Ya son 25…
manteniendo la esperanza en la educación de las infancias
Discurso del 25 Aniversario de Egreso de la ENMJN, de la Generación 1995-1999
Luciana Miriam Ortega Esquivel
Docente de la ENMJN y representante de la generación 1995-1999
Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca…
Hay que medir, pensar, equilibrar…
y poner todo en marcha.
Gabriel Celaya
Estimado presídium, Alicia Luna Rodríguez, directora de la ENMJN, Norma Angélica Moncada Vargas jefa del Área de Docencia y docente de la generación, Juan Humberto Alonso González Exdirector de la ENMJN y docente de la generación. Queridas maestras y maestros invitados de honor, apreciadas compañeras de la generación 1995-1999, familiares y amigos que hoy nos acompañan, bienvenidos todos y todas.
Asistimos está cálida mañana del 9 de septiembre de 2024, con alegría y emoción por el reencuentro al cumplir 25 años de servicio profesional. Es para nosotras un privilegio celebrar este aniversario en un espacio de tal valor histórico y arquitectónico, construido en 1964, el auditorio que lleva el nombre de la maestra Emma Olguín Hermida, luchadora incansable de la educación a los infantes y quien fue directora de esta casa de estudios. Nuestra institución no tiene sedes, es la única escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños con 76 años de trayectoria. Como egresadas, estaremos por siempre agradecidas a esta honorable institución por abrirnos sus puertas en 1995 para crecer profesional y personalmente. En ese tiempo tuvimos como directora y docente a la maestra Luz María Gómez Pezuela a quien recordamos con admiración, respeto y cariño. Descanse en paz.
En 1999, año en que egresamos, nuestro hermoso país seguía inmerso en políticas económicas neoliberales iniciadas en décadas anteriores, lo que implicaba una mayor apertura comercial, privatizaciones y ajustes estructurales. La economía mexicana mostraba desigualdades sociales persistentes. A pesar de este contexto, diversos movimientos sociales y organizaciones civiles continuaban luchando por sus derechos y demandas. Como estudiantes, fuimos una generación que participó activamente en mesas de debate y protestas que evidenciaron desigualdades.
Como recién egresadas, salimos con la ilusión de cambiar al mundo y ser portadoras de nuevas y creativas formas de educar a las infancias. La formación recibida en la escuela liderada por nuestros maestros nos forjó una conciencia social con altos valores que nos enseñaron a privilegiar el interés superior del niño. Como generación, vivimos una propuesta interesante de organización de los grupos que nos movilizaba a tratar a otras compañeras y trabajar en distintos equipos. La generación estaba organizada en tres grandes bloques: ‘A’, ‘B’ y ‘C’; a su vez, cada bloque se intercambiaba de grupo y salones. Era prácticamente imposible no tener movilidad en toda la escuela. Como estudiantes, nos obligamos a establecer comunicación con diferentes compañeras, a escuchar diversos puntos de vista, aprendimos a no apropiarnos de una silla o un lugar, porque todo era de todas. Para nosotras no fue extraño, puesto que pensábamos que así estaba la organización de los otros grados. Con el tiempo nos dimos cuenta de que no, los demás tenían un grupo fijo y hasta podemos decir que algunas nos miraban extraño por la gran movilización estudiantil que tuvimos. Fue así como al pasar de los semestres nos conocimos como compañeras de generación, y no solo como integrantes de un grupo. Incluso, muchas de nosotras desarrollamos empatía y amistad con compañeras de diferentes bloques con las que trabajamos el documento de titulación.
Desafortunadamente, no lo vivimos el proyecto por bloques hasta el final de la carrera, principalmente, por los inconvenientes administrativos que representaba que una estudiante no tuviera un solo grupo, pues en algunas ocasiones nuestro nombre aparecía en varias listas de la misma materia. Quizá se necesitaba un poco de ayuda de la tecnología, con la que entonces no se contaba.
Desde el primer año como estudiantes, tuvimos actividades académicas intensas, nuestros maestros organizaron el primer Coloquio académico de la generación, el diario de campo, los anecdotarios y observaciones escritas obtenidas después de haber realizado observaciones a espacios educativos con niños en edad preescolar, fueron insumos indispensables para escribir ponencias, participar en mesas de debate, conferencias y plenarias que vertieron nuestras experiencias. Reconocimos desde el primer año los nombres de María Montesori, Célestin Freinet, Federico Fröebel, Rosario Castellanos, Antón Makárenko, Cesar Coll, Luis Villoro, Paulo Freire, Francesco Tonuchi, por mencionar algunos.
