante, muchos padres de familia me han sorprendido al decir cosas como: “¡pues no sé qué será aquello por lo que cobra el maestro, ya que yo hice el trabajo por él”. Cuando eso ocurre, lo que suelo comentarles a esos padres de familia, léase comunidad o sociedad, es lo siguiente:
Imagina que lo que tú hiciste por tu hijo en las sesiones virtuales, nosotros como maestros lo hacemos además en lo presencial, y no sólo tenemos a tu hijo o hija como un alumno, sino que tenemos de 30 a 35 más adentro de un aula; reflexiona en que, si bien a ti te costó trabajo para que tu hija o hijo estuviera sentado frente a la computadora, nosotros tenemos que entretenerlos durante todo el día con contenidos académicos, mediante pedagogía y psicología positivista grupal; y ocurre que él de pronto ya no nos quiere hacer caso, debido a tus comentarios negativos sobre nosotros, sin considerar en ningún momento que nadie nos preparó para hacer todo ese trabajo en lo virtual. Por esta razón te ayudo al informarte asimismo la manera en que tú puedes apoyar a tu hija o hijo, ya de manera individual durante sólo una o dos horas diarias… Y ahí donde tú sólo ves una actividad por sesión, yo para hacerla, tuve que idear todo un plan pedagógico y personalizado para ofrecer una clase profesional con 5, 10, 15 o hasta 30 alumnos, fundamentada en mis estrategias pedagógicas y para que él o ella pudiera aprender todo lo correspondiente…
Les recuerdo también que:
…para ello tengo que elaborar un plan de clase y debo buscar el material indicado, es decir, algo que no resulte caro y que al mismo tiempo pueda estar a su alcance económico, que sea factible de encontrar considerando la situación de pandemia, y que finalmente sirva para el propósito académico. Es preciso detectar las ayudas visuales necesarias para la sesión, porque usar pizarrón es un soporte con un proceso muy distinto para quienes toman la clase, por ejemplo, en celular. Es preciso darse cuenta de que cada ritmo de aprendizaje de cada niño es diferente, y más cuando los padres de familia tienen poca paciencia y les dictan las respuestas, o los regañan a cada rato, o bien, simplemente no les importa la atención que ellos pongan a la pantalla. Todo esto sólo hace que nuestro trabajo aumente, porque aparte de darle clases a tu hija o hijo, tenemos que enseñarte la forma en que lo apuntales independientemente; y para eso debemos platicar contigo acerca del apoyo que él o ella necesita.
Me parece oportuno dejar todo en claro y concluir para ellos añadiendo:
…Si tú eres de las personas que piensan que “los docentes no han hecho nada”, o dicen cosas como: “yo hice el trabajo de la docente”, o “les dejaban mucha tarea”… quiero que consideres el propio trabajo que tú tienes (no importa cuál sea), y que imagines por un momento que todo lo que necesitas para ejercer tu empleo tiene que salir de tu propio bolsillo para poder hacerlo; sí, y además que todo aquello novedoso que debas usar manualmente, carecerá de tu capacitación para su uso y sólo tienes los fundamentos teóricos para hacerlo, por lo que debes investigar paso por paso cómo llevarlo a cabo… de modo que es momento de valorar a alguien que atiende una comunidad virtual de 30 a 60 adultos y de 30 a 35 niños, que no deja de ser humano, y aparte siempre contesta los mensajes de WhatsApp, correo y a veces busca incluso en su domicilio a los alumnos; valorar que, así como tú tienes vida personal, ya seas soltero o con familia, también, como a nosotros, te gusta disfrutar la vida.
Compañero docente, es momento de valorarte; no hay duda de que has sido un gran ser humano por todo el esfuerzo que has hecho estos dos años; sabe que muchos habrían desistido; pero tú hiciste frente a los problemas de la comunidad y del país, y no pusiste excusas, sino soluciones, pusiste todo para que tu empeño llegara a cada uno de tus alumnas y alumnos. Ocúpate de ti y de los tuyos, también mereces tener un tiempo personal, y en esta pandemia ha sido muy complicado tener mas de una computadora en el tiempo de tu clase, el tiempo de las planeaciones y adecuaciones para llevarlas a cabo en lo virtual; ahí donde, poco a poco, te hiciste experto en plataformas, lo cual quiere decir que tu proceso cognitivo enfrenta y resuelve con efectividad cualquier problemática.
También comunica; escribe y comenta tus experiencias en este gran reto que has enfrentado con tu experiencia. Muy pocos han escrito acerca de ello; así que valora que has hecho historia con tu destreza, sabiduría y entereza y al fin ya eres diestro en el área. No olvides cuáles fueron las actividades más icónicas o que más gustaron a tus niños; podrías generar una metodología de enseñanza en lo virtual que nunca antes se haya escrito y crear así nuevos referentes y nuevas teorías.
No dejes de compartir con tus compañeros docentes: ¿cómo te fue en la pandemia?, ¿qué estrategias usaste o modificaste? En verdad, escríbanlo, publíquenlo, vuélvanse los próximos teóricos del futuro, que en nuestro país hacen tanta falta. Ilusiónate con la idea de escribir un libro, una anécdota, un blog; ahora que eres experto en Tik-Tok o Facebook, o haz un canal de YouTube, piensa que tienes mucho que mostrar y que otros docentes quieren aprender de ti, que se llene el contenido de la red con nuevos procesos educativos.
Asimismo, ocasionalmente deja que tus alumnos lean tus escritos, que escuchen tus ideas, si les preguntas, te sorprenderás cuánto te admiran y cuánto respetan tu trabajo. Nunca dejes que las personas negativas apaguen tu luz, tu vocación y tu ser docente… Y por si nadie te lo había dicho, yo te lo digo ahora: ¡gracias por ejercer esta vocación en nuestro país, en estos tiempos donde más se te necesita! Recibe un abrazo virtual y, créeme, yo sí me di cuenta de todo lo que tú hiciste.
“Por una educación de la infancia en la verdad, la justicia y la paz”.♦
[1] Plataforma Parcheé: https://parchee.com.mx/
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