Aprendimos a ser moderadoras, relatoras y hasta buenas oradoras. Portamos nuestro uniforme con gran orgullo y, con el paso del semestre, amamos la tradicional bata de mascota roja que nos acompañó en cada práctica profesional. Las actividades artísticas eran parte esencial de nuestra formación. La algarabía de los concursos de poesía coral nos llevó a conocer, leer y memorizar poemas de Pablo Neruda, Sor Juana Inés de la Cruz, William Shakespeare, Jorge Luis Borges, Nezahualcóyotl, entre otros. La pasión de los maestros de danza y música nos hizo a reconocer nuestra cultura a través de las artes. Nuestra escuela fue un espacio vivo que cada mañana nos nutria de saberes, teorías y experiencias para comprender el desarrollo del niño y la importancia de la formación docente. Por la tarde, después de las 15:00 h, los talleres de danza, coro, orquesta, gráfico plásticas, cine debate, círculos de lectura, teatro, etc., abonaban a una formación integral.
Tal vez en su momento no alcanzamos a ver el esfuerzo que representaba a nuestros maestros quedarse en horarios vespertinos y ofrecernos una variedad de opciones para enriquecer nuestra formación, hoy les queremos decir: ¡muchas gracias!, porque su intervención formó una generación de educadoras altamente comprometidas con la formación de los niños y las niñas, hemos desarrollado nuestra profesión como educadoras, directoras, apoyos técnicos, subdirectoras, supervisoras, docentes de otros niveles de educación básica, educación media, superior y posgrados. Ninguna se ha estancado en su preparación profesional, cada una ha puesto en alto el nombre de la ENMJN en consejos técnicos, congresos, coloquios, encuentros artísticos, actividades culturales y académicas, tanto nacionales como internacionales.
Estos 25 años han representado desafíos al pasar por las reformas educativas y diversos planes de estudio hasta la propuesta de la Nueva Escuela Mexicana. Sin duda, la ardua tarea de la formación que nos brindó nuestra institución, el empeño y perseverancia de nosotras mismas nos han permitido enfrentar Reformas Educativas, constatando que somos capaces de seguir avanzando hacia una educación humanista y altos valores comunitarios, incluso hoy hablamos de educación senti-pensante donde las personas sean capaces de conectar con sus emociones y las de los demás, de comunicarse de manera efectiva y construir relaciones basadas en el respeto y la empatía.
En nuestro aniversario número 20 en 2019, nos reunimos en este mismo auditorio, sin saber qué meses más adelante enfrentaríamos una Pandemia por la COVID-19 que nos desafió a crear nuevas formas de seguir educando a cientos de niños. ¡Lo logramos! En ese aniversario fue la última vez que convivimos con algunas de nuestras compañeras y maestros a quienes hoy recordamos con cariño, pues se han adelantado en el camino: la compañera Donají Alpizar Hernández del grupo 403, Erika Nieves Flores López del grupo 402, Lili Pérez Caudillo del grupo 401 y nuestro querido maestro, Germán López Salgado. Los llevamos en nuestro corazón.
Después de estos 25 años de servicio, me siento sumamente agradecida por haber podido compartir con ustedes estas palabras que, espero, hayan representado de su voz, queridas compañeras de generación. Agradezco el apoyo incondicional de cada una de ustedes para llevar a cabo esta celebración, principalmente de las representantes de grupo, mis compañeras: Rebeca Méndez Mendoza, Marcela Riba Zarate, Karina Galindo Rojano, Reyna María Alejandra López Trigo, Verónica Picazo González. A nuestra compañera Norma Verónica Morales Pascual, “la voz cálida”, por la intervención musical y a la participación de nuestros queridos maestros Jorge Alva López y Marco Esteban Mendoza que, con sus palabras, nos evocaron hermosos recuerdos de nuestra formación inicial en esta escuela.
De igual manera agradecemos el valioso apoyo del área de Difusión Cultural y Extensión Educativa de la ENMJN a cargo del maestro Andrés Alberto Santillán González, a su equipo y personal de apoyo que colaboró para la realización de esta ceremonia. Especialmente agradecemos a la maestra Alicia Luna Rodríguez, nuestra directora, por recibirnos con un emotivo mensaje y brindarnos las facilidades para que hoy la generación 1995-1999 se volviera a reunir en su alma mater.
Finalmente, queridas compañeras, las invito a que a pesar de la actual crisis de civilización que enfrentamos, sigamos manteniendo la esperanza en la educación y principalmente en la de las infancias. Deseo que cada una de ustedes logre los anhelos de su corazón y que, sus proyectos de vida y profesionales los disfruten en compañía de sus seres amados. La Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños, será siempre nuestra casa, nos vemos en el aniversario número 30. Muchas gracias.
¡A la Nacional, gloria por siempre!
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